En qué invertir según tu edad para conseguir tus metas financieras

Grupo de jóvenes paseando en la oficina
  • No hay edad demasiado temprana para invertir, pero dependiendo de la franja de edad en la que te muevas deberás seguir una estrategia u otra. 
  • Hay que adaptar los movimientos a los objetivos que se tienen como comprarse una casa o ahorrar dinero para la jubilación. 
  • En función del perfil de riesgo que tengas te podrás decantar por uno u otro producto. 

Cada etapa de la vida es distinta de la anterior. A veces esta diferencia es grande, como cuando pasas de ser uno a ser dos y de ser pareja para convertirte en familia. Otras son pequeños cambios como cuando empieza a apetecerte más un plan de sofá y peli que ir de bares.

Esta diferencia también debería aplicarse a tus finanzas personales. ¿Cómo invertir según tu edad? ¿En qué productos hacerlo?

Lo primero que debes saber es que no hay una edad demasiado temprana para empezar a invertir. Cuanto antes empieces a invertir, mejor. A partir de ahí la forma en la que ahorras debería estar en consonancia con tus objetivos concretos y el uso que quieras hacer del dinero.

Para que lo entiendas mejor, no es lo mismo una persona con 25 años que quiere comprarse una casa antes de los 35 años que otra que busca ahorrar para jubilarse cuanto antes o para tener una jubilación dorada. Los horizontes temporales son diferentes y, por lo tanto, también la forma en la que deben evolucionar sus inversiones con el tiempo.

Lo que no cambian son dos decisiones que habrá que tomar: el riesgo que quieres asumir en cada momento y el producto de inversión concreto que debes usar. En otras palabras, cómo invertir según tu edad y en qué hacerlo.

Cómo invertir según tu edad

Planes de pensiones, fondos de inversión, ETFs, fondos indexados, acciones, PIAs... las alternativas de inversión son muy amplias y cada una tiene sus ventajas y desventajas. Antes de llegar a ese punto hay una cuestión clave que resolver ¿Qué riesgo deberías correr en cada etapa de tu vida? En otras palabras, cuándo debes ser arriesgado, moderado o conservador con tus ahorros.

La medida general del riesgo en inversiones a largo plazo es el porcentaje que destinarás a renta variable y a renta fija. Cuanto mayor sea la inversión en renta variable o bolsa, mayor será el riesgo, pero también las ganancias potenciales.

La recomendación más extendida por los expertos es que cuanto más joven, más riesgo y por lo tanto más renta variable. El motivo es que en las inversiones a largo plazo el objetivo debe ser la rentabilidad porque el tiempo permite obtener más beneficios con menos riesgos gracias al interés compuesto. Además, cuando tienes muchos años por delante puedes recuperarte de los errores.

Este porcentaje de renta variable iría reduciéndose según pasan los años y se acerca el momento de recuperar el dinero o la jubilación. Es una forma de limitar el riesgo de la inversión, para así asegurar en cierta forma esa rentabilidad que has obtenido hasta el momento.

Este sería un ejemplo de cómo distribuir tus inversiones según tu edad:

  • Invertir tu dinero de 25 a 35 años. Eres joven y tienes mucho tiempo por delante. El foco debería ser la rentabilidad y, por lo tanto, la renta variable debería consumir casi el 100% de tu cartera. En otras palabras, invertir en bolsa, fondos o planes de pensiones de renta variable. Recuerda que en este punto tu perfil como inversor será arriesgado.
  • Invertir tu dinero entre los 35 y los 45 años. La treintena marca el momento de empezar a calibrar el riesgo que asumes. La traducción es que el porcentaje de renta variable que inviertas debería recudirse hasta una horquilla entre el 70% y el 85% de la cartera.
  • Invertir tu dinero entre los 45 y los 55 años. Hay que volverse todavía más moderados con la inversión. El porcentaje en renta variable se reducirá hasta una horquilla entre el 40% y el 60%.
  • Invertir tu dinero entre los 55 y los 65 años. La jubilación se acerca y se supone que es el momento de asentar lo conseguido. ¿Cómo? Reduciendo la exposición a renta fija por debajo del 35%.
  • A partir de los 65 años. Empezarás a cobrar la jubilación y será el momento de ir recuperando parte de esas inversiones para complementar la pensión pública.

Estos porcentajes son sólo ejemplos de cómo distribuir tus inversiones en función de la edad, pero no son ni mucho menos inamovibles. De hecho, existe más de una teoría sobre cómo deberías invertir según tus años.

Una de las más conocidas es la regla del 120 para invertir tu dinero y otra la estrategia de asignación de activos de John Bogle, que es una variante de la regla anterior.Según una de sus normas, habría que invertir en renta fija el mismo porcentaje de tus inversiones que tu edad. En otras palabras, con 20 años deberías invertir un 20% de tu dinero en bonos.

Por otro lado, también hay quienes opinan que cumplir años no tienen por qué cambiar la asignación de activos. Así lo defienden Manuel Álvarez, Manuel Álvarez, economista y Secretario General de la Organización de Consultores de Pensiones, en una charla en Value School sobre planes de pensiones que merece la pena ver o Iván Martín, director de Inversiones de Magallanes en una ponencia donde aseguraba que su padre, con 64 años, invertía todo en renta variable.

En qué invertir según tu edad

¿Qué productos de inversión son los adecuados para cada edad? Como hemos visto, el mundo financiero es muy rico en opciones y aunque todas son válidas, las hay que funcionan mejor en determinadas etapas.

Fondos de inversión en toda su extensión y planes de pensiones son los más interesantes a largo plazo por sus ventajas fiscales. Y es que con ambos productos no pagarás impuestos por las ganancias que vayas generando aunque cambies de productos. Para que lo entiendas, mejor puedes cambiar de un plan de pensiones de renta fija a uno mixto (parte de renta fija y renta variable) sin pagar impuestos por las ganancias que hayas acumulado. Terminarás pagando a Hacienda al final, pero hasta entonces tu dinero crecerá más rápido y podrás aprovechar mejor el interés compuesto.

Además, en ambos casos se trata de productos ya de por sí diversificados, ya que invierten en una cesta de activos. La alternativa sería construir tu propia cartera de acciones, que no cuentan con esa ventaja (cada vez que vendas una acción pagarás entre un 19% y un 23% de impuestos). Además, para formar una cartera bien diversificada necesitarás más capital.

Algo parecido ocurre con los ETFs, que a diferencia de los fondos indexados no cuentan con su ventaja fiscal porque tributan como acciones. Los fondos indexados son precisamente otra alternativa interesante.

De hecho, hasta Warren Buffett cree que son la mejor decisión de inversión para el ahorrador particular. Así lo asegura en una de las cartas a a los inversores de Berkshire Hathaway.

 "El objetivo de los inversores particulares no debe ser elegir a las acciones ganadoras ,ni él ni sus gurús pueden conseguirlo, sino que el objetivo debe ser adquirir una parte representativa de las empresas que en conjunto están obligadas a hacerlo bien. Con un fondo indexado del S&P 500 con un bajo coste conseguirán este objetivo. Ésta es la mejor decisión que puede tomar un inversor particular", señala en la misiva.

En pocas palabras, apostar por la gestión pasiva frente a la gestión activa para el global de la cartera. Si todavía no distingues ambos estilos de inversión y no sabes cuál elegir, aquí te damos las claves: Ventajas e inconvenientes de la gestión pasiva y activa de tu cartera de inversión.

¿Y los seguros de ahorro? Este producto fue el que más creció en 2018 según los datos de ICEA. Dentro del sector, los PIAS se llevan la palma gracias a una transición que les ha llevado de ser un producto conservador, normalmente garantizado y con escasas rentabilidades, a uno más flexible construido a través de carteras de fondos para ofrecer alternativas a todo tipo de ahorrador.

En este sentido, el PIAS puede ser una buena alternativa si tienes pensado invertir a más de 5 años vista y después recuperar el dinero como renta vitalicia y no todo de golpe.

Al final, el producto concreto es importante para saber en qué invertir a cada edad, pero todavía lo es más saber cuánto riesgo puedes y quieres correr en cada momento de tu vida.

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