La fundadora de Theranos, Elizabeth Holmes, culpable de 4 cargos de fraude tras un juicio federal que ha durado meses

Sarah Jackson
| Traducido por: 
Elizabeth Holmes.

AP Photo/Nic Coury

  • La fundadora de Theranos, Elizabeth Holmes, ha sido declarada culpable de cuatro cargos de fraude electrónico, tras una deliberación de un jurado que ha durado 7 días.
  • Los miembros del jurado la han absuelto de otros cuatro cargos y no han conseguido alcanzar un veredicto sobre otros tres.
  • El juicio se ha prolongado durante meses y ha contado con una cascada de explosivas declaraciones de inversores, extrabajadores o la propia Holmes.
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Elizabeth Holmes ya ha sido sentenciada por múltiples cargos tras un juicio federal que se ha prolongado durante meses.

La fundadora de Theranos ha sido declarada este lunes culpable por cuatro cargos de fraude electrónico y tentativa de fraude electrónico. Ha sido absuelta de otros cuatro cargos, y los miembros del jurado no han logrado alcanzar un veredicto unánime en las otras tres acusaciones que se cernían sobre ella.

Holmes fue absuelta de todos los cargos relacionados con los pacientes que se sometieron a las pruebas de Theranos.

Estos veredictos se han conocido tras siete días de deliberaciones de los miembros del jurado, solo unas horas después de que los mismos confirmaran al juzgado que se habían atascado en un punto muerto sobre tres de las acusaciones del proceso y que el propio juez les instase a seguir deliberando.

Las acusaciones sobre ella alcanzaron los nueve cargos de fraude electrónico y dos de tentativa de fraude electrónico. 

El Departamento de Justicia de EEUU señaló que Holmes y Ramesh "Sunny" Balwani, expresidente y director de Operaciones de Theranos, habían urdido un plan para engañar a inversores, médicos y pacientes mediante dos vías: falsas promesas sobre la tecnología de Theranos y ocultando los problemas de las máquinas que realizaban las pruebas sanguíneas.

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Cada cargo apareja hasta 20 años de prisión y una multa de 250.000 dólares, así como la obligación de asumir indemnizaciones.

En las últimas semanas, inversores, pacientes, médicos y extrabajadores de Theranos volvieron a posicionarse en contra de la que en su día fue una de las superestrellas de Silicon Valley.

Los fiscales del caso llamaron a declarar hasta a 29 testigos durante 11 semanas. Entre ellos, había extrabajadores de Theranos que aseguraron haber avisado de los problemas de las máquinas de la compañía pero que no obtuvieron respuesta, y antiguos inversores y miembros del consejo de administración, que aseguraron haber sido engañados por afirmaciones que hoy saben que eran falsas.

Incluso algunos pacientes han declarado sobre los resultados inexactos de las pruebas a las que se sometieron con la tecnología de esta firma.

Por su parte, la defensa de Holmes sorprendió a propios y extraños al apenas llamar a testigos. A lo largo del juicio ha cimentado su estrategia sobre las declaraciones de la propia Holmes, la última de los tres testigos que declararon de su parte.

La declaración de la propia Holmes se prolongó hasta durante siete días, y en sus intervenciones desvió frecuentemente su responsabilidad alegando que ella confiaba en Balwani, en el laboratorio y en el resto del personal para recabar información sobre la marcha de la compañía. Adujo que no tenía ninguna razón para dudar de ellos cuando recibía buenas noticias de la empresa.

Con todo, la propia Holmes reconoció algunos hechos clave.

Reconoció, por ejemplo, que incluyó los logos de empresas como Pfizer, GSK o Schering-Plough a los informes de la suya sin permiso. Se defendió señalando que ninguna de esas firmas se opuso después ni le pidieron que los retirase.

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También admitió haber ocultado el uso de Theranos de dispositivos modificados por terceros, porque, alegó, pensó que esas modificaciones eran secretos comerciales y quería protegerlos en consecuencia. Además reconoció que intentó acabar con la cobertura que The Wall Street Journal estuvo haciendo de los problemas de su compañía, esgrimiendo de nuevo el argumento de secretos comerciales.

Holmes también manifestó su arrepentimiento por algunos otros hechos, como la gestión que Theranos hizo ante las manifestaciones de una de las demandantes y gargantas profundas clave del proceso, Erika Chaung, o el enfoque del artículo que ella misma publicó en Fortune y que le ayudó a catapultarse a la fama, a pesar de que contenía múltiples inexactitudes.

La fundadora de Theranos dejó Stanford con 19 años para montar la compañía, que llegó a estar valorada en 9.000 millones de dólares en uno de sus mejores momentos. Así, Holmes obtuvo en 2015 el reconocimiento como la mujer multimillonaria más joven del mundo hecha a sí misma. Su idilio acabó tras una investigación de The Wall Street Journal.

En esa investigación, el periódico descubrió que Theranos no tenía la capacidad como para realizar tantas pruebas médicas como anunciaba, y que dependía fundamentalmente de dispositivos y tecnología de terceros, y no de ningún desarrollo propio.

El caso Theranos ha sido uno de los ejemplos más extremos de una cultura muy extendida en Silicon Valley, la cultura de "finge hasta que lo consigas". También ha expuesto los agujeros que tienen muchos procesos y diligencias en el sector, así como puesto en entredicho el feminismo de directivas empresariales que la propia Holmes abanderó.

El juicio contra el presidente y director de Operaciones de Theranos, Ramesh "Sunny" Balwani, comenzará el próximo mes de febrero.

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