Compra una cabaña de piedra abandonada en su pueblo y la convierte en una minicasa en 11 meses: así lo ha conseguido
- George Dunnett, el propietario de la casa, calcula que se gastó 102.458 libras esterlinas (alrededor de 120.200 euros) en las reformas.
- Dunnett, de 28 años, afirma que la renovación resultó ser mucho más cara de lo que esperaba.
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George Dunnett creció en el pequeño pueblo escocés de Kinnesswood, a una hora al norte de Edimburgo. Llevaba años pasando por delante de una casa de campo de dos plantas abandonada, justo al final de la calle de la casa de sus padres.
Había muchas casas bonitas en el pueblo, pero este edificio era uno de los pocos que se había abandonado totalmente. La casa estaba vieja y desgastada, y las paredes de mampostería estaban llenas de grietas.
"Estaba un poco deteriorada, así que siempre pensé que era una pena que se dejara en este estado", señala a Business Insider Dunnett, un editor de vídeo de 28 años.
Aun así, pudo ver el potencial que tenía la casa.
Dunnett decidió comprar la casa y convertirla en su primer hogar, pero era una tarea difícil: la casa de 37 metros cuadrados no estaba aislada y no tenía agua corriente. Ni siquiera tenía un suelo adecuado.
Dunnett compró la propiedad por 55.386 libras (alrededor de 65.000 euros al cambio actual) en octubre de 2020. Business Insider vio el comprobante de compra de Dunnett para verificar el precio.
"El suelo era básicamente tierra y barro. No había suelo de hormigón", explica Dunnett. "Las ventanas estaban mal, el techo necesitaba bastante trabajo. Era prácticamente un cascarón de edificio".
También hubo que reforzar partes de los cimientos por seguridad, debido a la antigüedad del edificio.
"Había que hacer muchas obras estructurales antes de poder elegir las cortinas", añade.
Una gruesa capa de polvo y telarañas cubría los interiores. Hacía más de 50 años que nadie vivía en el edificio, y los anteriores propietarios lo utilizaban como almacén.
"Hay una familia en el pueblo que ha sido dueña de muchas propiedades que han recogido aquí y allá a lo largo de los años", indica Dunnett. "Esta era una de las propiedades que poseían".
Basándose en lo que ha aprendido de otras personas de su pueblo, Dunnett cree que el edificio se remonta a 1700, cuando se utilizaba como lugar para encuadernar y distribuir libros religiosos.
"La gente ha dicho que solía estar unido a una iglesia, que fue derribada, y que sólo era el jardín del vecino de al lado", afirma.
Una vez retirados los objetos, Dunnett evaluó el estado de la casa con la ayuda de contratistas externos.
Los dos niveles de la casa tienen plantas abiertas, sin paredes internas que dividan el espacio en habitaciones.
No había casi nada en la casa, salvo una vieja chimenea y una endeble escalera de madera, asegura Dunnett.
Los constructores determinaron que había que reforzar partes de un muro y tapiar la vieja chimenea por motivos de seguridad.
La pared del lado de la casa donde se encontraba la chimenea resultó ser hueca e inestable, comenta Dunnett.
"Evidentemente, sería una pesadilla que se derrumbara mientras yo vivía en ella", añade.
Dunnett pudo trabajar con los constructores para aprovechar al máximo el pequeño espacio y diseñar la casa como él quería.
El plan consistía en separar dos habitaciones en la planta baja, que se convertirían en su dormitorio y un baño, explica Dunnett. La zona combinada de salón, cocina y comedor estaría en la segunda planta.
Después de recubrir el suelo con cemento para crear un pavimento adecuado, los constructores elevaron el techo de la planta superior y añadieron aislamiento a las paredes.
"Con todo el aislamiento puesto, era realmente agradable entrar aquí durante el frío invierno y que estuviera semicálido", comenta Dunnett. El único inconveniente fue que no pudo dejar expuestas las paredes de ladrillo originales en el interior de la casa.
Los trabajos de reparación del tejado fueron mucho más extensos de lo que Dunnett había previsto.
El constructor descubrió que el tejado no era resistente y tenía problemas de impermeabilidad, apunta Dunnett: "Debido a esto, tuve que pagar una cantidad inesperada por el andamiaje y los trabajos de reparación que siguieron".
Las piedras que revestían el exterior de la casa estaban astilladas y Dunnett tuvo que recurrir a un cantero para que las reparara.
"El albañil tuvo que venir y volver a colocar todo el relleno de cemento alrededor de las piedras para asegurarlas e impermeabilizarlas", explica.
Se instalaron nuevas ventanas en la parte delantera de la casa y se añadió una claraboya en el tejado.
A medida que se iban completando las obras de reparación exterior, la casa empezó a tomar forma.
"Las ventanas hicieron que entrara mucha luz natural en el edificio y que pareciera una casa en lugar de un edificio vacío en la calle", señala Dunnett.
Una vez completado el cableado eléctrico, los albañiles estaban listos para instalar los paneles de yeso.
La casa de campo no tenía un sistema de cableado adecuado que sirviera para las necesidades de una vivienda moderna, señala Dunnett.
"Con la mayor parte de las instalaciones terminadas, el carpintero pudo colocar los paneles de yeso para bloquear las habitaciones de la planta baja. Esto me ayudó a ver cómo funcionaría el espacio e hizo que los interiores se vieran mucho más limpios", explica.
Después de colocar los suelos de madera de roble, Dunnett y su madre pintaron las paredes.
"Utilicé pintura blanca en toda la casa para mantenerla luminosa y alegre, pero añadí algunas paredes en el dormitorio y el baño con un color gris azulado", indica Dunnett.
La casa renovada tiene un dormitorio y un baño en la planta baja, y un salón, un comedor y una cocina en el segundo nivel.
Por último, pero no menos importante, Dunnett mandó instalar barandillas en las escaleras de la casa. Era el momento que más esperaba.
Hasta ese momento, no había ninguna barrera que bloqueara el espacio abierto de la segunda planta.
"Odiaba subir la escalera para llegar arriba y tener este gran agujero en el suelo que daba al hormigón", asegura Dunnett. "Tenía miedo de caer por el agujero y aterrizar de cabeza".
En el exterior, el padre de Dunnett colocó adoquines para crear una pasarela delante de la casa.
Dunnett pensó que sería un bonito detalle tener adoquines en la fachada porque la calle en la que se encuentra la casa se conoce como The Cobbles.
"Solía ser una calle totalmente empedrada, aunque fue asfaltada hace algún tiempo", explica.
Las renovaciones tardaron algo menos de un año en completarse.
La renovación comenzó en enero de 2021. El grueso del proyecto se completó en agosto, y los toques finales se instalaron en noviembre. Dunnett se mudó a la casita a finales de noviembre, y desde entonces vive en ella.
"Es la primera vez que me mudo de la casa de mis padres", afirma.
En total, las reformas costaron 102.458 libras (120.200 euros), incluidos los honorarios de los abogados y los gastos administrativos.
"Con el dinero que ahorré a lo largo de los años gracias a mi trabajo como editor de vídeo y a mis canales de YouTube, pagué la casa y toda la obra y el mobiliario yo mismo, menos el importe del préstamo", explica.
Dunnett calcula que gastó 157.844 libras (185.300 euros) en todo el proyecto, incluida la compra de la casa.
Como propietario por primera vez de una casa antigua, Dunnett tiene un consejo para otros que quieran hacer lo mismo: espera que lleve más tiempo y cueste más de lo que piensas inicialmente.
"Fui bastante ingenuo en cuanto a la duración de la obra", señala Dunnett. "Al principio, el constructor me dijo que serían dos meses y que costaría 40.000 libras (47.000 euros) hacerlo todo. Pero con el tiempo, y a medida que se avanza en la construcción, te das cuenta de que tardará al menos el doble y costará el doble".
Como la casa está situada en una calle muy transitada, mucha gente del pueblo se ha parado a hablar con Dunnett sobre su casa.
"Todos dijeron lo mismo: que siempre habían pensado que era una pena que el edificio estuviera sin usar, y que era agradable ver a alguien local y joven hacer algo bonito con él", comenta Dunnett.
Dunnett ya ha echado el ojo a otro edificio cercano que espera comprar con su hermano. Esta vez, está dispuesto a renovarlo él mismo.
Dunnett admite que uno de sus remordimientos era no tener los conocimientos necesarios para renovar la casa por sí mismo. Pero, ahora que ha visto cómo trabajaron los constructores en su casa, quiere probar suerte en un nuevo proyecto de renovación.
"No se trata de un proyecto tan severo, sino de un edificio que necesita algunos trabajos en su interior", señala Dunnett sobre la casa de campo cercana. "Así que voy a tratar de hacer todo el trabajo de carpintería y ver cuánto puedo hacer yo mismo".
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