Los humanos no inventamos la democracia: así votan estos animales para tomar decisiones en grupo

Grupo de Abejjas en un panal

Hace miles de años que los griegos decidieron que las personas deberían poder decidir sobre cómo se gobernaban las sociedades. Demokratía fue la palabra que los atenienses usaron para definir el sistema por el cual los ciudadanos (entre los que no estaban incluidos esclavos, extranjeros ni mujeres) podían participar de la vida política a través de una asamblea. 

Esa participación del pueblo en la vida política es una de las cosas que no separa de los animales. ¿Seguro? Quizá no.

Resulta que hay varias especies que incorporan procesos democráticos en sus rituales de caza o desplazamiento para tomar decisiones por la regla de la mayoría implicando a toda la comunidad. 

Las abejas tienen un proceso de selección y comunicación fascinante, pero otras especies en las que impera una fuerte jerarquía también sorprenden por sus procesos democráticos para tomar decisiones que afectan a todo el grupo. 

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Ahora que acabamos de vivir unas elecciones, quizá te preguntes si hay una forma mejor de hacer las cosas. Es posible que estos animales te den algunas ideas. 

Las abejas son monárquicas, pero las decisiones las toma el proletariado

Un grupo de abejas

Si el mayor evento político para los ciudadanos de las democracias son las elecciones, para las abejas es la decisión de mudarse a otra colmena

Cuando empieza el verano, normalmente una colonia se ha vuelto tan grande que ya no queda espacio para más población y tienen que dividirse. La decisión del lugar al que se van a trasladar no es tomada por la reina, sino por las trabajadoras de la colmena. 

La mitad de la colonia se separa y forma un enjambre, normalmente en un árbol, para decidir a donde van. Dentro de ese enjambre, entre 300 y 500 de las más mayores y experimentadas constituyen el grupo de las exploradoras. La misión de estas abejas es recabar información de las posibles localizaciones, como el volumen o la cantidad de luz solar que recibe. 

Cuando las exploradoras vuelven, transmiten esa información a las demás mediante una especie de baile. Cuánto mejor sea el sitio, mayor será la duración del baile. Algunas de las demás abejas irán entonces a ver la localización y, si también les convence, se sumarán al baile de la exploradora para conseguir más apoyos que repetirán el proceso.

Esto dura unos días hasta que se considera que uno de los posibles asentamientos tiene más apoyos que los demás. Los científicos aseguran que el 99% de las veceslas abejas acaban eligiendo el nido que tiene las mejores características, algo de lo que quizá no podamos presumir los humanos cuando elegimos a nuestros representantes.  

 

El Babuino de Anubis respeta una jerarquía estricta, excepto cuándo se trata de decidir a dónde ir

Babuino papión

El papión oliva es un babuino de la zona de África que tiene que caminar largas distancias para encontrar fuentes de alimentos para todo el grupo y deciden a dónde ir mediante un proceso democrático

En el grupo hay "iniciadores" y "anclas", los primeros dan unos pasos en la dirección en la que quieren ir mientras que los otros se niegan a avanzar. El grupo tiene que votar por una de las direcciones propuestas y el grupo avanza por el que haya optado la mayoría. 

Cuando el desacuerdo es pequeño, el grupo decide una opción intermedia que complazca a las dos opciones. Sin embargo, cuando el desacuerdo es intenso, los miembros tardan mucho más en tomar la decisión y hay menos posibilidades de que se decidan por las opciones iniciales, con muchos más iniciadores proponiendo rutas alternativas. 

El estudio revela que los babuinos retrasan la marcha hasta que se alcanza una mayoría clara. Una de las reuniones llegó a durar hasta tres horas. 

Esto es llamativo porque los babuinos sí tienen un sistema jerárquico muy establecido en el que los miembros dominantes eligen primero el alimento o con quién aparearse. 

Estos perros salvajes votan en asamblea mediante estornudos

licaones

También en África, otro grupo animal practica la democracia para ver a dónde ir. Estos perros salvajes llamados licaones salen en grupo a cazar y mantienen reuniones antes de salir en las que consensúan a dónde ir, según explican en este estudio publicado en Science Daily. 

En la asamblea que se celebra, el sistema de votación es un tanto peculiar: un estornudo tras otro. Sin embargo, el sistema electoral de estos perros salvajes no se traduce en un estornudo, un voto. Los licaones tienen un sistema jerárquico que entra en juego a la hora de convocar la reunión y de votar. 

La reunión suele tener más éxito si es convocada por uno miembro de mayor jerarquía, y suele alargarse más si los más dominantes no participan de la votación. De hecho, un miembro cualquiera necesita el triple de votos para que se apruebe su propuesta que si la propuesta es iniciada por el alfa. 

 

 

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