Probé la vida en autocaravana durante dos semanas y un aspecto del viaje me hizo preguntarme si estoy hecha para ese estilo de vida

The author stands in front of the campervan she rented for two weeks.
Monica Humphries/Business Insider
  • Durante dos semanas, viví y viajé en una autocaravana que no tenía baño. Utilicé gimnasios, campings, gasolineras, paradas de descanso y la naturaleza como baño.
  • Como alguien que está considerando la posibilidad de vivir en una autocaravana a tiempo completo, el tema del baño es lo que más me preocupa.

Entré en una gasolinera con mi autocaravana Ram ProMaster alquilada.

Una vez aparcada, entré en la tienda y me dirigí al baño.

Dentro, había un olor imposible de describir. El suelo estaba cubierto de papel higiénico y el asiento del váter estaba cubierto de pis. Usé el baño tan rápido como me fue humanamente posible.

Tras encontrar un dispensador de jabón vacío, salí corriendo y recordé que podía usar el lavabo de mi furgoneta.

Era el décimo día de mi viaje de dos semanas en autocaravana. Y aunque no me había cansado de explorar el país en autocaravana, los baños públicos sí me habían agotado.

The author outside her van in Quartzite, Arizona.
Monica Humphries/Business Insider

Alquilé una autocaravana sin baño ni ducha

Hace años que me atrae la vida en furgoneta. El fácil acceso a la naturaleza que ofrece este estilo de vida, unido a una comunidad acogedora y aventurera, me ha dejado con ganas de deshacerme de mis pertenencias y mudarme a una.

Además de seguir a influencers de este estilo de vida en todas las plataformas, desde TikTok a YouTube, también he entrevistado a docenas de nómadas por mi trabajo.

A menudo, hablamos de la configuración de su autocaravana. Y si hablamos de su configuración, una cosa es inevitable: el tema del baño.

Algunas personas que viven en autocaravanas tienen inodoros de compost. Otros renuncian por completo al cuarto de baño. Rara vez entrevisto a gente que vive en autocaravanas con ducha.

Naturalmente, cada sistema tiene sus pros y sus contras. Los aseos y las duchas ocupan espacio, añaden peso a la furgoneta y suelen ser caros. Por eso, muchos nómadas confían en las paradas de descanso, los baños de los gimnasios, las gasolineras y el aire libre.

Cuando llegó el momento de probar la vida en autocaravana, naturalmente, quise vivir la experiencia al completo. Encontré una de alquiler que no tenía baño y me puse en marcha.

A public restroom during the author's van trip.
Monica Humphries/Business Insider

He acampado sin baño, pero hacerlo las 24 horas del día es otra historia

He hecho acampadas de más de tres días y viajes de mochilera, así que depender de la naturaleza y de las gasolineras para ir al baño no es algo nuevo para mí.

Pero depender de los baños públicos durante dos semanas fue más difícil de lo que esperaba.

Las duchas, que solían ser largas, calientes y relajantes, se convirtieron en un reto. Tenía que encontrar un establecimiento que ofreciera duchas, como un camping, un gimnasio o un área de descanso. Luego, tenía que pagar por el servicio, que a menudo se limitaba a 15 o 20 minutos y solía costar unos diez dólares (nueve euros).

Me gasté 3.200 dólares en un viaje en autocaravana de dos semanas: mereció la pena cada céntimo

Aparte de eso, las duchas no eran agradables. Me preocupaba más la posibilidad de contraer una infección o chocar contra una pared sucia que disfrutar del agua caliente.

The author in a rest stop bathroom during her two-week road trip in a campervan.
Monica Humphries/Business Insider

Los cuartos de baño planteaban retos similares. Utilizar un baño público nunca ofrece la misma intimidad que mi apartamento. Además, los baños públicos nunca estaban muy limpios.

Por otra parte, echaba de menos la comodidad. No podía levantarme para ir al baño en mitad de la noche o cuando lo necesitaba. A menudo, planificaba los descansos para ir al baño y ducharme.

Al final de las dos semanas, estaba deseando tener intimidad y una ducha caliente en mi propio apartamento, algo que me sorprendió haber echado tanto de menos.

The author watches a sunset while bugs fly into her van.
Monica Humphries/Business Insider

Mis dos semanas en la autocaravana estuvieron llenas de aventuras espontáneas, conversaciones enriquecedoras, naturaleza sorprendente y recuerdos imborrables. Los aspectos positivos superaron con creces a los negativos.

Pero mientras sigo soñando despierta con vender mis pertenencias y comprarme una autocaravana, la cuestión del cuarto de baño sigue rondándome por la cabeza.

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