La marca española que elabora productos a partir de fruta y verdura descartada por razones estéticas para luchar contra el despilfarro alimentario

productos Es Im-perfect.
es im-perfect®/ Marta Torrent
  • es im-perfect es la primera marca española en comercializar productos a partir de excedentes alimentarios, como frutas y verduras desestimadas por cuestiones estéticas.
  • La marca ha sido creada por la ONG Espigoladors, centrada en acabar con el desperdicio alimentario. Los alimentos que utilizan para su elaboración han sido recolectados del campo por voluntarios y elaborados en su obrador, donde trabajan personas en riesgo de vulnerabilidad.
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Más de 820 millones de personas en todo el mundo pasan hambre cada día, mientras que alrededor de un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano (unos 1.300 millones de toneladas) se desperdicia. La mayoría son frutas y verduras.

Los hogares son el principal foco de este inmenso desperdicio, concentrando un 42% del total de los desperdicios.

De hecho, los hogares españoles cada año tiran más comida a la basura. El despilfarro entre enero y diciembre de 2018 supuso un total de 1.339 millones de kilogamos/litro —un incremento del 8,9% respecto al año anterior—.

Pero muchos alimentos son desestimados antes incluso de llegar a la mesa.

Una gran cantidad de frutas y verduras se queda fuera desde el propio proceso de recolecta, lo que supone su exclusión de cualquier tipo de comercialización pese a que en muchos casos son totalmente válidas para el consumo alimentario.

¿Las razones para desechar estos productos? A veces se deben a excedentes de producción o incluso de ventas, a las abruptas caídas de precios por debajo de lo que resulta rentable a agricultores y, también, cuestiones estéticas.

Intentar dar solución a este problema del despilfarro alimentario fue lo que en 2014 llevó a la creación de la fundación Espigoladors, una organización sin ánimo de lucro con sede en Cataluña que tiene entre sus objetivos la lucha por el aprovechamiento de los alimentos.

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"Nacimos en el 2014 para dar respuesta a tres necesidades sociales: la gran cantidad de desperdicio alimentario que había, la falta de acceso a una alimentación saludable para colectivos en riesgo de exclusión social y al mismo tiempo dar oportunidades laborales a personas en situación vulnerable", explica a Business Insider EspañaMireia Barba, presidenta de Espigoladors.

Productos a base de alimentos descartados por cuestiones estéticas y elaborados por personas en riesgo de exclusión

es im-perfect es una gama de productos alimentarios creados por Espigoladors, que se sitúa como la primera marca española en comercializar artículos a partir de excedentes alimentarios.

La marca cuenta con 5 gamas de productos (mermeladas, cremas, compotas, patés y salsas), 100% naturales y elaborados a partir de la recolección de frutas y verduras desestimadas para su consumo por meras razones estéticas.

es im-perfect
es im-perfect®/ Marta Torrent

Esta labor de espigamiento se lleva a cabo por voluntarios de la fundación, a través de acuerdos con productores. Mientras que el 95% de lo recogido se cede a entidades sociales —que llevan estos alimentos a colectivos desfavorecidos— el 5% restante se utiliza para crear los productos de es im-perfect.

Las conservas se elaboran en su obrador, a través del cual la organización busca ofrecer oportunidades laborales y formativas a personas cuya inserción laboral pueda ser más compleja.

Así, su modelo de trabajo es contratar a personas en "situación vulnerable derivadas de servicios sociales o del departamento de justicia", que trabajan en el obrador durante un periodo determinado. 

"Creemos que podemos dar trabajo y competencias laborales, como por ejemplo ayudantes de cocina, para que después puedan saltar al mercado ordinario y que a su vez otras personas tengan esta oportunidad de venir aquí a trabajar.", explica Barba.

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En cuanto a cómo adquirir sus productos, la firma tiene varios canales de distribución, desde tiendas a nivel detallistas —agrotiendas, charcuterías, hornos de pan, pequeños supermercados, etc.—  hasta gran consumo. En Cataluña sus productos pueden encontrarse en los supermercados Bom Preu i Esclat y Caprabo.

En la web de es im-perfect, pueden consultarse los lugares (y provincias) donde se pueden encontrar.

Recuperar el espigamiento para reducir el desperdicio de los alimentos

Espigoladors (Espigadores en catalán) no solo toma su nombra de esta práctica milenaria, también la recupera a través de acuerdos con el sector primario que permiten a su red de voluntarios espigar los restos de la cosecha sobrantes.

"Tenemos convenios con el sector primario, (con productores y productoras), y en colaboración con personas voluntarias, vamos a recuperar estos alimentos en el campo y los canalizamos a puntos de distribución gratuita con lo que cubrimos esa necesidad de alimentación saludable para personas en situación de vulnerabilidad", explica Barba.

Voluntario de Espigoladors
Jordi Flores

El número de personas interesadas en estas recogidas en el campo ha aumentado con la pandemia, asegura.

"La labor voluntaria de espigador está creciendo en el espigamiento, a raíz del COVID-19 ha aumentado la demanda no solo de alimentos, también de personas en situación vulnerable", afirma Barba.

El impacto medioambiental de los alimentos que tiramos a la basura

No solo en Cataluña, el modelo de Espigoladors se ha replicado en Navarra, bajo el nombre de Buruxka, y buscan seguir creciendo.

"Estamos estudiando la manera de hacer llegar los programas de espigamiento a otras comunidades", reconoce su presidenta.

El poder del consumidor para acabar con el despilfarro alimentario

personas haciendo la compra, mercado, frutería

Aunque los productores contribuyen al despilfarro alimentario desestimando alimentos totalmente válidos para consumir —en ocasiones por meras cuestiones estéticas que imponen los supermercados—, la idea que quieren transmitir desde Espigoladors no es la de señalar a estos actores como culpables del problema.

"Se han de entender muy bien las causas que hacen que se pierdan alimentos en cada parte de la cadena para no acusar a ninguna. Al final todos somos parte del problema y de lo que se trata es de buscar solución", reflexiona Barba.

"Al final los consumidores y consumidoras somos la última parte de la cadena alimentaria capaz de cambiar las cosas, si acabas pidiendo productos feos o bonitos, perfectos o imperfectos se acabarán vendiendo esos productos. Tenemos el poder de pedir o reclamar. Si todo el mundo hiciera estas pequeñas cosas seguramente conseguiríamos grandes cambios", asegura Barba.

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