Las energéticas españolas se suman al boom de las smart grids: así son las redes inteligentes para la energía

Una ingeniera en una refinería trabajando con su ordenador.
  • El sistema de distribución de energía atraviesa un momento de transformación utilizando cada vez más la tecnología para el desarrollo, por ejemplo, de las smart grids (redes inteligentes)
  • Las compañías energéticas españolas como Iberdrola, Endesa, Repsol o Naturgy no quieren quedarse atrás y ya trabajan en el desarrollo de tecnologías para las smart grids. 
  • Los expertos reclaman una regulación estable y la creación de la figura del gestor de demanda para fomentar la inversión en el sector de las renovables y las redes de distribución de energía inteligentes. 

Más renovables, más eficiencia energética y mejor gestión de la demanda. Las renovables se democratizan y con ello la balanza energética se vuelve más verde y transforma el sistema tradicional de distribución de energía gracias, en parte, al abaratamiento de las instalaciones y, también, a los avances tecnológicos en el almacenamiento de las baterías. 

Como parte de esta revolución, entran en juego las redes eléctricas inteligentes o smart grids, una nueva infraestructura donde la tecnología ayuda a gestionar de forma más eficiente la distribución energía. Las empresas españolas del sector ya se han sumado al boom de las smart grids, que permiten emparejar la oferta y demanda de electricidad en tiempo real, con una consecuente mejora del uso de la energía y la reducción de la huella de carbono.

"El sistema eléctrico atraviesa una transformación sin precedentes, donde la tecnología y la innovación están modificando los modelos tradicionales, desde la generación hasta el consumo", introduce Javier Arriola, director de Procesos y Tecnología de Iberdrola Distribución Eléctrica. Según un informe publicado por el Foro Económico Mundial, esta digitalización del sector podría ahorrar hasta 1,2 billones de euros entre 2016 y 2025 en todo el mundo. 

Es un cambio de modelo y con el se ha quebrado la marcada línea que dividía a productores de energía y consumidores. Ahora el sector se dirige hacia un ecosistema más flexible. Todo ello permitirá una mejor visibilidad del uso de la red y un mejor control de los sistemas de energía, según apunta el informe del Utility for the Future, elaborado por MIT Energy Initiative en el que se analiza el sistema eléctrico del futuro. 

Esto que se conoce como generación distribuida se compone de múltiples y pequeñas unidades de generación de energía. "Al final, una smart grid requiere de generación distribuida, de que las propias familias produzcan su energía. Hasta seis millones de personas son autorproductoras en Alemania hoy, sin embargo, la actual legislación española no lo facilita", explica el consejero delegado de la compañía eléctrica Factor Energía, Emilio Rousaud, refiriéndose al polémico Impuesto al Sol y al peaje eléctrico que deben pagar los productores de renovables. 

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En este punto, contrasta la opinión de Jorge Sánchez, responsable de Nuevas Tecnologías e Innovación en Endesa Distribución. Si bien el ejecutivo le concede que la ley alemana es más favorable (con una legislación que, en cierto modo, promueve el autoconsumo energético), no deja escapar la ocasión para incidir en que España es de los países más avanzados en la implementación de las smart grids

"El contador inteligente ha llegado a todo el territorio, a toda la red de baja tensión, por Real Decreto. Contamos con cerca de 150.000 centros de transformación y casi once millones de clientes por lo que podemos ver lo que está sucediendo y construir capa a capa la red inteligente", explica Sánchez que cree que estos son los primeros pasos hacia la smart grid. 

De la teoría a la práctica

Las grandes compañías eléctricas españolas han comenzado a caminar para no perder el tren de las redes eléctricas inteligentes. Podría considerarse un primer paso hacia ello la reciente adquisición por parte de Repsol de activos de electricidad de bajas emisiones de Viesgo y su comercializadora por un valor de 750 millones de euros. Un hecho que supone un paso para la petrolera un su posicionamiento en el sector de bajas emisiones y amplía su capacidad de generación de electricidad instalada. 

Un técnico observa un contador inteligente.

Endesa, tiene ya avanzados tres proyectos piloto que entran de lleno en las redes inteligentes. Entre otros destaca en el proyecto europeo SmartNet, que busca conseguir mayor eficiencia energética y estabilidad en la red en aras de eliminar las sobrecargas o distribuir la energía a aquellos territorios en los que hay una mayor demanda, desde puntos donde la producción está siendo alta. 

"Estamos trabajando ya en media tensión para flexibilizar la red", explica Sánchez. El proyecto piloto de SmartNet en Barcelona utiliza los repetidores de cobertura de Vodafone que, a petición de la empresa distribuidora, se desconectan de la red y utilizan sus baterías para descongestionarla cuando sea necesario estabilizar la red.

También Naturgy (hasta hace poco conocida como Gas Natural) avanza en este sentido. Una muestra es el proyecto de I+D+i Osiris, que desarrolla herramientas de supervisión de la infraestructura de red inteligente para mejorar las comunicaciones y optimizar la funcionalidad de la red inteligente, especialmente en el caso de averías. 

La compañía tiene en marcha también el proyecto nacional Redes 2025, que tiene por objetivo desarrollar nuevas soluciones para la red de distribución eléctrica española de cara al 2025 y que pasan por la integración de los recursos de la red, el almacenamiento energético o gestionar la información de la smart grid. 

Iberdrola, que ha instalado más de diez millones de contadores inteligentes, también se aventura en este sentido. A través del proyecto Star ha transformado la red analógica tradicional y la ha digitalizado y automatizado para crear redes inteligentes. El siguiente paso para la empresa energética es llevar esta red de distribución a Reino Unido, Estados Unidos o Brasil. 

El nuevo rol de las compañías energéticas

En cualquier caso, si bien es cierto que las eléctricas ya trabajan en las redes inteligentes, Arriola incide también en que "exige una evolución técnica y de modelo de negocio". Todo ello, a su vez, implica una serie de oportunidades "que surgen de pasar de ser un  gestor de red tradicional a desempeñar un nuevo papel como Operador de Sistema de Distribución (DSO), con responsabilidad en la coordinación de la planificación de los distintos agentes que aporten recursos al sistema (flexibilidad) y garantizando la gestión segura de la red al mínimo coste".

Concuerda, también, el responsable de Endesa que asegura que las empresas distribuidoras de energía tendrán que ofrecer más servicios: "se van a convertir en operadores del sistema, con todo lo que implica abordando la distribución de la producción y la demanda y el cambio de flujo de alta a baja tensión y al revés (algo que no se hacía hasta ahora)". Y todo ello debe ejecutarlo como un agente neutral, es decir, que no puede influir en todo el proceso en el precio de la energía. 

Un centro de control de la 'smart city' de Málaga gestionado por Endesa.
Un centro de control de la 'smart city' de Málaga gestionado por Endesa.

Con la vista puesta en una comparativa con otros mercados extranjeros, el consejero delegado de Factor Energía pone de relieve la necesidad de crear la figura del gestor de demanda, que regula que se produzca la misma cantidad de energía que se está consumiendo. "Esta labor la realizan hoy las grandes eléctricas y lo hacen cobrando. Falta una figura que consiga maximizar el rendimiento de las instalaciones y el coste de la empresa de energía", explica Rousaud, que añade que Factor Energía ha creado un consorcio empresarial que demanda precisamente esto.

En este sentido, el responsable de Endesa apunta que es una figura que en Estados Unidos existe hace mucho tiempo "y a nosotros como distribuidora nos viene bien. Es lógico que con toda la infraestructura que tendremos en la península necesitemos servicios auxiliares en la red de distribución".

Mientras, Arriola considera que para "potencial las smart grids no se necesitan nuevas figuras, sino una regulación predecible y estable que de las señales adecuadas a los distribuidores para llevar a cabo este tipo de inversiones. Entre las condiciones necesarias, está lógicamente que las empresas reciban una rentabilidad adecuada por el capital que invierten y se remuneren sus gastos de explotación asociados", demanda el ejecutivo de Iberdrola. 

Al final, los expertos consideran que la tecnología está ahí y su adopción será inevitable. Las consecuencias pasan tanto por un cambio de rol del consumidor como de las propias compañías de distribución de energía en España. Las smart grids suponen uno de los pasos en la lucha contra el cambio climático, conjuntamente con la adopción de energías verdes y  la mejora de la eficiencia energética "solo falta que como consumidores nos convirtamos en agentes activos del sistema, que nos pongamos las pilas", dice Sánchez. 
 

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