La otra cara de la carrera por la vacuna del coronavirus: por qué las acciones de Pfizer, Moderna, BioNTech y AstraZeneca no suben al mismo ritmo en bolsa

Voluntario del ensayo de la vacuna de Pfizer y BioNTech.
Voluntario del ensayo de la vacuna de Pfizer y BioNTech.

Pfizer/Handout vía REUTERS

La carrera por la investigación de la vacuna contra el coronavirus no solo se juega en los laboratorios: también se disputa en los mercados.

Las acciones de las principales farmacéuticas han tenido un comportamiento dispar en los últimos meses, con acusadas subidas en algunos casos con las noticias de la efectividad de los ensayos clínicos, pero con una llamativa estabilidad en la cotización de otras compañías.

En concreto, Moderna y BioNTech sí que han trasladado la euforia por los anuncios de la efectividad de sus vacunas a la bolsa, con subidas del 694% y del 222% en lo que va de año. Sin embargo, Pfizer —que desarrolla la vacuna BNT162 basada en ARN mensajero junto a BioNTech—  y AstraZeneca apenas han logrado subir un 3% en ese mismo período.

¿Cómo es posible?

La peculiaridad y la situación financiera de cada una de las empresas hace que los inversores no apuesten con más ímpetu en una compañía que en otra.

Para empezar, es un asunto de costes. La vacuna de AstraZeneca —que se ha comprometido a no obtener beneficios económicos del avance mientras dure la pandemia— es mucho más barata, con un precio estimado de 3-4 dólares por dosis, frente a la de Moderna, con un coste de unos 32-37 dólares por dosis, o Pfizer BioNTech, con un precio medio de 20 dólares por dosis, según un análisis realizado por Seeking Alpha

Las tres vacunas requieren un régimen de 2 dosis, aunque la de AstraZeneca es la más fácil de transportar y almacenar. De hecho, las novedosas vacunas con tecnología ARN mensajero necesitan almacenarse en condiciones de frío: la de Moderna es capaz de mantenerse durante meses en refrigeradores estándar a 20 grados bajo cero, pero el reto logístico de distribuir las dosis por todo el planeta se complica con los 70 grados bajo cero que son necesarios mantener en la vacuna de Pfizer y BioNTech.

Por otro lado, a pesar de la progresión y las capacidades de fabricación de dosis (Pfizer puede llegar a fabricar unos 1.300 millones de dosis; Moderna hasta 1.000 millones de dosis y AstraZeneca en torno a los 2.000 millones) de las farmacéuticas, es poco probable que el suministro actual sea suficiente como para satisfacer la demanda en todas las zonas del planeta. 

Una tecnología novedosa que viene a revolucionar el sector

Desde hace décadas casi todas las vacunas antivirales funcionan de la misma manera: la inoculación de un virus muerto o debilitado para estimular el sistema inmunológico y generar anticuerpos. 

¿El problema? La producción de vacunas nunca ha sido sencilla ni rápida. De hecho, la mayoría de las vacunas contra la gripe todavía se cultivan en huevos de gallina. 

Por eso, la tecnología ARN mensajero ha cobrado un papel de tanta importancia en la carrera contra el coronavirus. En lugar de proteínas virales, las vacunas contienen instrucciones genéticas transportadas a través de ARN mensajero (ARNm) que incitan al cuerpo a producirlas. Es el caso de las vacunas de Moderna y la que desarrollan conjuntamente BioNTech y Pfizer.

"Sería muy interesante que funcionaran las vacunas de ARN mensajero", confirmaba Adolfo García-Sastre, director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes vinculado al Hospital Monte Sinaí de Nueva York, en una entrevista con Business Insider España.

“Moderna y BioNTech tienen como principal motor su tecnología; en lugar de vender sus vacunas a precios inflados, es su propuesta de valor real”, señalan los expertos de Jefferies en un informe.  

¿Qué pasa entonces con Pfizer? Sus acciones no se han disparado, pero también es cierto que su capitalización bursátil poco tienen que ver con Moderna y BioNTech, dos biotecnológicas mucho más pequeñas. 

“Su cotización debería permanecer estable, ya que los anuncios sobre su vacuna tienen poco efecto en su precio”, comenta Louise Chen, analista de Cantor Fitzgerald, en una nota distribuida a sus clientes sobre Pfizer. 

“Con una sólida rentabilidad por dividendo del 4,16%, no sería la peor idea tomar una pequeña posición en Pfizer, ya que podría tener un 2021 rentable”, añade la experta. Este análisis se basa en que Pfizer tiene un ROE del 13,50%. En este sentido, cuanto menor es este porcentaje, peor es una empresa a la hora de generar beneficios.

Pfizer cerró el año pasado con unos ingresos de más de 50.000 millones de dólares, una cifra que contrasta con los 108 millones de euros que sumó la alemana BioNTech o los 60 millones de dólares de la estadounidense Moderna. 

Por su parte, Astrazeneca no tendría tanto empuje bursátil porque es probable que sus productos sean considerados proveedores relativamente marginales en el mercado de vacunas del COVID-19 del futuro, según apunta Geoffrey Porges, un analista biotecnológico del SVB Leerink.

“AstraZeneca no tiene el potencial de capitalizar enormemente el boom de las vacunas y su margen de crecimiento a nivel negocio es estrecho”, repasan los expertos de Atlantic Capital en un reciente informe. 

Con todo, Porges expone que más allá de la eficacia y la seguridad de la vacuna, es probable que se requiera el suministro de AstraZeneca para la vacunación mundial en 2021, aunque su impacto en los mercados debería ser más limitado.

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