La violenta reacción de Trump a la globalización podría conducir a "un telón de acero tecnológico", según este economista

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Business Insider España
The 'Trumpian backlash' to globalization could lead to a 'technological iron curtain,' says this economist
Joern Pollex/Getty Images
  • Neil Shearing, economista jefe en Capital Economics asegura que la globalización ha alcanzado su punto máximo.
  • La desglobalización podría tener un mayor impacto en la economía global, así como en la estabilidad política. 
  • El golpe dado por Trump a la globalización podría resultar en un telón de acero tecnológico, según apunta este experto. 

El mundo está empezando a desglobalizarse.

Esta es la teoría de Neil Sharing, economista jefe en Capital Economics, que asegura que la globalización en los últimos 30 años ha empujado a la economía global, "la integración de varios miles de millones de trabajadores ha reducido la participación del trabajo de los ingresos y ha aumentado la parte que corresponde a los beneficios empresariales".  

Shearing dice que esto "ha contribuido a la reacción violenta de Trump a la globalización en los últimos años".

El resultado podría ser preocupante, dice.

"Una mezcla de restricciones al comercio en sectores y productos concretos parece probable, al igual que algún tipo de telón de acero tecnológico", escribe. "Si esto sucediera, tendría un efecto más perjudicial en el crecimiento global, por no mencionar la estabilidad geopolítica".  

La última ola de globalización "golpeó un muro", dice, incluso antes de que comenzara la guerra comercial del presidente Donald Trump contra China. Los flujos comerciales y de capital se han estancado desde aproximadamente 2010. 

"Es posible que esta estabilización sea solo una pausa temporal y que un avance tecnológico imprevisto desencadene una nueva ola de globalización", dijo. "Pero este tipo de olas son raras".

"Las nuevas tecnologías han hecho que sea menos atractivo para las empresas mantener cadenas de suministro grandes y complejas", asegura también Shearing. 

"Los gobiernos han comenzado a cuestionarse cada vez más los beneficios de algunos aspectos de la liberalización financiera que ha sido una de las característica centrales de la ola de globalización más reciente. China, en particular, es poco probable que abra sus mercados de capital de manera significativa", añade el economista. 

Desafortunadamente, Shearing dice que para los más pobres del mundo, es probable que esta tendencia dañe la calidad de vida.

"Dado que el camino de desarrollo más común comienza con la fabricación intensiva en mano de obra en sectores como los textiles, la vida de los países más pobres que aún no han logrado establecerse en la escala del desarrollo será más difícil". 

Él sí advirtió que la perspectiva futura quizá no sea tan pesimista. 

"En la mayoría de los escenarios, los efectos en la economía mundial en su conjunto serían negativos, pero manejables", dice el economista.

"Es cierto que parece poco probable que los flujos de comercio e inversión entre Occidente y China se agoten por completo, como si fuera una repetición de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética". 

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