La NASA perdió 700 millones de dólares en misiones fallidas a causa de un aluminio de mala calidad que le coló una empresa con pocos escrúpulos

Alberto Iglesias Fraga
NASA
  • La NASA ha sido víctima durante casi dos décadas de un proveedor de aluminio y metales para sus misiones espaciales (Sapa Profiles, ahora conocida como Hydro Extrusion Portland) con muy pocos escrúpulos.
  • Esta compañía manipuló durante esos años las pruebas de resistencia de sus productos, de forma que cumplieran los exigentes requisitos de la NASA para estos materiales.
  • Tanto la misión Glory (2011) como la misión Orbiting Carbon Observatory (2009) tuvieron que ser canceladas cuando fallaron las narices de los cohetes Taurus XL, fabricadas con el metal defectuoso.

¿Se imaginan poder estafar a las mentes más brillantes del planeta, en su propia casa y con lo más básico del mundo? ¿Colarle un material de baja calidad a una institución que, entre otros menesteres, se dedica precisamente a la investigación de nuevos elementos? ¿Y que la estafa dure nada menos que 19 años sin que nadie les pille?

Aunque suene a película de poca monta, eso es lo que le ha sucedido a la mismísima NASA, víctima durante casi dos décadas de un proveedor de aluminio y metales para sus misiones espaciales (Sapa Profiles, ahora conocida como Hydro Extrusion Portland) con muy pocos escrúpulos.

Esta compañía manipuló durante esos años las pruebas de resistencia de sus productos, de forma que cumplieran los exigentes requisitos de la NASA para estos materiales. Según el Departamento de Justicia (que ha destapado todo el caso en un comunicado oficial), la baja calidad de los metales que Sapa Profiles vendió al organismo de exploración espacial supuso que varias misiones fallaran, ocasionando pérdidas millonarias a los contribuyentes norteamericanos.

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"Cuando los resultados de las pruebas se modifican y las certificaciones se proporcionan falsamente, las misiones fracasan", sentencia a su vez Jim Norman, director de Servicios de Lanzamiento de la NASA, en otra misiva.

En concreto, se habla de que tanto la misión Glory (2011) como la misión Orbiting Carbon Observatory (2009) tuvieron que ser canceladas cuando fallaron las narices de los cohetes Taurus XL que transportaban su costosas tecnologías. En ambos casos, los componentes se construyeron con aluminio de Sapa Profiles, que falsificó los documentos de las pruebas con el conocimiento pleno de que no cumplían con los estándares exigidos.

¿El resultado? Una pérdida estimada en más de 700 millones de dólares, además de los años de dedicación de cientos de científicos a sendos proyectos.

Ironías de la vida, el contratista y la NASA han llegado a un acuerdo por el que Sapa Profiles reconoce los fallos en estas misiones pero solamente pagará 46 millones de dólares. Un tirón de orejas en toda regla, pero sin llegar a compensar el enorme desastre que ha causado esta estafa continuada en el tiempo.

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