Aval

Un aval es una garantía ante el cumplimiento de una obligación económica.

GettyImages

  • Un aval hipotecario funciona como una garantía en caso de que se produzca un impago por parte del titular de la hipoteca.
  • El principal riesgo que afronta un avalista es la obligación de responder con sus bienes presentes y futuros para pagar la deuda.
  • Si quieres entender cómo funciona la economía, la tecnología, el mundo empresarial y descubrir el significado de la mayoría de los conceptos que escuchas cada día, no te pierdas nuestra sección Qué es.
  1. ¿Qué es un aval?
  2. Quiénes forman parte de un aval
  3. Cómo funciona un aval hipotecario
  4. Quién puede avalar en una hipoteca
  5. Cuáles son los riesgos de avalar en una hipoteca

Qué es un aval

Según el Banco de España, un aval es “un contrato por el que una persona física o jurídica garantiza o asegura el cumplimiento de obligaciones, asumiendo el pago una deuda de otra persona si esta no lo realiza”.

Es decir, un aval es una garantía ante el cumplimiento de una obligación económica: si has pedido un préstamo que, por las circunstancias que sean, no puedes devolver, tu avalista se compromete a pagar la deuda por ti.

Por lo tanto, un aval hipotecario funciona como una garantía en caso de impago por parte del titular de la hipoteca. Si se produce dicho impago, el avalista se hará cargo de la deuda contraída con el banco, que puede solicitar legalmente que afronte el pago con su patrimonio personal.

Quiénes forman parte de un aval

Si vas a pedir un aval seguro que te preguntes quién formará parte del mismo.

En los avales aparecen siempre 3 figuras:

  • Avalista: es aquel que concede el aval. Puede ser, por ejemplo, una entidad bancaria que emite esta garantía. Este papel también lo puede ejercer una persona física.
  • Avalado: es aquel que solicita el aval a la entidad o a otra persona.
  • Beneficiario: es la persona que exigirá responsabilidades al avalista si se produce un impago.

Cómo funciona un aval hipotecario

Una hipoteca con aval funciona igual que cualquier otro préstamo hipotecario, con la diferencia de que el titular está aportando una garantía extra a su banco.

Eso le permitirá acceder al préstamo aunque la entidad considere que el patrimonio, la situación económica o la capacidad de afrontar los pagos del titular del préstamo no sean garantía suficiente para prestarle el dinero. En algunos casos, incluso puede ayudarle a conseguir el préstamo en mejores condiciones.

La figura del avalista ha sido muy importante tradicionalmente en España pero, tras la crisis de 2008, las entidades han elevado sus exigencias para conceder hipotecas. 

Por ello, el aval hipotecario se reclama hoy en casos específicos, como cuando la persona que solicita el préstamo no tiene un contrato de trabajo indefinido, cuando pide una financiación superior al 80% del valor del inmueble o cuando tiene una edad muy avanzada.

Quién puede avalar en una hipoteca

Los bancos suelen exigir requisitos similares para que una persona se convierta en avalista que para quien solicita una hipoteca. En el caso de las personas físicas, deben cumplir con los siguientes requisitos:

  • Un avalista debe ser mayor de edad.
  • Disponer de ingresos suficientes y una situación económica estable y solvente. Puede tratarse de una nómina, una pensión u otra fuente de dinero, pero es fundamental demostrar la capacidad de hacer frente al pago de las cuotas mensuales de la hipoteca, llegado el caso.
  • No tener deudas pendientes de pago ni figurar en listados de morosidad.
  • Contar con un patrimonio que la entidad considere suficiente para cubrir el pago de la deuda si se produce un impago. Los bancos valoran especialmente la propiedad de inmuebles libres de cargas, que ya estén completamente pagados. Esto garantiza que el avalista podrá responder a la deuda con su propio patrimonio si fuera necesario.

Antes de dar este paso, debes tener en cuenta las implicaciones que tendrá de cara al futuro. El avalista de una hipoteca estará ligado al deudor durante todos los años de vida del préstamo

Por ello, el avalista debe tener muy claras las condiciones de la hipoteca, en la medida en que debe estar dispuesto a asumir sus consecuencias si las cosas no van bien.

Cuáles son los riesgos de avalar en una hipoteca

Todas las partes implicadas en el préstamo deben entender los riesgos que conlleva avalar una hipoteca. El avalista tiene la responsabilidad de responder ante el impago de la deuda del titular del préstamo, lo que implica arriesgar su patrimonio por completo.

Además, el avalista debe responder por el total de la hipoteca, tanto respecto al capital prestado por el banco como en sus intereses, comisiones o posibles recargos por el impago, entre otros aspectos.

El Código Civil indica que el avalista tiene la obligación de responder con sus bienes presentes y futuros para pagar la deuda

Esto quiere decir que, si el titular no cumple con el pago de las cuotas, él se encargará de pagar la hipoteca respondiendo con su nómina o pensión hasta el mínimo embargable. Si no bastase, tendrá que saldar la deuda con los saldos de fondos de inversión, acciones e incluso los inmuebles que tenga en propiedad.

En cualquier caso, la aprobación de la ley hipotecaria introdujo la dación en pago. Este acto permite que los titulares de una hipoteca que sean incapaces de hacer frente a su deuda respondan de ella con el propio inmueble. 

Esta opción descarga mucho peso de la figura del avalista, puesto que introduce una alternativa para solventar la deuda con la devolución de la propia vivienda.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.