Por qué el liderazgo español en fibra óptica puede suponer un freno al despliegue del 5G

Alberto Iglesias Fraga
Fibra óptica
  • Se discute la influencia negativa que la omnipresencia de la fibra óptica pueda tener sobre el futuro despliegue de las redes 5G en España
  • En Estados Unidos, los operadores de telecomunicaciones ya se plantean apostar por el 5G como opción predeterminada para llevar Internet de banda ancha a zonas rurales.
  • En nuestro país, la enorme inversión de las 'telecos' en fibra les obligará a amortizar las actuales infraestructuras y reducirá la urgencia por desplegar las antenas de 5G.

Normalmente tendemos a quedarnos con una imagen negativa de nuestro país. Y motivos no nos faltan para encontrar a España en lo más bajo de numerosos ránkings internacionales. Pero hay algunas honrosas excepciones, como nuestro liderazgo europeo en kilómetros de tren de alta velocidad o el enorme despliegue de fibra óptica que existe dentro de nuestras fronteras.

No en vano, España es el país de la UE con una mayor tasa de penetración de fibra hasta el hogar (FTTH). Según el Consejo Europeo, el 44% de los hogares españoles dispone de fibra en su hogar. Tan solo nos superan Letonia y Lituania en penetración de mercado, pero en su caso lo hacen a base de fibra hasta el edificio (FTTB, que depende de línea de cobre para la última milla) y no hasta el consumidor final.

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Es un motivo de orgullo que nos sitúa en una posición preferencial a la hora de abordar tendencias como los contenidos en streaming y otros servicios ‘over-the-top’ que dependen de buenos anchos de banda para su funcionamiento.

Pero como sucede con todo en esta vida, todo lo bueno tiene un lado oscuro. Y en este caso, se trata de la influencia negativa que esta omnipresencia de la fibra óptica pueda tener sobre el futuro (o presente en pañales, si lo prefieren) despliegue de la nueva generación de redes móviles: el 5G.

Fibra 'vs' 5G

Hoy por hoy, tanto la fibra óptica como el 5G son redes de alta velocidad que ofrecen conexiones de varios cientos de Mb por segundo, en una carrera que pronto llegará también a los Gbps. La latencia en ambos casos también es muy reducida, aunque en ese caso la batalla parece decantarse por el lado de la nueva generación de redes móviles. 

Pero si ya llevamos conviviendo durante décadas con la fibra óptica, la red 5G todavía es un sueño en pleno despliegue, pendiente de las últimas subastas de espectro y la instalación de las miles de antenas que deben darle cobertura en nuestro país. 

Sin embargo, aunque el carácter móvil de las redes 5G parezca circunscribir esta tecnología al ámbito de los smartphones, dispositivos conectados y toda la amalgama del ‘edge computing’, nada más lejos de la realidad. Muchas voces ya comienzan a hablar de despliegues masivos de banda ancha en zonas rurales sobre 5G en lugar de fibra, y motivos a favor y en contra de idea no faltan precisamente.

A favor de optar por fibra óptica:

  • El despliegue ya está realizado y las siguientes innovaciones que vayan llegando (como conexiones de hasta 1 Gbps) no requerirán un tendido nuevo, sino una mera adaptación de la tecnología actual
  • La estabilidad de la fibra óptica es única en estos momentos. Esto es que la velocidad contratada es siempre la real, indistintamente de cualquier condición del medio exterior o circunstancias ajenas al propio cable.
  • La latencia de la fibra óptica en estos momentos ronda entre el milisegundo y los 5 milisegundos. Esto es, en la práctica, hablar de conexiones prácticamente instantáneas.

A favor del 5G:

  • El precio de desplegar una red de fibra óptica es milmillonario, especialmente en países extensos o con mucha población rural. En muchos de estos casos, estas obras no compensan ante la escasa población a la que van a cubrir. En ese sentido, desplegar una red móvil (que no requiere de más obra que la instalación de una antena) es mucho más asequible (y veloz).
  • La cobertura es, potencialmente, universal. Aunque es cierto que se requiere de conexiones de fibra hasta las antenas, es mucho más fácil escalar la cobertura de una red móvil que la de una fibra óptica, especialmente si hablamos de FFTH.
  • Es cierto que el 5G no ofrece en estos momentos la estabilidad y consistencia de la señal que la fibra, pero ya se viee trabajando en alternativas como OTFS (Orthogonal Time Frequency Space) que permiten ofrecer un mejor servicio sobre redes 5G incluso en pleno movimiento.

Amortizar 'vs' oportunidad de negocio

Con estos argumentos a favor y en contra, no es de extrañar que se venga atrayendo mucho interés sobre las conocidas como banda ancha fija inalámbrica (Fixed Wireless Access en inglés, o FWA). Una alternativa más que reseñable a la fibra óptica, especialmente en zonas rurales o con escasa penetración de redes de cable, que ya está siendo explorada por los grandes operadores de telecomunicaciones norteamericanos (Verizon, T-Mobile o AT&T). 

Motivos no les faltan: gracias al 5G podrán extender su oferta de banda ancha a millones de hogares dispersos por EEUU, a un coste mucho menor que si tuvieran que tirar cable por todo el territorio. Y eso supone una oportunidad de negocio milmillonaria (a la propia conectividad hemos de sumar todos los servicios que pueden comercializarse sobre ella) que no van a dejar pasar.

Berta Millán, responsable de Network en Accenture, y José Luis Sancho, director de Accenture Digital, confirmaban que "algunos países, como Estados Unidos, tendrán cierta prisa en la adopción del 5G ante el poco despliegue de redes de fibra óptica en su territorio (...) Desplegar rápidamente 5G les servirá, entonces, no sólo para impulsar nuevos servicios en movilidad y del Internet de las Cosas, sino también para proveer de Internet de banda ancha a poblaciones rurales y que tenían difícil acceso a otras tecnologías".

Sin embargo, en el caso de España la situación es a la inversa. Nuestro país, con su grandísimo despliegue de fibra óptica y con planes públicos de llevar esta conectividad fija al 90% de municipios en 2021, no tiene esa urgencia de desplegar 5G para prestar el servicio que ya viene otorgando la fibra. Nos quedamos así con 'únicamente' los incentivos derivados del uso de esta nueva generación de redes móviles para nuevos casos de uso, principalmente en el segmento empresarial.

Y lo que es más: todos los operadores españoles han hecho inversiones millonarias en desplegar sus redes de fibra óptica. Incluso se han producido compras (como la de ONO por Vodafone o Jazztel por Orange) que tenían como foco clave acelerar la penetración de fibra de sendas compañías en el territorio.

Toda esa inversión ha de ser amortizada ahora, lo que a su vez impide un cambio drástico para empezar a ofertar propuestas de Internet de alta velocidad en zonas rurales sobre 5G. Una situación compleja de resolver pero que, sin duda alguna, estará en la agenda de los directivos de las 'telco' en los próximos años...

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