La batalla en la sombra de la que nadie habla: Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos combaten por convertirse en la superpotencia económica de Oriente Próximo

Hasan Chowdhury
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El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, y el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed Al Nahyan.
El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, y el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed Al Nahyan.

Agencia Anadolu // BANDAR ALGALOUD / CONSEJO DEL REINO SAUDÍ

  • Los Emiratos Árabes Unidos han sido durante mucho tiempo la joya económica de Oriente Medio.
  • Su reputación peligra en estos momentos.
  • El príncipe heredero de Arabia Saudí está reestructurando su economía, lo que aumenta su rivalidad con Emiratos Árabes Unidos.

Antes de que Mohammed bin Salman se convirtiera en el líder de facto de Arabia Saudí, este joven de 38 años era un oscuro príncipe cuya futura influencia en la escena mundial era inaparente. Pero un emiratí le ayudó a que eso cambiara.

Mientras llamaba la atención en su propio país como un ambicioso miembro de la realeza a mediados de la década de 2010, convirtiéndose en ministro de Defensa antes de los 30 años, fue el presidente de Emiratos Árabes Unidos, el jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan (MBZ), quien ayudó a que el nombre del príncipe saudí resonara en Occidente.

"MBZ básicamente le dijo a Obama: 'Tienes que prestar atención a este joven príncipe porque será el futuro rey de Arabia Saudí', cuando en aquel momento nadie había oído hablar de él", explica Kristian Ulrichsen, investigador de Oriente Medio en el Instituto Baker de la Universidad Rice, refiriéndose al jeque Mohamed.

Al transmitir confianza al príncipe heredero Mohammed bin Salman desde Washington a Londres, el jeque MBZ, que ahora tiene 62 años, empezó a fomentar una estrecha relación con el futuro líder de la mayor economía de Oriente Próximo.

Esa relación es ahora tensa.

El ascenso estratosférico del príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman en los últimos años ha creado una relación turbulenta entre él y MBZ —un hombre considerado por muchos como su mentor—, ya que el implacable afán de grandeza de bin Salman ha amenazado con sembrar una profunda discordia entre los países vecinos.

La forma en que Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí gestionen sus crecientes tensiones es crucial: las consecuencias de una rivalidad cada vez mayor amenazan con extenderse más allá del Golfo Pérsico.

El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman

Una historia llena de conflictos

El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, recibe al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, su una visita a Yeda en julio de 2022.
El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, recibe al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, su una visita a Yeda en julio de 2022.

Bandar Algaloud/Cortesía de la Casa Real saudí/Cedida via REUTERS

Aunque el príncipe heredero y el presidente de EAU comenzaron como estrechos aliados, la rivalidad entre sus dos naciones tiene raíces profundas.

En la década de 1950, en una batalla territorial que se prolongó durante tres años, conocida como la disputa de Buraimi, los saudíes intentaron apoderarse de un oasis rico en petróleo alrededor de la ciudad de Al Ain, lo que desató la furia en los Emiratos Árabes Unidos, que entonces formaban parte de lo que se conocía como los Estados de la Tregua.

En los años 70, cuando los británicos completaron su retirada del Golfo en el ocaso de su imperio, un acuerdo que establecía fronteras entre los EAU y Arabia Saudí hizo que los emiratíes se sintieran engañados al pasar a manos saudíes un enorme yacimiento petrolífero conocido como Shaybah.

Según Ulrichsen, se cree que el jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, fundador y expresidente de los Emiratos Árabes Unidos, pasó "el resto de su vida" sintiendo que "había sido engañado por los saudíes" para que cediera esta zona rica en recursos.

En la década de 2000, las batallas se extendieron a todos los ámbitos: enfrentamientos navales, disputas por un gasoducto desde Catar y la propuesta de una moneda común en el Golfo definieron la relación entre ambas naciones.

Hubo que esperar a la Primavera Árabe para que las dos naciones encontraran un punto en común significativo.

"Tanto Emiratos Árabes Unidos como Arabia Saudí, especialmente Abu Dabi, consideraban que Catar apoyaba a distintos grupos, y se unieron contra Catar, lo cual les puso de acuerdo", explica Ulrichsen.

Una nueva batalla por la supremacía del Golfo

Un render de The Line, parte del proyecto Neom, y su cerebro, el príncipe heredero Mohammed bin Salman.
Un render de The Line, parte del proyecto Neom, y su cerebro, el príncipe heredero Mohammed bin Salman.

Neom/Getty Images

Era cuestión de tiempo que volvieran a saltar chispas: ambos países luchan por determinar cuál será la superpotencia de la región.

"Se trata de dos países que se miran cada vez más el uno al otro de forma hostil con fines geoeconómicos y que van a estar enfrentados en una gran variedad de cuestiones", afirma Abishur Prakash, fundador de la empresa de asesoría Geopolitical Business.

Desde el punto de vista económico, los Emiratos Árabes Unidos llevan una enorme ventaja a Dubai, que siempre ha sido un destino para los jóvenes saudíes y otras personas en busca de empleos inexistentes en su país, así como para la inversión extranjera directa de empresas internacionales que buscan una puerta de entrada a Oriente Próximo.

Esa ventaja se ve ahora amenazada por Visión 2030, el plan de transformación radical del príncipe heredero para preparar el futuro de la economía saudí reduciendo su dependencia del petróleo. Su envergadura es enorme.

Además de gigantescos proyectos como The Line (una estructura de cristal de 160 km de largo en la cúspide del mar Rojo, concebida como una ciudad futurista sin coches para 9 millones de personas), Vision 2030 apunta al ocio, la hostelería y los viajes como áreas de crecimiento para el país.

Estos sectores, por supuesto, son fundamentales para la economía de los Emiratos Árabes Unidos, por lo que la apuesta de Arabia Saudí por ellos supone una amenaza competitiva directa.

El skyline de Dubai y la playa Jumeirah Open Beach en los Emiratos Árabes Unidos.
El skyline de Dubai y la playa Jumeirah Open Beach en los Emiratos Árabes Unidos.

Jorg Greuel/Getty Images

"No se puede tener un centro de negocios en dos países vecinos tan próximos", afirma Abdullah Alaoudh, director saudí de Freedom Initiative, una organización estadounidense de defensa de los derechos humanos. "A veces su influencia o sus intereses, en realidad, no coinciden".

Los últimos acontecimientos han dejado más clara que nunca esta competencia directa. En marzo, Arabia Saudí presentó Riyadh Air, una nueva aerolínea que sirve de alternativa a las emiratíes Emirates y Etihad Airways.

En 2021, el Fondo Saudí de Inversión Pública completó la adquisición del Newcastle United FC por 400 millones de dólares, lo que le otorgaba la propiedad de un club deportivo que competiría directamente en la Premier League inglesa con el Manchester City, propiedad de Abu Dabi.

Arabia Saudí también está subiendo la apuesta a medida que se prepara para introducir una normativa que entrará en vigor el 1 de enero y que prohíbe a las empresas extranjeras operar en el país a menos que su sede regional también esté allí. Varias empresas tienen su sede en los Emiratos Árabes Unidos.

"Una medida así rediseña fundamentalmente la relación entre los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí", señala Prakash. "Le estás diciendo al mundo que elija un bando. Si quieres hacer negocios con Arabia Saudí o con entidades estatales saudíes, tienes que establecer tu sede regional en Arabia Saudí".

 

Las tensiones políticas amenazan con estallar

El príncipe heredero saudí Mohammed en la cumbre del G20 celebrada este mes en Nueva Delhi.
El príncipe heredero saudí Mohammed en la cumbre del G20 celebrada este mes en Nueva Delhi.

Ludovic Marin/Getty Images

Los expertos afirman que las ambiciosas aspiraciones políticas del príncipe heredero Mohammed bin Salman han convertido también las relaciones entre los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí en un auténtico desafío.

La purga anticorrupción que convirtió el Ritz-Carlton de Riad en una prisión para saudíes de élite señalados por el príncipe heredero en 2017 desató todas las alarmas, ya que las consecuencias de la ambición desmedida del líder suponían una enorme incertidumbre.

El asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul en 2018 —que un informe de inteligencia publicado por el Gobierno de Biden en 2021 concluyó que había sido aprobado por el príncipe heredero saudí— generó una incertidumbre similar.

"Creo que había cierta preocupación porque Mohammed bin Salman parecía no tener límites sobre sus acciones", explica Ulrichsen, del Instituto Baker. "Fue casi una llamada de atención para algunas personas en Abu Dabi, del tipo: '¿Y qué será lo próximo?".

Los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí también se han enfrentado más allá de sus fronteras. Un punto crítico ha sido Yemen, donde EAU formó parte de la intervención liderada por Arabia Saudí en el país destrozado por la guerra civil en marzo de 2015. Ambos están ahora en bandos opuestos.

A medida que la guerra se ha convertido en una crisis humanitaria en toda regla tras periodos de intensos ataques aéreos y ataques contra los rebeldes hutíes respaldados por Irán, los saudíes se han puesto del lado del Gobierno yemení, mientras que EAU ha respaldado a un grupo secesionista opositor en el sur.

"Para Arabia Saudí, este es un juego muy peligroso", asegura Alaoudh. "Arabia Saudí ve el proyecto de separación en Yemen como una forma de dejar que los hutíes controlen el norte y así tener una frontera más amenazante al sur de Arabia Saudí".

La pelota está en el tejado de Arabia Saudí

El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman.
El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman.

Bandar Algaloud/Cortesía de la Corte Real saudí via REUTERS

Lo lejos que llegue la rivalidad entre ambas naciones depende en gran medida de las acciones de Arabia Saudí. Aunque es improbable que se produzca un bloqueo al estilo de Catar, los expertos explican a Business Insider que Arabia Saudí puede tratar de presionar a EAU tomando la delantera económicamente.

Ambos son miembros del cártel petrolero OPEP+, pero tienen posturas opuestas en cuanto a la producción de petróleo. Arabia Saudí intenta reducir la producción a medida que el crudo se acerca a los 100 dólares el barril; por su parte, los responsables de Emiratos Árabes Unidos dijeron en julio que no harían más recortes voluntarios de la producción.

Vladimir Putin, presidente de Rusia, hablando por el móvil

Prakash añade que gran parte de esta cuestión se reduce ahora a la capacidad del príncipe heredero para cumplir las promesas centrales de su megaproyecto Vision 2030.

"¿Supone hoy Arabia Saudí una amenaza para los EAU? No, porque los proyectos en los que trabaja Arabia Saudí aún no están terminados", afirma. "The Line es un proyecto increíble, pero una vez construido, ¿conseguirá que la gente acuda? Esa es la pregunta del millón".

Existen indicios también de que algunas promesas podrían no cumplirse. Durante una rueda de prensa en 2016, el mismo año en que se anunció el proyecto Vision 2030, el príncipe heredero hizo la atrevida afirmación de que Arabia Saudí "podrá vivir sin petróleo" en 2020.

Han pasado tres años, y la petrolera estatal Saudi Aramco generó unos beneficios récord de 161.000 millones de dólares en 2022, y el papel de Arabia Saudí como primer exportador mundial de petróleo se ha visto impulsado por la guerra de Ucrania.

"Estamos a punto de terminar el año 2023, y Arabia Saudí es más dependiente del petróleo que nunca", incide Alaoudh.

La inversión extranjera necesaria para Visión 2030 también ha tardado en llegar. Las cifras publicadas en julio por las Naciones Unidas revelaron que la inversión extranjera directa en Arabia Saudí cayó casi un 60%, hasta los 7.900 millones de dólares el año pasado, mientras que la cifra correspondiente a los Emiratos Árabes Unidos aumentó un 10%, hasta los 23.000 millones de dólares.

Ulrichsen asegura que estos datos reflejan las consecuencias del asedio al Ritz-Carlton, que asustó a los inversores extranjeros: "Los niveles de inversión extranjera se desplomaron después de aquello, en parte porque los inversores pensaban: '¿Qué pasa si de repente detienen a nuestro socio comercial?".

Dicho esto, aún existe la posibilidad de que Arabia Saudí lleve a cabo una transformación generacional. Lo que eso podría significar para los Emiratos Árabes Unidos, según Prakash, es "más competencia, más enfrentamientos".

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