'Love bombing': cómo identificar esta manera de ligar carente de empatía y responsabilidad afectiva

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Es la era de el consumo por el consumo, tanto que se ha extrapolado también a las relaciones sociales, y entre ellas, al amor.  

En la era contemporánea se consume amor en las apps de los teléfonos móviles, como si de un catálogo se tratara. Y en esta tarea de encontrar un match, puedes toparte con todo tipo de de experiencias. 

No es la primera vez que se habla sobre responsabilidad afectiva, porque las redes sociales han dado la capacidad a las personas de interactuar con una careta o escudo a modo de pantalla donde pueden, o creen que pueden, actuar de una manera que no harían en persona. Les otorga distancia.

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Tanto se han dado este tipo de situaciones, que han surgido nuevos términos en relación a las prácticas poco empáticas que se realizan tanto en las apps de citas, como en las redes sociales, una de las más conocidas es el ghosting

El término ghosting hace referencia desaparecer por completo de la vida de otra persona sin previo aviso, con la que previamente se había creado un vínculo, fuera virtual o físico, llegando a bloquear al susodicho para no tener que rendirle cuentas.

Ahora, existe un nuevo término para definir justo el paso previo a ese ghosting, cuando se da en relaciones amorosas, y se le ha dado el nombre de:love bombing o bombardeo de amor (una práctica que en sus orígenes fue un método de persuasión religioso de la década de los 60). 

En la práctica consiste en persuadir a la persona que se quiere conquistar a través de regalos, mensajes excesivamente cariñosos o promesas de futuro, fruto de un amor muy exacerbado. Una vez que esa persona consigue que la otra se deje llevar, se cansa y desaparece. 

Al parecer forma parte de un patrón tan común, que un grupo de investigadores han llevado a cabo un estudio psicológico para ahondar en el perfil de las personas que practican este tipo de técnicas para ligar, para entender cómo eran sus relaciones interpersonales y asociarlo, o no, a su nivel de narcisismo. 

Efectivamente, tras recoger los datos de una muestra de casi 500 estudiantes universitarios entre 18 y 30 años, el estudio concluyó que las personas que realizaban este bombardeo amoroso eran más narcisistas. 

Además, el perfil común de una persona tendente a hacer love bombing solía ser inseguro, con falta de confianza y seguridad en sí mismo.  

Según el psiquiatra estadounidense Dale Archer, uno de los pioneros en el estudio de este tipo de acciones en las relaciones de pareja, existen 3 fases del love bombing:

1. Idealización

Se crea esa imagen de que el conquistador en cuestión está absolutamente prendado de la otra persona y que llega a sentir fascinación por esta, con muestras extravagantes y exageradas de cariño, ya sean materiales o verbales o de afecto. 

Ante esto, muchas personas no se sienten cómodas y no continúan conociendo a esta persona, pero otras se dejan seducir hasta que pasan a la siguiente fase. 

2. Afecto intermitente

Los actos que antes se mostraban de una manera absolutamente natural, ahora, empiezan a descompensarse. Por un lado, se ha disminuido la regularidad de los detalles y por otro, comienzan los comentarios y comportamientos hostiles hacia la otra persona. 

 

A veces, incluso llegando a tratar de manipular a la pareja con estrategias de castigo si no se hacen ciertas cosas, o hacer sentir una culpabilidad innecesaria por quedar con amigos o hacer planes fuera del entorno de la pareja. 

3. Fase de descarte

De la noche a la mañana, por diversas razones, la persona embaucadora decide que la relación debe terminar. Entonces, no se establece un entorno amable en el que hablar de lo ocurrido o de los sentimientos, sino que desaparece

Borra a su pareja de todas partes y evita cualquier tipo de contacto, virtual o físico, es decir le hace ghosting.

Muchas personas ante esta situación se plantean que han hecho mal para llegar a un punto tan extremo, pero el peso no debe recaer en ellos.

La responsabilidad afectiva es necesaria para poder abordar estas situaciones con madurez y explicar a la otra persona por qué no se puede seguir con la relación, algo totalmente lícito. 

Esta comunicación garantizará que ambas personas se sientan bien sabiendo los motivos de la ruptura y puedan avanzar por caminos diferentes. 

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