Las plataformas y algoritmos han hecho de los artistas el eslabón más débil de la industria musical: el Parlamento Europeo quiere que eso cambie ya

No son pocas las críticas que se han podido leer y escuchar en los últimos años de los artistas sobre lo que cobran de las grandes plataformas de streaming. Por cada reproducción de un tema, unos céntimos de Spotify, otros de YouTube, otros de Amazon... Mientras que el monto más jugoso se lo están llevando otros intermediarios.

Las críticas son constantes y llegan de músicos y creadores de toda dimensión. Ha pasado cerca de una década desde que Taylor Swift lanzara un órdago y se acabara marchando de Spotify durante tres años. Tiempo suficiente para que el Parlamento Europeo haya votado este miércoles una resolución sobre lo que sucede precisamente en la industria musical con estos temas.

La resolución la ha defendido el eurodiputado español Ibán García del Blanco, quien ya fuera ponente del Reglamento de la Inteligencia Artificial que recibió luz verde en los trílogos a principios de diciembre. El texto que ha salido adelante —532 votos a favor— no es vinculante, pero sí marca la hoja de ruta de la Eurocámara en estos temas y lanza varias propuestas a Bruselas.

De hecho, con lo votado, el Parlamento pide a la Comisión crear un Observatorio de la Música que "analice datos y tendencias y busque soluciones legales a los problemas que se detecten". "Es necesario un foro permanente de diálogo integrando a todas las partes interesadas para buscar soluciones sostenibles en el tema de la retribución a autores", apostilla García del Blanco.

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El eurodiputado presentó su informe un día antes de defenderlo en el pleno europeo, el primero del año que se está celebrando estos días en Estrasburgo. Lo hizo en una rueda de prensa en la que Ibán García del Blanco remachó cómo el de la industria musical es "un mercado que adolece desequilibrios", entre los que enfatizó "el reparto de los beneficios".

"La parte de los beneficios de la retransmisión de música en continuo no llega de forma justa a la parte más débiles de la cadena de valor. El informe, en ese sentido, saluda los últimos esfuerzos del sector por corregir ese desequilibrio. Hemos visto noticias sobre cómo las plataformas o los sellos plantean nuevos modelos de relación con los autores", incidió el parlamentario.

El informe también contempla una crítica al mecanismo conocido como payola, que implica que muchos autores reciben una retribución menor a la que le correspondería a cambio de mayor visibilidad en las plataformas en las que se alojen sus contenidos.

Una IA ética generando y recomendando música: los desafíos de la próxima UE

La resolución de la Eurocámara también aborda los desafíos que conllevan los algoritmos de recomendación a la industria de la música. El eurodiputado español Ibán García del Blanco ya detalló en la rueda de prensa previa a la votación que la industria musical es, de todas las industrias culturales, la primera a la que llegó a la digitalización.

Por eso también advirtió que muchos de los "desequilibrios" que se ven en ella y que esta resolución pone negro sobre blanco también podrían llegar a otros sectores.

En ese sentido, el informe reclama "la transparencia algorítmica". "Necesitamos saber cómo funcionan los algoritmos que utilizan las grandes plataformas y qué criterios aplican en la priorización de contenidos de las obras europeas en la música", reclamaba García del Blanco.

De hecho, la resolución se detiene en, por ejemplo, el "uso ético de la IA" y la necesidad de discernir cuándo hay creaciones artísticas y musicales que han sido utilizadas para entrenar modelos de IA generativa. También sobre la proliferación de los deepfakes, imágenes, vídeos y audios artificiales que suplantan a una persona —con su rostro o su voz, por ejemplo—.

"Queremos acabar con los deepfakes que usan imágenes y voces de artistas sin consentimiento". Sin ir más lejos, hace unas semanas el artista Bad Bunny fue objeto de una polémica, después de que se viralizase una canción en TikTok con la salvedad de que era una canción que no compuso ni cantó él: se había generado mediante IA.

El documento aprobado por la Eurocámara no exige de forma inmediata una legislación específica por parte de Bruselas. Sin embargo, sí abre la puerta a la misma. "Lo que preferimos es que sea el mercado el que actúe a la hora de abordar algunos de los puntos débiles de la industria". Pero ante problemas como la visibilidad y los algoritmos "sí que se podrían adoptar algunas medidas".

Algo que, en cualquier caso, deberá estar encima de la mesa de las futuras instituciones comunitarias que salgan de las elecciones europeas de junio.

El informe, a su vez, llega en un momento muy delicado para una de las pocas grandes plataformas digitales europeas. Spotify, una tecnológica de origen sueco, despidió a finales del año pasado al 17% de su plantilla global, provocando la salida de 1.500 trabajadores. El principal argumento: el aumento de los costes para refinanciar deuda, una bomba de relojería para muchas compañías.