Todavía lejos de resucitar al mamut: un estudio con una rata desaparecida descubre el escollo para recuperar especies extinguidas

Ice Age, la Edad de Hielo

Fotograma de 'Ice Age, la Edad de Hielo'

No parece que el ser humano se encuentre tan cerca como creía de devolver a la vida animales extintos como el mamut lanudo, rinocerontes negros o tortugas gigantes.

Un trabajo científico realizado intentando "resucitar" a la rata de la Isla de Navidad, desaparecida hace más de un siglo "muestra cuán maravillosamente cerca y, sin embargo, cuán devastadoramente lejos" está el propósito, tal y como recoge la revista Science. 

Pese a estar detallado, su genoma no es lo suficiente completo como para poder recuperar la especie, lo que lastra las esperanzas de aplicar estos conocimientos para lograr la desextinción, conjunto de técnicas que permiten volver a engendrar a un ejemplar o incluso revivir una especie completa ya desaparecida.

Uno de los sueños de la comunidad científica es que animales ya borrados de la faz de la Tierra vuelvan a vivir en ella, con capacidad incluso de contribuir a restaurar los devastados ecosistemas. En ello trabajan compañías como Colossal Laboratories and Biosciences, cuya idea es transformar elefantes en criaturas parecidas a mamuts.

El procedimiento suele ser el siguiente: se secuencia el genoma y se edita el ADN de un pariente vivo cercano similar. La siguiente tarea es lograr embriones con el genoma editado y llevarlos a término en una madre sustituta. 

Hasta la fecha no se ha podido recrear el genoma extinto en un pariente vivo, aunque se ha logrado secuenciar el ADN de 20 especies extintas, incluido un oso de las cavernas, una paloma mensajera y varios tipos de mamuts.

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Para el experimento se juntaron Tom Gilbert, genetista evolutivo de la Universidad de Copenhague y Jian-Qing Lin, biólogo molecular de la Universidad de Shantou. Junto con su equipo su propósito se centró en recuperar a una "candidata de ensueño", la desaparecida rata de la Isla de Navidad, que dejó de existir en el año 1908 en esta región insular a 1.200 kilómetros al oeste de Australia.

Los científicos tenían todo en bandeja. Partían del genoma de la rata de Noruega como referencia para reconstruir la mayor cantidad posible del genoma de la especie desaparecida. Al comparar ambos descubrieron que faltaba el 5%, tal y como revela su estudio, publicado en Current Biology. 

Las secuencias perdidas incluían fragmentos de unos 2.500 de los 34.000 genes estimados de la rata. Aunque el ADN recuperado incluía los genes de las características orejas redondeadas del mamífero, faltaban otros como genes importantes del sistema inmunitario y del olfato. Otros estaban incompletos. 

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"Muchos de los genes que faltan son los que hacen que cada especie sea única", apunta Victoria Herridge, bióloga evolutiva del Museo de Historia Natural de Londres. Ese 5%, dicho de otro modo, es lo que marca la diferencia. Por ejemplo, entre humanos y primates como bonobos y chimpancés. la diferencia es solo un 1%. 

Además, cuanto mayor sea la distancia temporal entre una especie desaparecida y su pariente vivo, más probabilidades hay de que falte un mayor número de genes. Los mamuts y los elefantes asiáticos divergieron hace 6 millones de años. 

No todo son malas noticias: el campo de la secuenciación genética está experimentando mejoras sustanciales que permitirán obtener mejores resultados obteniendo el ADN de especies tanto actuales como extintas. 

Por el momento, crear réplicas exactas es imposible, pero no estamos tan lejos de crear lo que se denominan "representantes", animales lo suficientemente cercanos como para llevar a cabo la misma función en el antiguo ecosistema de la especie extinta, En lugar de fotocopias perfectas, serán híbridos selectivos.

Muchos claman por centrarse más en la conservación de las especies que todavía subsisten, algo que requiere menor coste económico: es posible salvar hasta 8 especies por el precio de recuperar una eliminada. 

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