La ciencia detrás de la magia: esto es lo que pasaría si Papá Noel realmente repartiera miles de regalos por el mundo en Nochebuena

  • Si Papá Noel entregara todos los regalos durante la Nochebuena, tendría que volar más de 1.000 veces más rápido que el avión de combate más rápido del mundo para visitar unos 240 millones de hogares.
  • Y, tal y como una nave espacial se calienta al entrar en nuestra atmósfera, los renos se calentarían hasta alcanzar temperaturas abrasadoras que los vaporizarían. Mientras tanto, una fuerza de decenas de miles de veces más fuerte que la gravedad lo pegarían al trineo, aplastando sus huesos y convirtiendo sus órganos internos en gelatina.
  • Pero aún hay más. Si Papá Noel se comiera los 720 millones de galletas y la leche que los niños del mundo le dejan preparado, podría llegar a beberse la suficiente leche como para llenar 23 piscinas olímpicas.
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Esta es la transcripción del vídeo.

Narrador: cada Nochebuena, ciertas tradiciones navideñas dicen que Papá Noel tiene solo una noche para entregar regalos a millones de niños de todo el mundo. Ahora, esto podría ser poco razonable desde una perspectiva científica. Pero nos preguntábamos, ¿exactamente cuán irrazonable es?

En general, es difícil determinar cuánta gente alrededor del mundo celebra una Navidad centrada en Papá Noel el 25 de diciembre. Pero si consideramos ciertas tradiciones religiosas y culturales, obtenemos una estimación de unas 600 millones de personas. Ahora, digamos que cada hogar tiene, de media, dos niños y medio. Así que Papá Noel solo necesitaría visitar  240 millones de hogares. ¿Así mejor? Ahora tendría más tiempo para hacer el trabajo, más del que podrías pensar. La leyenda dice que pasa por aquí cuando los niños están dormidos. Así que eso le daría unas ocho horas, ¿verdad? Bueno, espera. No debemos olvidarnos de los husos horarios. Hay 24 zonas horarias en todo el mundo, cada una con una hora de diferencia. Así que hay que tener en cuenta las diferentes horas de inicio de la Nochebuena en todo el planeta, y el convoy tendría unas 31 horas para hacer todas sus entregas.

Desafortunadamente, aquí es donde se le acaba la suerte. Porque para llegar a todas las casas, tendría que volar 1.200 más rápido que el avión de combate más rápido del mundo. Eso es mucho pedir a nueve renos, que solo pueden galopar hasta 80 kilómetros por hora de media. Demasiado lento.

Pero para ser justos, eso es lo mejor que pueden hacer en tierra. Ya que no sabemos exactamente cuán rápido es capaz de volar un reno, asumamos que pueden manejar esas increíbles velocidades. Incluso entonces, la carga que tienen que arrastrar es demasiado pesada para ellos. Si cada niño recibiera un solo juego LEGO de tamaño medio, solamente eso haría que la bolsa pesase la friolera de 600.000 toneladas, o alrededor de 20 Estatuas de la Libertad. Mientras tanto, el reno medio puede tirar de hasta el doble de su peso, o alrededor de 225 kilogramos. Así que esos ciervos no van a poder ir a ninguna parte. E incluso si pudieran, bueno, no sería muy bonito.

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Para empezar, el equipo crearía un enorme estampido sónico mientras se lanzan asurcar los aires a una velocidad de 3.000 veces superior a la del sonido, ensordeciendo a cualquier transeúnte en el suelo. ¡Feliz Navidad, amigos! Pero la cosa se pondrá peor. Una vez que Rudolph y compañía despegan, se evaporarían antes de llegar a su primera casa. Al igual que un cohete se calienta  cuando vuelve a entrar en la atmósfera a velocidades de vértigo, los renos se calentarían a temperaturas abrasadoras que los convertirían en cecina de venado.

Y a Papá Noel no le iría mucho mejor porque estaría sentado en lo que sería la peor montaña rusa de la Tierra. Cuando la típica montaña rusa acelera, te empuja contra tu asiento. Pero en el caso de Papá Noel, acelerar a esas velocidades extremas hace que el empuje sea mucho más fuerte. Una fuerza de decenas de miles de veces más fuerte que la gravedad se clavaría en el propio trineo, aplastando sus huesos y órganos internos hasta dejarlos gelatinosos.

Pero no todo es la fatalidad y tristeza. Asumamos que Papá Noel y sus amigos sobreviven milagrosamente a esta dura prueba. Deslizaría su cuerpo chimenea tras chimenea, dejaría los regalos y se pondría a disfrutar de sus bien merecidas golosinas. Muchas golosinas. Si cada hogar le ofreciera tres galletas de azúcar y un vaso de 230 mililitros de leche entera, son unas 720 millones de galletas y suficiente leche como para llenar 23 piscinas olímpicas. Ahora, eso le sumaría al pobre Papá Noel unas 396 mil millones de calorías. Suficiente para verle pasar  su hibernación hasta que llegue de nuevo la Navidad.

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