La inflación, desbocada a doble dígito en junio: la gasolina y los alimentos disparan precios un 10,2%, su nivel más alto desde 1985

 compra en supermercado

Un mes más, la inflación vuelve a golpear el bolsillo de los hogares españoles, y esta vez lo hace a doble dígito, con una virulencia inusitada desde 1985.

La cesta de la compra se encareció un 10,2% interanual en junio, según el avance del IPC publicado hoy por el INE. Se trata de la mayor subida de precios experimentada en España desde mediados de los 80, cuando la crisis del petróleo disparó la cesta de la compra.

En mayo, el avance fue del 8,7%, después de que en abril pareciera que la inflación había tocado techo en el 8,3%, tras dispararse en marzo a máximos no vistos desde 1985 (un 9,8%).

Según el INE, este nuevo pico se debe a las subidas de los precios de los carburantes y de los alimentos y bebidas no alcohólicas. También ha influido el repunte de los precios de los hoteles, cafés y restaurantes, superior al del año pasado.

La inflación subyacente: el indicador de que las subidas se han incrustado

Pero no se trata sólo de que los precios estén subiendo a toda velocidad. Es que, además, ese encarecimiento podría haberse incrustado ya en la economía y contagiar a sectores más allá de la energía y las materias primas.

Esto puede medirse con la inflación subyacente, que en junio se disparó al 5,5%, un máximo no visto desde 1993

En mayo fue del 4,9%, mientras que enero, la tasa era menos de la mitad, y estaba a niveles de 2012.el 5,5%, su valor más alto desde agosto de 1993

Esto es un signo de alerta, porque indica que las subidas de precio podrían estar contagiándose a otros sectores de la economía.

La escalada inflacionaria no se está produciendo sólo en España, y ha suscitado 3 tipos de respuesta: los hogares gastan menos, el Gobierno ha prolongado las medidas de su plan de choque para mitigar el impacto de las subidas de precio, y el Banco Central Europeo sube tipos para tratar de encarrilar una inflación a todas luces desbocada.

La medida de subir tipos por parte del BCE busca controlar la inflación y llevarla a su objetivo de estabilidad de precios, fijado en el 2%. Sin embargo, esto será a costa de enfriar la economía y el consumo de unas familias ya de por sí golpeadas por la escalada de precios.

Precisamente la inflación ha provocado que el esfuerzo que los hogares tengan que destinar a sus compras se incremente en 3.000 euros al año, según datos del INE. 

Esto, a su vez, cristaliza en mayores recortes a la hora de hacer la compra, y en un cambio de tendencia en los hábitos de consumo: las familias gastan menos en restaurantes y hoteles, y más en vivienda y alimentación.

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