De dormir en el coche para alquilar su casa a montar un negocio en Airbnb de mucho éxito: esta pareja ingresa 12.000 euros al mes por su domo y burbuja

Anna y Joan

Anna y Joan

  • Joan y Anna dejaron la ciudad para poder llevar una vida tranquila en una zona rural de Cantabria y buscando maneras de llegar a fin de mes decidieron alquilar su propia casa.
  • Tal era el éxito de su hogar que se animaron a construir y alquilar un domo y una burbuja, un negocio que ahora les permite tener siempre el cartel de 'lleno' colgado.

"Empezó por casualidad. Vinimos a vivir a Cantabria con una mano delante y otra detrás".

Así empieza la historia de Joan, que tenía una sala de conciertos en Barcelona, y Anna, que daba clases de inglés.

Airbnb domo

Cortesía de Anna y Joan

"Cuando no llegábamos a fin de mes, poníamos nuestra casa en alquiler en Airbnb y nos íbamos al coche 4x4 a dormir en un colchón junto a nuestro perro e incluso nuestro bebé un tiempo", relata Joan a Business Insider España.

Cuando llegó la pandemia la cosa empeoró: se acabaron los conciertos y las clases, por lo que tuvieron que trazar un plan.

Se dieron cuenta que durante 2019 su casa había sido solicitada –que no alquilada– un total de 180 noches. Calcularon que si la ponían en alquiler por 100 euros la noche, con 18.000 euros podían vivir sin problemas en la montaña donde en su día decidieron mudarse huyendo de la gran ciudad.

"Pero pensé que lo que no podíamos hacer era ir con el niño pequeño para arriba y para abajo, durmiendo en el coche, en casa de amigos... Por eso pensé en construir algo para nosotros con el terreno que tenemos y alquilar la casa", explica Joan.

Airbnb domo

Cortesía de Anna y Joan

Con el objetivo de construir un hogar para la familia surgió la idea de que tuviera forma de domo, ya que "cuando sopla el viento lo hace muy fuerte" y a Joan le daba miedo una construcción cuadrada que no soportase tan bien las rachas de viento. 

Fue un amigo carpintero quien les ayudó a hacer la maqueta y, en cierto modo, abaratar los costes de una construcción de estas características que suele rondar los 40.000 euros. A ellos se les quedó en unos 30.000 euros por el coste de los materiales.

Aunque la idea inicial era alquilar su propia casa y vivir en el domo (porque tenían claro que la casa funcionaba), cuando ya estaban terminando la construcción vieron que "había quedado muy bonito" y se animaron a ponerlo también en alquiler en Airbnb para que pudiesen utilizar uno u otro en cada momento. De esa manera, explica Joan, siempre tendrían un sitio donde ir y a la vez podrían aumentar un poco la oferta. 

Airbnb domo

Cortesía de Anna y Joan

"Pusimos el domo en Airbnb la noche de San Juan de 2020 y al día siguiente ya había reservas", comenta Joan. Desde entonces, han sido tantas las reservas que la familia aún no ha tenido oportunidad de pasar una noche dentro.

Es más, han decidido no volver a alquilar su propia casa para evitar el esfuerzo que les suponía tener que dejarla perfecta con muy poco margen.

Desde su inauguración, se llenaron todas las reservas hasta octubre y la gente seguía llamando para alquilarla en su web o en Airbnb. Tal era el éxito que quisieron dar otro paso para ampliar la oferta en verano y encontraron las burbujas, tan populares en Instagram.

Airbnb domo

Cortesía de Anna y Joan

Compraron una por unos 28.000 euros –más luego equipar, que sube a 40.000 euros– y, casi al igual que el domo, cobran 215 euros por pasar la noche bajo las estrellas en 25 metros cuadrados. La burbuja de Joan y Anna es la más barata de España, según señalan.

"Ambas funcionan por igual y viene todo tipo de gente joven. La burbuja es más una cosa muy instagrammeable. Viene mucha gente joven para hacerse las fotos, porque es muy espectacular y una muy buena escapada romántica. El domo es más para todos los públicos", comenta el catalán.

Se niegan a subir el precio, pese a los costes

Ante la pregunta de si se plantean subir el precio por noche tras seguir colgando el cartel de "lleno" constantemente, Joan lo tiene claro: "Para que las cosas funcionen, las cosas valen lo que tienen que valer. Tu puedes pedir lo que quieras, que luego a ver quién te lo compra".

"No soy muy partidario de precios altos, pero al principio sí lo valoramos. Pusimos el domo a 90 euros porque la casa la alquilábamos a 100, pero lo cambiamos. Pero ya no más, porque si tu pagas aquí mucho por una noche, todo tiene que estar perfecto, y nosotros solo somos 2, estamos en montaña, muy alejados de la civilización, y puede fallar algo. Y necesitas un margen de tiempo para repararlo", explica Joan.

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En la actualidad, la pareja ingresa por su negocio de alquiler turístico a corto plazo hasta 12.000 euros al mes, aunque Joan matiza que hay muchos gastos, entre los que se encuentran contratar a una persona para que les eche una mano. 

"Al principio lo hacíamos todo Anna y yo, pero era imposible y al final íbamos sacando la lengua 7 días a la semana. El primer año fue una auténtica locura", asegura.

Según comenta Anna, este tipo de alquiler es un negocio con mucho gasto, porque no se trata de un hotel al solo contar con 2 habitaciones. 

Airbnb domo

Cortesía de Anna y Joan

"Cada día hay que comprar algo, como sábanas que ya se están desgastando; o el coste de los desayunos que ofrecemos; el mantenimiento, porque los clientes han tratado mal algo al moverlo... Siempre hay muchos gastos de mantenimiento", apunta Joan, que estima entre 2.000 o 3.000 euros al mes el total de los gastos. 

Para no hundirse en gastos, como los que les provocaba tener que constantemente reponer los jacuzzis por el mal o excesivo uso, la pareja aprendió a repararlos con tutoriales de YouTube y así evitaban un gasto extra de 500 euros. 

Un negocio para huir de la vida de la ciudad

Airbnb domo

Cortesía de Anna y Joan

Pese al boom de las reservas, la pareja no se plantea añadir otra construcción: "Esto lo montamos con la idea de poder vivir, no de hacernos ricos, porque veníamos huyendo de todo esto, veníamos de la ciudad, de mucho estrés, de una vida muy loca en Barcelona que me llegó a afectar a la salud y buscábamos todo lo contrario".

Lo que ahora tienen es mucho trabajo constante, pero no estrés ni carga mental. "Ya no me preocupan las facturas o si voy a llegar a fin de mes, que era la preocupación de nuestra anterior vida", apunta Joan.

Airbnb domo

Cortesía de Anna y Joan

Joan asegura que han conseguido su objetivo: poder vivir en un sitio donde prácticamente no hay recursos, en donde o bien te dedicas a la ganadería o la agricultura, o no tienes una forma de vida. 

Airbnb domo

Cortesía de Anna y Joan

"Hemos encontrado una forma de vivir en un sitio que nos gusta mucho y donde estamos muy a gusto sin necesidad de desplazarnos a la ciudad cada día", afirma.

"Hubo un momento en el que decidí que lo de perseguir la zanahoria era una estupidez, porque al final nunca la coges. Llegué a tener de todo en la ciudad, pero al final lo pagué con la salud, y cuando lo pagas con la salud, lo siguiente es la economía. Vivir así es una estupidez y pierdes el tiempo. Yo tardé 50 años en darme cuenta".

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