Este guía para ricos de los parques Disney cobra 2.300 euros al día: descubre qué aconseja en sus visitas

Mark Ellwood
| Traducido por: 
Michael Hewell.
Michael Hewell.

David Steele

  • Michael Hewell fundó Michael's VIPs, un servicio de visitas privadas a Disney World y otros parques temáticos.
  • Por 2.500 dólares (2.335 euros) al día, Hewell o sus guías tratan de ayudar a las familias a aprovechar al máximo su visita.
  • Hewell revela que sus estrategias se basan en saber lo que es posible, no en saltarse las colas.

Michael Hewell, veterano de la Marina estadounidense de 56 años, empezó a trabajar en Disney World tras dejar la universidad hace casi 30 años, con la intención de incorporarse a su programa de formación de directivos. Su primer trabajo en el parque fue como vigilante de la atracción de la Mansión Encantada. Un día, un cantante fue a investigar sobre la atracción para un videoclip.

Para observar cada detalle, el cantante pasó horas montando en secreto en la Mansión Encantada, accediendo siempre a la atracción por su zona de carga. Para ello, tuvo que contar con la ayuda de Hewell.

La eficacia y alegría de Hewell llamaron tanto la atención del cantante que le pidió que fuera su ayudante a tiempo completo durante el resto de la semana, mientras él exploraba las demás atracciones del parque. "Al final de la semana, comentó en la oficina: 'Michael es el mejor anfitrión que he tenido nunca'", cuenta Hewell a Business Insider.

En 1996, Hewell pasó a formar parte del departamento de relaciones VIP de Disney, un pequeño equipo destinado a gestionar las visitas de famosos y mandatarios. Tres años más tarde, Hewell se independizó y creó un servicio para visitantes de élite amantes de Disney llamado Michael's VIPs.

Hoy, Hewell y su equipo de 17 personas trabajan con unas 200 familias al año. Las tarifas empiezan en 2.500 dólares (2.335 euros) al día por un solo guía que trabaja con grupos de hasta ocho personas.

Como fundador, Hewell reserva sus visitas personales a clientes de toda la vida o a los VIP más importantes. He aquí cómo es enseñar Disney World a los ricos y famosos.

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Hewell es un fan de Disney de toda la vida

DisneyLand

Hewell estaba obsesionado con Disney mientras crecía en West Palm Beach, en el sur de Florida. "Era una auténtica enciclopedia andante, y Walt era mi héroe", afirma. "Modelé mi vida a partir de todos sus encuentros".

En su futuro trabajo en Disney, afirma, los anfitriones VIP estaban capacitados para hacer lo que fuera necesario para que sus clientes disfrutaran de su visita. "Era para famosos, familias reales y amigos de la empresa, y en parte les hacían pasar por detrás, porque era la única forma de que disfrutaran de las atracciones sin ser acosados. Eso también arruinaría la experiencia de los demás invitados".

Pero mientras desempeñaba el cargo en Disney, un artículo en un importante medio de comunicación que mencionaba el servicio VIP de Disney lo cambió todo. El día que se publicó, "recibimos 500 llamadas telefónicas al respecto", asegura. Rápidamente pasó de ser un servicio discreto que se ofrecía gratuitamente a una costosa maquinaria VIP que ofrecía una experiencia de alta gama basada en una fórmula. Fue este cambio lo que llevó a Hewell a emprender su propio camino.

El programa VIP oficial de Disney sigue funcionando; en su web se anuncian tarifas de temporada alta a partir de 7.000 dólares (6.540 euros) al día para grupos de hasta 10 personas. "Estaba en la cola", cuenta Hewell, recordando una experiencia reciente, "y una mujer detrás de nosotros se quejaba de tener que pagar tanto dinero por un guía de Disney: eran 12, así que pagaban 14.000 dólares (13.080 euros) al día".

Piensa en un viaje de una semana a Disney como si fuera un safari, y conserva energía en consecuencia

A menudo se pone en contacto con Hewell una agencia de viajes o directamente un viajero que está planeando un viaje a Disney. "No nos anunciamos en ningún sitio", explica, "y es sobre todo por el boca a boca: cuando entras en ciertos círculos sociales, en cierta escuela privada, entonces te conviertes en un servicio VIP".

Una vez reservado el viaje, habla de antemano con el cliente sobre su viaje de una semana en una llamada de Zoom y planifica la visita en consecuencia. Suele explicar cómo funciona su servicio comparando el viaje con un safari: se empieza temprano para ver los animales o evitar las multitudes, y se espera estar de vuelta en el hotel a la hora de comer.

Hewell subraya que ninguna de sus estrategias implica sobornar al personal ni tomar atajos mal vistos. "Se trata de saber lo que es posible", señala, "y yo sé a quién llamar y qué pedir". Por ejemplo, Hewell no ayuda a los clientes a saltarse la cola para conocer a los personajes, sino que prepara una comida con los personajes o sitúa a los invitados en la parte adecuada del parque para que se hagan una foto cuando sabe que los personajes van a pasar por allí.

Hewell trabaja a menudo con la oficina que suele ocuparse de los grupos de empresas de 300 o más personas; por una tarifa adicional, las familias también pueden recurrir a sus servicios: por ejemplo, una zona privada acordonada para tomar postres y bebidas al final del espectáculo de fuegos artificiales. Para la mayoría de sus clientes, el coste no es un factor determinante.

Conocer los entresijos de todos los parques

Hay distintos patrones de visitantes, comenta, y trabajar en torno a ellos es otra de las claves. "Nunca vayas a Magic Kingdom un lunes", aconseja. "La mayoría de los estadounidenses salen del trabajo el viernes, descansan el sábado, vuelan el domingo, y ése es siempre su primer parque".

Aprendió el ritmo de las operaciones dentro del parque charlando con los encargados de las atracciones. "Me presentaba a los miembros del personal y les decía: 'Ayudadme, estoy intentando pasar el mejor día posible; ¿podríais responder a todas mis preguntas sobre cuándo estar dónde?".

Sin embargo, el enfoque de su trabajo en Orlando ha cambiado desde que empezó en los años noventa. Por aquel entonces, Hewell trabajaba casi exclusivamente con visitantes de Disney World, pero desde que se inauguró la atracción de Harry Potter en Universal Studios, alrededor del 40% de los clientes también le piden que les guíe por allí.

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Los requisitos de edad de las atracciones hacen que a menudo se trate de clientes habituales, que han ido con sus hijos en edad preescolar y han esperado a tener 7 años o más para aventurarse allí. Hewell también tiene un pequeño negocio en Disneyland, California, aunque la mayor parte de su clientela se centra en Disney World.

Trabaja independientemente de Disney y no tiene ninguna relación oficial con la empresa. En Disney, el personal de Hewell debe permanecer invisible. "No está permitido hacer publicidad de ninguna otra empresa en la propiedad, ni llevar nada que lo haga, así que nos mezclamos con nuestros huéspedes", explica. "Hago todo lo que puedo para no ser el centro de atención".

El negocio se hundió al principio de la pandemia, pero se ha recuperado

Cuando se desató la pandemia de coronavirus, Hewell pasó de una plantilla de 28 guías a solo dos una vez reabiertos los parques. Hewell ha ido reconstruyendo poco a poco su equipo mediante un programa de formación que dura un mínimo de tres meses.

A la hora de contratar a un nuevo guía, la pasión por Mickey Mouse es menos importante que la actitud. "La gran mayoría no sabe nada de Disney, pero trabajan en el sector servicios, así que saben cómo atender a la gente", afirma. "Puedes entrenar a cualquiera para que sepa dónde está tal o cual cosa, pero no puedes entrenar la personalidad y la actitud".

También ha visto un cambio importante en sus clientes como resultado del COVID-19: las familias están mucho más unidas.

"Antes de la pandemia", afirma, "el padre era un hombre de negocios al teléfono todo el día, y quizá las niñeras estaban más cerca de los niños que su madre o su padre, pero al acabar la pandemia las familias están muy unidas".

Sea cual sea la procedencia de los viajeros, sus huéspedes tienen algo en común: tienen más dinero que tiempo.

"El percentil más adinerado ya no quiere venir a Disney porque es una molestia enorme, y no hay nadie que les ayude", afirma Hewell. "Ese es mi nicho".

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