El remake de 'Road House' vuelve a poner sobre la mesa el eterno dilema de si es mejor estrenar en salas o directamente en plataforma

Road House. De profesión: duro (2024) Conor McGregor y Jake Gyllenhaal
  • Prime Video se dispone a estrenar el remake de Road House sin pasar, ni siquiera brevemente, por las salas de cine.
  • La decisión ha despertado una agria polémica en un sector que se debate entre reivindicar las grandes salas de cine o asumir la exclusividad que reclama el opulento streaming. 
Análisis Faldón

Road House, el remake del filme de culto ochentero protagonizado por Patrick Swayze, se estrenará en Prime Video a finales de marzo. La polémica ha acompañado a la película desde que se terminó de rodar, especialmente desde que se hizo pública la decisión de la compañía de no estrenarla en salas. 

Este es un nuevo ejemplo de hasta qué punto difieren las visiones del sector tradicional y del negocio directo al consumidor en lo que a distribución cinematográfica se refiere. Para el modelo clásico, defensor a ultranza de una primera ventana (la de las salas de cine) amplia y exclusiva, es el único sistema con capacidad generar retorno económico real. 

En el modelo que defienden las plataformas, con ventanas de cine escuetas o inexistentes, la prioridad es brindar el contenido a los clientes lo antes posible, ya que un estreno potente se percibe como herramienta de fidelización más que de rentabilidad económica directa. Y lo cierto es que las dos partes tienen algo de razón. 

La polémica 

El proyecto de Road House se remonta a 2021. Por aquel entonces los responsables al frente de MGM, Mike de Luca y Pam Abdy, llevaron a cabo las negociaciones con Doug Liman, director, Jake Gyllenhaal, actor protagonista, y Joel Silver, uno de los productores de la cinta original. 

Todos contaban con que la película tendría un modelo de producción y distribución clásico. Y así iba a ser hasta que ocurrió algo inesperado. En marzo de 2022, la autoridad reguladora daba luz verde a la compra de MGM por parte de Amazon. 

El coste de la operación: 8.450 millones de dólares, más de lo que Disney desembolsó por LucasFilm y Marvel. Para Amazon la compra no solo suponía ampliar y consolidar el catálogo original, sino también mejorar su posición competitiva en el ámbito de la producción original.  

Y pronto se pudo comprobar que, dentro de ese plan maestro, la ventana de los cines no se consideraba imprescindible. 

Tras la partida de los ejecutivos de MGM, el proyecto siguió adelante bajo la batuta de Jennifer Salke, jefa de Amazon Studios. Según Variety, citando fuentes cercanas a las negociaciones, Amazon ofreció dos alternativas a los creadores: hacer la película por 60 millones, garantizando un estreno en salas, o disponer de 85 millones pero con un estreno directo a streaming.

 La segunda alternativa fue la ganadora, y no tardó en difundirse una nota de prensa en la que se confirmaba que la película se estrenaría directamente en Prime Video.

Esta decisión marcó el inicio de una agria disputa. Primero, con el productor, Joel Silver, que presionó a la compañía para que Road House tuviese un estreno convencional. 

La lucha de Silver terminaría con su despido meses después por presuntos abusos verbales hacia dos ejecutivas de la compañía. Entonces, Doug Liman decidió recoger el testigo. El director difundía a principios de año una carta abierta en la que, además de declarar su intención de boicotear el estreno, exponía su caso a favor del estreno en salas y en contra del estreno directo en plataforma. 

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Cine en salas vs cine en streaming

La carta de Liman, cuyo texto íntegro se puede consultar, condensa los principales motivos que sustentan la histórica reivindicación de la ventana de theatrical

“Yo me apunté a hacer una película para ser estrenada en theatrical con MGM. Amazon compró MGM. Amazon dijo que hiciera una gran película y que ya veríamos qué pasaba. Hice una gran película. Hicimos Road House, un "éxito rotundo" (palabras de Amazon, no mías)", reza la misiva.

Las películas siempre han estado muy presentes en el plan de Amazon para su producción original, aunque no siempre con el mismo modelo de distribución. Fue, de hecho, la primera plataforma que se alzó con tres Oscar de la Academia. Por aquel entonces, la apuesta por el modelo de estreno tradicional era total. Esa fue la norma hasta la pandemia

A partir de ese momento, quedó claro que los proyectos con vocación global eran una oportunidad de oro para satisfacer a sus clientes de todo el mundo. Y eso necesariamente iba de la mano de hacerlos llegar a la plataforma lo antes posible. 

Para Liman, en realidad, el problema radica en que la compra de MGM por parte de Amazon ha adulterado el ADN de la compañía, el de estudio enfocado en la pantalla grande, con la entrada de un capital que no tiene las salas de cine en mente. 

Amazon es una compañía que produce películas grandes (como un miniestudio) pero con unos intereses propios de plataforma, como no podría ser de otra manera. Hollywood ha aceptado el dinero del streaming, pero se resiste a abrazar su filosofía

“Si no ponemos películas de alto presupuesto en los cines, no habrá cines en el futuro. Películas como Road House fueron hechas para la gran pantalla. Sin cines, no tendremos los éxitos comerciales en taquilla, que son las locomotoras que permiten a los estudios arriesgarse con películas originales y nuevos directores. Sin cines, no tendremos estrellas de cine. (…) Los ejecutivos de cine también están en riesgo. Los ingresos en taquilla son los cofres del tesoro que permiten a los estudios los recursos para hacer películas".

Hay un hecho incontestable: la capacidad de una sala de cine para impulsar la recaudación de una película, en especial si se trata de títulos de gran presupuesto. Además, la campaña que comporta un estreno repercute en un mejor rendimiento en el resto de las ventanas. Ahora bien, hay algo de letra pequeña en esta afirmación. 

 

Los ingresos en taquilla tienen que ser muy cuantiosos para convertirse en esos cofres del tesoro.  Cuando se calcula el retorno financiero de un proyecto hay que restar a la taquilla total la parte que se quedan los cines, es decir, la mitad, aproximadamente. 

A esa cifra, además, hay que descontarle los gastos de marketing, promoción y copias (el P&A), así como el coste de la producción. Solo cuando estas partidas quedan amortizadas se empieza, verdaderamente, a ganar dinero. 

Gran parte del argumento de las plataformas para eludir el estreno en cines se basa en el hecho de que reduce el riesgo económico que supone llevarlo a cabo. Sí, la taquilla es la locomotora que permite que germinen más proyectos y el éxito del talento implicado, pero los fracasos se cuentan por centenares y las grandes recaudaciones están cada vez más polarizadas en torno a blockbusters. 

“Amazon venderá más tostadoras si tiene más suscriptores; tendrá más suscriptores si no tiene que competir con los cines. (…) Un ordenador no sabe cómo es compartir la experiencia de reír y aplaudir y llorar con un auditorio lleno en un cine oscuro, y si Amazon tiene su camino, las futuras audiencias tampoco lo sabrán".

El público objetivo de Road House no podría estar alineado con una audiencia en la que Prime Video se ha hecho fuerte gracias a estrenos como Jack Ryan o Reacher: el de los padres de familia. Sabe perfectamente que una película de estas características tendrá la capacidad de reforzar la propuesta de valor de un servicio, en especial en un momento en que está transitando hacia una plataforma que, por defecto, ahora tiene publicidad. 

Lo que ofrece una sala de cine no es remotamente comparable a la de ver algo en casa. Eso está fuera de toda duda. Lamentablemente la nueva cultura del entretenimiento en el hogar, de acceso inmediato, ha erosionado el valor de la experiencia inmersiva. 

El argumento de que nada puede competir con la magia de la pantalla grande es, en realidad, un tanto ingenuo. Cine y streaming compiten por lo mismo: el tiempo y la atención del espectador. Si sumamos dos elementos más, el precio y la comodidad, parece claro hacia qué lado se va a inclinar la balanza.  

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