Lo que la secuela de El cuento de la criada, 'Los testamentos', desnuda sobre la actualidad: refugiados, feminismo y esperanza
- La secuela de El cuento de la Criada, Los testamentos, no solo habla de los temas que preocupaban a la autora al escribir la primera novela, también introduce algunos de nuestra actualidad.
- Los testamentos se sitúa 15 años después de El cuento de la criada y trata temas como el drama de los refugiados, el feminismo o la perdida de fe en los sistemas políticos.
- HBO ya ha comprado los derechos de Los testamentos y también la adaptará a la pequeña pantalla en un futuro próximo.
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La noche anterior a que la continuación de El cuento de la criada se pusiese a la venta, algunas vallas publicitarias de Estados Unidos se tiñeron del color verde que la identifica. Los testamentos es uno de esos casos cada vez más extraños en los que la publicaciónde una novela se convierte en un hito mundial.
Han pasado 34 desde que Margaret Atwood publicó El cuento de la criada y ha tenido que llegar la adaptación de HBO para que la autora retomase la historia de la República de Gilead.
Son distintos los motivos que pueden haber empujado a la autora a volver a ese mundo. Cuando en 1984 escribió la distopía El cuento de la criada fue en parte reacción a las amenazas teocráticas que observaba a su alrededor, desde la victoria de los ayatolás en Irán al creciente discurso de la Mayoría Moral en Estados Unidos con un mensaje radicalmente antifeminista.
En los últimos años nos encontramos con otros dilemas y la autora ha tratado de dar respuestas a algunas preguntas de la historia original, pero no sin evitar aspectos de nuestra realidad.
Drama de los refugiados
La crítica más evidente que se traslada de nuestro presente a Los testamentos está en uno de los conflictos clave a ambos lados del Atlántico: los refugiados.
Frente a la inmovilidad de los Estados que lleva a la deshumanización, los personajes de Atwood son activistas y crean de redes de protección. En esta ocasión, hasta en la República de Gilead se puede encontrar cierta empatía en los personajes más inesperados.
Sobre todo en la parte final del libro toma más conciencia el drama de los refugiados y la fragilidad de la burbuja con la que se trata de aislar su sufrimiento.
La autora canadiense vuelve a mostrar cierta tibieza en su mirada a los gobiernos y la neutralidad ante las injusticias internacionales.
Promesas incumplidas y feminismo
La novela se sitúa quince años después del final de El cuento de la criada y también describe las promesas incumplidas por parte de los gobiernos. Sea la República de Gilead o una democracia, la falta de resultados en todo sistema político parece conducir al desencanto y la pérdida de fe.
Sin obviar la humanidad que existe en cualquier persona, Atwood nos habla del cansancio que supone la fe y cómo el desencanto y la corrupción germinan con el tiempo.
Todo esto no obstaculiza que la novela siga teniendo un mensaje feminista y de lucha contra la opresión a las mujeres por parte de los radicalismos religiosos y sus miembros, independientemente de su sexo.
Por último, se vuelve a mostrar la falta de esperanza en un país como Estados Unidos, que sigue el proceso de balcanización que ha llevado a una tensa calma en la que conviven Texas como país independiente, la República de Gilead y otros órdenes de los que evita hablar.
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