Pérdida de peso: los pequeños cambios tienen un impacto mayor a largo plazo que las alteraciones drásticas en el estilo de vida, según estudios

El comienzo del año suele venir acompañado de nuevos propósitos que normalmente están enfocados en ganar en salud, ya sea perder peso, ser más activos o leer más. En definitiva, hacer más cosas para uno mismo. 

Y está genial, pero el problema es cómo se enfocan esos cambios. La mayoría de personas hace un corte en su vida y establece todo lo nuevo de golpe, de manera que empieza a tener una rutina que poco se parece a la suya anterior y, aunque al principio motive, con el tiempo, no es sostenible. 

No lo es porque seguramente no todas tus rutinas estuvieran mal, es más, no lo estarían porque se adaptaban a ti, a tus gustos, jornadas de trabajo o aficiones, pero lo que sí se puede conseguir es mejorarlas. Y eso tendrá un gran impacto en los resultados que buscabas. 

Según un estudio publicado por la revista Science, las personas que afrontan cambios pequeños en su alimentación, como reducir su ingesta calórica en solo 100kcal (esto son 2 galletas pequeñas o una galleta doble tipo Príncipe o 2 huevos pequeños o un filete de pollo), obtienen mejores resultados. 

Otra opción es caminar de 10 a 20 minutos más de lo que solías hacerlo. Es decir, aumentar el tiempo de un hábito que ya tenías (puede ser tan sencillo como ir andado a un lugar en el que solías coger el coche) o reducir el consumo de algunos productos, sin cambiar drásticamente la dieta.

¿Por qué esto garantiza la clave de éxito? Porque no estás haciendo grandes esfuerzos y poniendo tu vida patas arriba, todo se mantiene prácticamente igual excepto algunas nuevas incorporaciones y es mucho menos probable que fracases en ellas. 

El estudio que ha compartido la revista científica ha revisado los resultados de 21 ensayos que utilizan este enfoque de pequeños cambios para el control del peso. 

En ella, teniendo en cuenta que un adulto medio engorda de 0,5 a un 1 kg por año, se vio que las personas que introdujeron estos pequeños cambios engordaban 1 kg menos (en un periodo de 14 meses) que aquellas personas que seguían regímenes convencionales.

Los investigadores celebran el hallazgo, aunque parezca pequeño, ya que podría suponer una manera fácil de crear adherencia de nuevos hábitos en personas interesadas en la pérdida de peso, y podría contribuir a ayudar a reducir la obesidad y el sobrepeso con el tiempo.

Aunque aún es pronto para concretar si es la estrategia más eficaz, si que cuenta con el respaldo de la evidencia científica, no solo respecto a la pérdida de peso, sino en la mejora y asimilación de nuevos hábitos de cualquier tipo.