Mastodon, la red a la que se mudan muchos tuiteros, "no está a la venta": esta es la visión de uno de sus fundadores, Eugen Rochko

El logo de Mastodon junto al de Twitter.
El logo de Mastodon junto al de Twitter.

REUTERS/Lisi Niesner

Desde que Elon Musk entró en las oficinas de Twitter a finales de octubre hasta hoy, más de un millón de personas se habrían marchado de la red social. En el mismo lapso de tiempo, Mastodon habría recibido a 489.003 nuevos usuarios.

Es imposible determinar que esas cerca de 500.000 personas son usuarios que dejan Twitter para no volver nunca, pero también es cierto que Mastodon ha cobrado estos días una popularidad sin parangón: en las últimas horas ha registrado su récord con más de un millón de usuarios mensuales activos, según ha explicado su propio fundador, Eugen Rochko.

Eugen es un joven de 29 años residente en Alemania. Desde 2016 se dedica a tiempo completo a Mastodon, una herramienta de software libre y código abierto que hoy tiene alrededor de 4,5 millones de usuarios registrados, según desgrana en un reportaje publicado este lunes la revista Time, que también ha podido entrevistar al propio Rochko.

El discurso del alemán no es nuevo. En verano del 2018 coincidieron casi el mismo fin de semana las declaraciones de Jack Dorsey, fundador y entonces CEO de Twitter, que en la CNN reconoció que el sesgo de la compañía estaba "escorado a la izquierda" aunque eso no influía en las políticas de la firma, con unas contundentes palabras de Rochko, fundador de Mastodon.

Fue en su propia plataforma. Un usuario preguntaba por qué Mastodon estaba "silenciando" las cuentas de organizaciones de la alt-right estadounidense. La respuesta de Eugen Rochko: "Los nazis son malos y no quiero ofrecerles una plataforma para que se reúnan". Lo recogía Esquire.

Ahora, en una nueva entrevista a Time, Rochko confirma que fundó esta plataforma en 2016 tras sentirse decepcionado con Twitter. "Pensé que ser capaz de expresarme en línea mediante mensajes cortos era importante para mí, importante para el mundo, y que quizá esa utilidad no debía estar en manos de una sola compañía".

"Se relacionó generalmente con una sensación de desconfianza hacia el control vertical que ejerce Twitter", incide. De ahí el nacimiento de la plataforma que "no está a la venta". La principal diferencia de Twitter y Mastodon, más allá de sus similares interfaces y mecánicas, es que mientras que en Twitter la conversación se aloja en servidores privados de una multinacional, en Mastodon no.

Una foto de Elon Musk entre logotipos de Twitter

En Mastodon la conversación se aloja en diversas instancias —cada una de ellas es un servidor— que se federan las unas con las otras. Cualquier particular u organismo puede poner en marcha una nueva instancia y usar el código abierto para que pueda comunicarse con otros servidores, de manera que los usuarios pueden interactuar y seguirse dando igual en qué lugar se registren.

La principal diferencia que ofrece Mastodon con respecto a Twitter, además de organizar su infraestructura en instancias, es que además cada instancia cuenta con sus propias normas y su equipo de moderación. De esta manera, Mastodon puede garantizar una moderación más pormenorizada, como foros a la antigua usanza.

Algo que precisamente adolecen las grandes plataformas digitales como la propia Twitter, Instagram, Facebook o TikTok, y que viene a abordar el futuro Reglamento de Servicios Digitales que promueve la Comisión Europea y que ya cuenta con el visto bueno de la Eurocámara y del Consejo de la Unión Europea.

Por eso, si una instancia es muy permisiva con discursos de odio y extremismos, lo habitual es que de forma casi orgánica el resto de servidores decidan bloquearla, condenándola al ostracismo y al aislamiento de la red de Mastodon. El propio Rochko, a Time, lo tilda de "proceso democrático".

La de finales de octubre no es la primera oleada de usuarios de Twitter dando el salto a Mastodon que vive el propio Eugen Rochko. Solo que en este caso es más masiva y sostenida en el tiempo. "Es una cosa muy positiva ver que tu trabajo finalmente es apreciado, respetado y más conocido", apunta.

"He trabajado muy muy duro para impulsar la idea de que hay maneras mejores de hacer redes sociales que las que empresas privadas como Twitter o Facebook han hecho", zanja.

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