El salario real de los españoles cayó un 2,7% en 2020, el mayor descenso del poder adquisitivo en 45 años

Sergio Martín de Vidales Diago,
En imagen, una clienta en un supermercado.
En imagen, una clienta en un supermercado.

Reuers

La crisis del COVID-19 desatada en marzo del año pasado provocó una caída generalizada en el número de empresas de todos los tamaños, hasta sobrevivir unos 2,8 millones de sociedades, el menor número en al menos 15 años, al tiempo que la tasa de paro se elevó por encima del 16% en el conjunto del ejercicio.

Estos son algunos de los principales estragos generados en el mercado de trabajo como consecuencia del coronavirus, que también provocó un retroceso del salario ordinario bruto del 3% en 2020, su mayor caída nominal en varias décadas principalmente por los asalariados en situación de ERTE, según la segunda edición del Anuario del Mercado de Trabajo elaborado por Adecco Group Institute.

Dado que en las estadísticas los afectados por ERTE computan como “ocupados”, las prestaciones que reciben, que salvo que sean complementadas por sus empleadores, son inferiores a sus sueldos, reducen la media general, motivo por el que la remuneración media ha sufrido su mayor caída en décadas en términos nominales.

Una vez corregido el salario nominal (es decir, el sueldo ordinario mensual expresado en euros) de las variaciones del IPC, se obtiene el salario real, y este permite conocer las variaciones en el poder de compra del salario nominal.

En 2020, el salario real cayó un 2,7%, pues el descenso de un 3% del salario nominal fue en parte compensado por una caída de un 0,3% del IPC. Se trata de la mayor pérdida de poder adquisitivo del salario medio en al menos 45 años, lo que hizo a su vez que el poder de compra del salario medio retrocediera a un nivel similar al que tuvo en 2003.

El salario en las grandes empresas resiste mejor a la crisis

No obstante, se registraron diferencias en función del tamaño de las empresas, ya que mientras el salario medio bruto de las empresas con al menos 200 asalariados se mantuvo por encima de los 2.000 euros mensuales en 2020, el de aquellas con menos de 50 asalariados fue de 1.340 euros.

Además, las empresas más grandes presentan una mayor capacidad de resistencia en la adversidad: el salario promedio de las empresas de 200 y más trabajadores disminuyó un 1% en 2020, el de aquellas con menos de 50 trabajadores se redujo un 5,9%.

El mayor nivel salarial y la mayor capacidad de resistencia de los salarios en las grandes empresas obedece a que los salarios dependen, en última instancia, de la productividad del trabajo, y por ello se da el patrón estructural por el que el nivel de las remuneraciones tiende a ser más alto cuanto mayor es el tamaño de las empresas.

A nivel sectorial, la industria ofrece los salarios medios más elevados, de alrededor de 1.850 euros, aunque sufrió el mayor retroceso, mientras que tanto en la construcción como en los servicios la remuneración promedio está algo por debajo de la media general (1.600).

10 empleos perdidos por cada empresa destruida

Más allá del impacto de la crisis en los salarios y el poder adquisitivo de los trabajadores, el COVID-19 redujo el número de empresas por segundo año consecutivo en todos los tamaños, algo que no había sucedido en al menos 20 años, hasta situar en 2,8 millones la cifra de empresas, el menor nivel en al menos 15. años.

La magnitud de la crisis se explica en esa notable pérdida del tejido empresarial. con más de 100.000 empresas menos, y con una nueva caída de aquellas de mayor tamaño, por lo que Adecco subraya que se trata de una situación “preocupante”, ya que por cada empresa que desaparece, se destruyen 10 puestos de trabajo.

En cambio, el número de autónomos (sin empleados a cargo) creció un 2,9%, debido a los asalariados que pierden su empleo y comienzan a trabajar por su cuenta y empleadores que despiden a sus empleados y vuelven a trabajar en soledad.

Estas son las comunidades en las que los salarios perdieron más poder adquisitivo y más aumentó la desigualdad en 2020

El tamaño medio de las empresas es una variable clave para la solidez de una economía, sin embargo España tiene una baja proporción de grandes empresas. De hecho, la firma media española es una de las más pequeñas de la UE, acumulando más empresas que Alemania o Reino Unido pese a que su economía tiene un tamaño sustancialmente menor.

Además, España destaca por la baja proporción de empresas con al menos 10 empleados dentro del total de compañías, con un 4%, frente a una media europea de un 6% y un 10% o más en Alemania, Dinamarca o Austria.

Uno de cada 6 empleados de hostelería perdió su empleo

Todas las ramas de actividad perdieron ocupados durante 2020, excepto dos, salud y educación, y las administraciones públicas. La hostelería fue la que se llevó la peor parte, puesto que las medidas para combatir la expansión de la pandemia hicieron que 1 de cada 6 ocupados en este sector perdiera su puesto de trabajo y además 6 de cada 10 asalariados acogidos a un ERTE fueron de hostelería y el comercio.

Los 500.000 empleos eliminados en esas 2 ramas fueron parcialmente compensados por la creación de empleo en el sector público, en información y comunicaciones, y en los servicios sanitarios.

De hecho, salud y educación pasó a ser, en cambio, la rama de actividad que reúne al mayor número de ocupados y la única que supera los 3 millones de personas trabajando.

Desempleo juvenil

El informe también refleja que los jóvenes son los que están sufriendo el impacto más grave de la crisis, al registrar el mayor aumento de desocupados los menores de 40 años y, en especial, entre los jóvenes de 25 a 39 años, ya que 2 de cada 3 nuevos parados de 2020 pertenecieron a ese rango de edad.

Así, más de la mitad de los parados es menor de 40 años, y vuelven representar más de la mitad del total de personas sin empleo, con un 51,6%, que es la mayor proporción desde 2015.

Sin embargo y pese a la crisis derivada de la pandemia, la tasa de paro para las personas de 60 y más años de edad se redujo en 2020, quedando en un 11,4%, el dato más bajo desde 2010. En cambio, para todos los menores de esa edad, la proporción de parados se incrementó.

La subida de la tasa de paro fue mayor cuanto más baja la edad. Así, para las personas de entre 16 y 24 años, la tasa de paro aumentó 5,7 puntos porcentuales, hasta el 38,3%.

En cuanto a la evolución de la afiliación a la Seguridad Social, se constata un patrón similar: los menores de 25 años sufrieron el peor resultado desde 2012, con una caída del 13%, mientras que la afiliación de los de 45 y más años de edad continuó en ascenso, lo que se explica en parte por el envejecimiento de la población: mientras la afiliación total creció un 24,6% entre 2000 y 2020, los afiliados de 45 y más años aumentaron un 120% en el mismo período.

Formación e I+D+i

Ante este panorama, Adecco Group Institute ve clave la formación para salir de la crisis, y es que, en 2020, mientras las personas con formación superior soportaban una tasa de paro del 10,2%, aquellos con no más que la educación primaria sufría una de un 28,6%.

Pese a la pandemia y a la segunda mayor caída del PIB en 170 años, en 2020 siguió creciendo el empleo para aquellos que cuentan con educación universitaria (incluso incompleta). En los grupos de ocupados con menos formación, en cambio, el nivel de empleo disminuyó.

Además, la pandemia no detiene el crecimiento de las ocupaciones de alta cualificación. De hecho, estas, junto a las ocupaciones militares son las únicas que aumentaron sus niveles de empleo en 2020, aunque lo hicieron en menor medida que en el año anterior. Así, el grupo de alta cualificación se consolidó como el más numeroso, con 6,62 millones de ocupados durante el año pasado (34,5% del total).

Asimismo, subraya que el COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de la Investigación, Desarrollo e innovación (I+D+i), en el ámbito de la salud y de las vacunas. En España el gasto en I+D por habitante es un 52% más bajo que el de la media de la UE.

El director del Adecco Group Institute, Javier Blasco, explica que la salida de la pandemia forzará a “resetear” la concepción de la salud tanto en su vertiente laboral como extralaboral, siendo “más necesario que nunca” la colaboración pública-privada.

 

 Artículo original deEconomía Digital

 

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