Los nuevos seguros de vida: sin 'wearable' no hay cobertura

Alessandro Solís,
Electrocardiograma del Apple Watch

La industria de las aseguradoras cruza un puente transformador, sin mirar atrás. John Hancock, una de las empresas de seguros de vida más importantes de Norteamérica, declaró la muerte del seguro tradicional para volcarse por completo al llamado seguro 'interactivo' para el que es estrictamente necesario que los beneficiarios utilicen móviles o wearables como pulseras y relojes que registran todas sus actividades físicas.

Para acceder a una póliza los clientes deben someterse a seguimientos de los datos de salud y actividad de sus dispositivos cuantificadores (móviles, relojes inteligentes o pulseras) lo cual da inicio a una era tan maravillosa como potencialmente peligrosa en la que convergen salud, tecnología y privacidad.

La compañía canadiense John Hancock estrenó su primera póliza de seguro de vida interactiva en 2015 a través de su socio Vitality Group, que popularizó el modelo en Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos. Pero a partir de 2019 todos sus contratos de seguros de vida tradicionales dejarán de estar en vigor para convertirse en interactivos.

Esto significa que el próximo año todos los clientes deben registrar sus actividades mediante el dispositivo de su preferencia para obtener cobertura médica. Los datos que registren las pulseras, los móviles o los relojes determinarán hasta cierto punto la cobertura de la que podrán gozar.

Los asegurados obtendrán descuentos por alcanzar objetivos de ejercicio en dispositivos como el Fitbit o el Apple Watch. Además podrán obtener tarjetas regalo para tiendas y otras ventajas si registran diariamente sus entrenamientos.

Según Reuters el modelo pretende ser uno en el que "todos ganan", porque "los titulares de las pólizas se sienten incentivados a adoptar hábitos saludables y las compañías de seguro cobran más primas y pagan menos en reclamaciones si los clientes viven más tiempo".

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Los peligros del seguro interactivo: privacidad, pacientes y fraude

Cuando esta noticia se publicó en el foro digital Reddit una de las primeras respuestas –y una de las más votadas por los usuarios– fue la fotografía de un dispositivo que registra la actividad física adaptado a un sistema que permite inscribir datos falsos de actividad al estar conectado a un hardware que permite el fraude de este tipo de tecnologías.

El objetivo de esa imagen era ilustrar cómo esta decisión puede tener consecuencias negativas para las aseguradoras, aunque la mayoría de los comentarios y reacciones tienen que ver con los riesgos que conlleva para la privacidad del paciente que puede suponer los seguros de vida interactivos.

Grupos de defensa del consumidor se han preguntado si con este nuevo sistema las empresas pueden utilizar los datos para seleccionar a los clientes más rentables y aumentar la cuota a quienes no registran tanta actividad física o no mantienen lo que se considera hábitos saludables.

La industria defiende que está muy regulada como para que algo así pueda suceder, pues debe justiciar todas las razones por las que aumenta las tarifas o cambia las reglas a sus titulares. Después de todo a la industria le interesa pagar menos reclamaciones y John Hancock afirma que los asegurados del programa Vitality viven entre 13 y 21 años más que el resto de la población asegurada, pese a que el programa tan solo tiene tres años en el mercado.

"Naturalmente el estado de vigilancia distópica estadounidense combinará seguro con vergüenza por gordura. Bienvenidos al infierno", dijo a la BBC Matt Stoller del Open Markets Institute.

   

Artículo Original deEconomía Digital

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