Por qué hay tanto aire en las bolsas de patatas fritas

Bolsa de patatas fritas

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Hace años pululaba un chiste por Facebook que decía así: "Señores de Matutano, se les ha colado una patata frita en su bolsa de aire". Dejando de lado el humor, es probable que tú también te hayas hecho una pregunta similar al abrir tu aperitivo favorito. ¿Por qué hay tanto aire en las bolsas de patatas fritas? ¿Cuál es la razón para que los paquetes de fritos o gusanitos estén tan vacíos?

En realidad, y aunque en muchas ocasiones la proporción del snack resulte decepcionante para el hambriento consumidor, la presencia de aire en el envase no responde a publicidad engañosa ni a una estrategia de marketing, sino que es necesario para que las patatas fritas resulten tan crujientes y apetitosas como a ti te gusta. 

Desde el blog Taste of Home lo explican de maravilla: la presencia de aire o espacio vacío se coloca intencionalmente alrededor de un producto para mantener los atributos intactos durante el mayor tiempo posible. Este espacio extra desempeña una función amortiguadora para proteger de los posibles daños a tus Cheetos, Lays o Ruffles desde la fábrica a la tienda o máquina expendedora.

Si no fuera por el relleno de aire, tus chips favoritas probablemente se verían como migas de pan, perderían su aspecto dorado y su textura crujiente. En realidad, este colchón llamado atmósfera protectora es sobre todo gas nitrógeno, que tiene propiedades conservantes. 

Además, en 1994 descubrieron que el nitrógeno también contribuye al sabor, logrando que las patatas estén más sabrosas y frescas. Dependiendo del tipo de producto se utiliza una combinación de gases u otra; priman el nitrógeno y el dióxido de carbono, aunque pueden emplearse gases nobles como el argón.

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Por otro lado, si tu bolsa estuviera llena de aire normal, las patatas fritas probablemente se empaparían y se echarían a perder. El método de conservación permite alargar la vida útil del producto hasta los 4 o 6 meses, además de evitar el uso de aditivos y la rotura por impacto o aplastamiento. 

Según señala el doctor, ingeniero alimentario y divulgador científico Miguel A. Lurueña al diario El País, hay una proporción idónea para que la atmósfera protectora sea efectiva: la relación entre el volumen de gas y el volumen del alimento debe ser igual o superior a 2. 

El propósito es que la proporción de oxígeno esté por debajo del 0,2%, para que no se aprecian alteraciones del olor o del sabor causadas por la oxidación de las grasas.

De hecho, las bolsas de patatas tienen una estructura compleja para poder reunir las aptitudes mecánicas y comerciales: suelen tener láminas de distintos materiales, como polipropileno y polipropileno metalizado, que sirven de protección frente a la luz e impiden la difusión de gases.

Para comprobar que no es ningún tipo de fraude o estafa, fíjate en el etiquetado de tu bolsa de patatas fritas: en el peso neto encontrarás la cantidad de producto exacta que podrás saborear. 

Eso sí, en cuanto abres la bolsa y expones el producto a la humedad, a la luz y al contacto con el oxígeno, tu aperitivo favorito puede perder en horas o días sus propiedades. La oxidación de las grasas es la que provoca que las patatas sepan a rancio y tengas que tirarlas. 

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