Steve Jobs tenía una sencilla y dura teoría sobre qué diferencia a los grandes líderes del resto de jefes

Steve Jobs, fundador de Apple.
Steve Jobs, fundador de Apple.Reuters
  • Steve Jobs fue uno de los grandes genios de la historia de la tecnología, pero tenía un carácter bastante peculiar.
  • Una de las cosas que marcaban su forma de ser era la capacidad que tenía para contar parábolas y explicar ciertos valores de la empresa, como por ejemplo el de la responsabilidad.
  • Para él, esto era clave a la hora de diferenciar a los líderes de los jefes, por eso siempre contaba la misma historia a todos aquellos que promocionaban a vicepresidente.
  • La moraleja de la misma es: los líderes no dan excusas, asumen los fallos y los corrigen.
  • Si quieres conocer la anécdota completa, sigue leyendo...

Steve Jobs fue uno de los grandes genios de la historia de la tecnología, pero tenía un carácter bastante peculiar. Quizás por eso fue capaz de hacer que Apple pasara de estar en un diminuto garaje a ser una de las compañías más valiosas del mundo — con múltiples oficinas y tiendas alrededor del globo.

Una de las cosas que marcaban su forma de ser era la capacidad que tenía para contar parábolas y explicar ciertos valores de la empresa, como por ejemplo el de la responsabilidad. Para él, esto era clave a la hora de diferenciar a los líderes de los jefes. "Cuando los empleados ascendían a un puesto de vicepresidente, Jobs siempre contaba la misma historia", explica Johns Rossman, autor de Think like Amazon.

Y es que, al parecer, el fundador de la compañía de la manzana les decía a estos responsables que, si la basura de su despacho no estaba vacía cuando él llegaba por la mañana, pediría una explicación al bedel. La respuesta del conserje podría ser: "Bueno, la puerta estaba cerrada y no tenía la llave". 

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Steve Jobs les decía que esta respuesta era bastante razonable y que los conserjes tenían que dar explicaciones sobre por qué no habían hecho algo. Sin embargo, cuando te convertías en VP, no valían las excusas. "Cuando un empleado promociona a vicepresidente, las razones sobre por qué algo ha fallado no sirven: él es el máximo responsable de cualquier error, así que no importa lo que diga", decía Jobs.

La moraleja de esta historia está clara: los líderes no dan excusas, asumen los fallos y los corrigen.

Muchas personas en puestos de responsabilidad tienen a echar la culpa a su equipo o a factores externos cuando algo no sale bien, pero lo cierto es que si eso pasa no es una buena señal, ya que su trabajo es asumir la responsabilidad.

¿La razón? Son los que deben controlar los 'engranajes' para que la 'maquinaria' funcione'. Así que si algo falla o tiene éxito, son ellos los que lo causaron. Por lo tanto, si quieres ser un gran líder, no pierdas el tiempo preguntándote qué pudo pasar, esfuérzate porque las cosas salgan como tenían que salir.

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