Muerte en la 'montaña salvaje': lo que realmente ocurrió en el K2 y por qué 100 alpinistas pasaron por encima de un moribundo camino de la cumbre

Matthew Loh
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El K2 es la segunda montaña más alta del mundo, pero la más difícil de conquistar.
El K2 es la segunda montaña más alta del mundo, pero la más difícil de conquistar.

Getty Images / Joe Stenson

  • El 27 de julio, más de 150 personas intentaron hacer cumbre en el K2 mientras un hombre agonizaba a su paso.
  • Las imágenes de la montaña conmocionarían al mundo cuando mostraron a los escaladores caminando junto a él.
  • Pero la investigación de Business Insider revela una historia mucho más sombría de negligencia, miedo y desesperación.

En la oscuridad, ascendieron. Más de 150 hombres y mujeres avanzaron cautelosamente por el hielo, agarrados a cuerdas aseguradas a la ladera de la montaña apenas unas horas antes.

Algunos llevaban meses esperando esa ascensión. Tenían una pequeña ventana: los vientos se habían calmado por fin la mañana del 26 de julio, dando a los equipos su primera oportunidad de hacer cumbre en el K2, el rey de las montañas, en la zona de la Cachemira administrada por Pakistán.

Les informaron de que una tormenta se cebaría con la montaña el 28 de julio. No había tiempo que perder: o ascendían ahora o debían esperar al año que viene. 

En cabeza estaba el equipo de fijación de cuerdas, un escuadrón cuidadosamente seleccionado de los mejores sherpas y guías. Trabajando en medio de la espesa nieve, abrieron una ruta asegurando cuerdas a lo largo del rocoso espolón Abruzzi, el camino más frecuente hacia la cima.

Detrás de ellos, una columna de linternas frontales (las que se colocan sobre la cabeza) salpicaba la ladera pakistaní como luciérnagas en la niebla. Allí trataban de ascender para hacer cumbre atletas ansiosos, sherpas nepalíes, guías de montaña occidentales y aficionados extranjeros que habían pagado para conquistar la montaña más dura del planeta.

Al frente del grupo iba la alpinista noruega Kristin Harila. Al amanecer, ella y su guía, Tenjen 'Lama' Sherpa, se convertirían en las personas más rápidas en alcanzar los 14 picos más altos del mundo.

También estaba Mohammad Hassan. Este porteador pakistaní de 27 años, encargado de transportar el material para el equipo de fijación de cuerdas, escaló las gélidas alturas situado en algún lugar entre los escaladores veteranos y Harila.

Esa noche lo encontrarían cabeza abajo, colgando a más de 8.000 metros de altura, suspendido sobre un abismo, con la cara enterrada en la nieve.

Al término de la ventana para hacer cumbre, al menos 102 personas habían conquistado el K2. Todos los alpinistas de pago descendieron sanos y salvos y se reagruparon en el campamento base.

Pero Mohammad no lo hizo.

Su muerte sacudiría la industria del alpinismo en las semanas siguientes y acabaría apareciendo en los titulares de todo el mundo. Los alpinistas que hicieron cumbre en el K2 aquel día se vieron envueltos en un agrio debate. La polémica se disparó mientras la gente discutía si un hombre a más de 8.000 metros sobre el nivel del mar podría haber sido rescatado de la Montaña de las Montañas o si la codicia por la gloria había cegado a más de 100 escaladores y dejado a Mohammad varado en el hielo.

Business Insider ha hablado con siete alpinistas y guías de montaña que estuvieron en el K2 aquella noche, entre ellos dos que presenciaron los momentos inmediatamente posteriores a la caída de Mohammad.

Tras nuevas conversaciones con expertos en alpinismo y con un amigo del porteador fallecido, ha surgido una imagen más clara de los verdaderos acontecimientos que se desarrollaron en aquella noche de confusión y tragedia en el K2. La empresa para la que trabajaba Mohammad, Lela Peak Expedition, no ha respondido a las múltiples peticiones de declaraciones. El Departamento de Turismo, Deportes, Cultura, Arqueología y Museos de Pakistán tampoco ha respondido a una petición similar.

La 'montaña salvaje'

El K2 no es el Everest. O mejor dicho, el Everest no es el K2.

"Si quieres presumir, sube al Everest. Si quieres respeto, escala el K2", resume el entrenador de escalada Alan Arnette, alpinista desde 1997 y el estadounidense de más edad que ha hecho cumbre en el K2.

El K2, apodado la "montaña salvaje", es mucho más difícil y técnico de escalar que la montaña más alta de la Tierra, explica Arnette a Business Insider. El Everest tiene una tasa de mortalidad del 3%, mientras que la del K2 era del 25% antes de 2021. Ahora ronda el 18% después de convertirse en una opción mucho más popular para los escaladores, estima Arnette.

"El K2 es sólo 200 metros más bajo que el Everest, pero es increíblemente escarpado. Empieza siendo muy empinado, lo es en la mitad y lo es al final", explica Arnette. En cambio, el Everest tiene muchas zonas relativamente llanas, como el Cwm occidental.

Una vista del K2, tomada en 2014.
Una vista del K2, tomada en 2014.

Alan Arnette

Y el tiempo es notoriamente impredecible, subraya Arnette. Los vientos del oeste que soplan en la cordillera del Karakórum azotan el K2 de frente, formando remolinos y aumentando el riesgo de avalancha.

Teniendo en cuenta estos factores, los montañeros esperan a que los vientos soplen a menos de 50 kilómetros por hora y aprovechan esas pequeñas oportunidades para intentar hacer cumbre. "Este año ha sido muy poco habitual, ya que sólo hubo un día de la temporada, el 27 de julio, en que los vientos fueron lo bastante flojos", explica Arnette.

Los alpinistas que estuvieron en el K2 coinciden. "La información que recibimos al subir era que el 28 habría una tormenta bastante fuerte", cuenta Lucy Westlake, que intentó escalar el K2 con la empresa estadounidense Madison Mountaineering.

La mayoría de los equipos creían que el 27 de julio era el último día de esa ventana para hacer cumbre, explica Westlake. Y como casi todos los alpinistas pensaban que sólo tenían una oportunidad, los aspirantes a la cumbre inundaron el camino.

Escaladores subiendo el K2.
Escaladores subiendo el K2.

Lucy Westlake

Oswaldo Friere, guía de montaña ecuatoriano del grupo nepalí Seven Summit Treks, cuenta a Business Insider que contó al menos 41 tiendas en el campo 3, el último punto de descanso de esta temporada antes de la cumbre.

Tantas tiendas significaban fácilmente que se habían reunido entre 120 y 160 personas para el ascenso final, según Friere.

Friere, alpinista desde hace 31 años, formaba parte del equipo de cordada que trazaba la ruta entre los campamentos inferior y superior. En vista del mal tiempo y del gran número de personas que necesitaban cobijo, los veteranos renunciaron a construir el campo 4 en The Shoulder, una meseta utilizada tradicionalmente como punto de partida para los ascensos a la cumbre.

Oswaldo Friere, a la izquierda, fue uno de los que arreglaron las líneas de acceso a los campamentos superiores bajo la nieve. Los escaladores, a la derecha, se dirigen a los campamentos superiores.
Oswaldo Friere, a la izquierda, fue uno de los que arreglaron las líneas de acceso a los campamentos superiores bajo la nieve. Los escaladores, a la derecha, se dirigen a los campamentos superiores.

I: Oswaldo Friere, D: Lucy Westlake

Los riesgos en el K2 se estaban agravando drásticamente, señala Friere. La nieve había caído días antes, dejando apenas tiempo suficiente para que se acumulara y proporcionara una base sólida.

Los que quisieran llegar a la cumbre tendrían que escalar desde el Campo 3, luego subir una pared mortal de hielo y roca conocida como 'cuello de botella', y luego a lo largo de una empinada 'travesía del serac', antes de caminar dos horas más por un terreno con una inclinación de 60 grados.

Y con cada persona más en el camino, escalando de noche, el peligro de avalanchas o desprendimientos de rocas aumentaba significativamente. "Hubiera estado muerto de miedo", confiesa Arnette. Cuando hizo cumbre en el K2 en 2014, solo 10 personas se lanzaron a la cima el mismo día.

Al percibir el peligro, Friere estuvo a punto de recoger su equipo y descender del campo 3. Al final, acabó por decidirse a intentar la cumbre con la intención de ayudar a Westlake —su amiga y la mujer estadounidense más joven en conquistar el Everest— a batir el mismo récord en el K2. Intentarían alcanzar la cima, pero acordaron evaluar las condiciones a medida que ascendían.

Como la mayoría de los clientes y guías, Lucy Westlake utilizó oxígeno suplementario para hacer cumbre.
Como la mayoría de los clientes y guías, Lucy Westlake utilizó oxígeno suplementario para hacer cumbre.

Lucy Westlake

A medida que caía la tarde del 26 de julio, decenas de escaladores partieron del Campo 3 hacia la cima. Mohammad y el equipo de fijación de cuerdas debían estar entre los primeros grupos en moverse, antes de las 15.30, según la estimación de Friere.

El equipo de Harila, formado por ella, Tenjen y el cámara brasileño Gabriel Tarso, empezó a moverse a las 8 de la tarde. Pocos días antes, habían terminado una ascensión a otra montaña de 8.000 metros en Pakistán, el Broad Peak.

Friere y Westlake salieron a medianoche, con la esperanza de que el retraso en la salida les proporcionara horas de espacio entre ellos y los demás equipos, lo que haría más segura la ascensión.

Se equivocaron.

El gran serac - 2 am

Escaladores acercándose al Cuello de Botella y a la travesía en 2014, con un gigantesco acantilado de hielo suspendido sobre ellos.
Escaladores acercándose al Cuello de Botella y a la travesía en 2014, con un gigantesco acantilado de hielo suspendido sobre ellos.

 Alan Arnette

Hacia las 2 de la madrugada, Harila sospechó que algo iba mal. Había llegado al gigantesco serac del K2, un monstruoso acantilado de hielo que cuelga de la ladera de la cumbre, a unos 300 metros por debajo del pico.

Por delante, el equipo de fijación de cuerdas iba ganando tiempo.

Pero los pocos escaladores que iban delante de Harila se habían detenido. Para examinar la causa del retraso, su equipo empezó a adelantar a otros montañeros para llegar al frente de la fila, cuenta Harila a Business Insider.

Su relato de los acontecimientos que siguieron inmediatamente ha sido corroborado por imágenes a las que ha tenido acceso Business Insider, junto con una entrevista a otro alpinista de otro equipo. Este otro escalador iba al frente de la comitiva y ha pedido permanecer en el anonimato, citando las amenazas de muerte que Harila ha recibido en las últimas semanas. En adelante se hará referencia al escalador como Doe, pero su identidad ha sido verificada y es conocida por Business Insider.

Doe, una de las tres primeras personas en la cola del K2, fue una de las primeras en ver al porteador al borde de la muerte. A través de la oscuridad, pudieron distinguir una figura atascada bajo el sendero.

"En algún momento oímos a alguien decir: '¡Ah, ah!', como si algo fuera mal. Avanzamos y vi a esta persona colgada boca abajo, con el vientre descubierto", relata Doe.

Mohammad había caído en un tramo muy escarpado del K2 conocido como travesía del serac, donde las laderas están inclinadas a unos 70 grados y se precipitan muy abajo. Situada a unas dos horas de la cumbre, tiene una extensión de 500 metros y los escaladores deben caminar haciendo equilibrios en el lado de la pendiente extrema para alcanzar su objetivo.

Una vista de la travesía en 2014, cuando Alan Arnette hizo cumbre en el K2.
Una vista de la travesía en 2014, cuando Alan Arnette hizo cumbre en el K2.

Alan Arnette

Según Doe, el porteador quedó colgado, incapaz de ayudarse a sí mismo, a unos cinco metros por debajo del sendero.

Un compañero de Mohammad se encontraba más adelante en el sendero de montaña, aparentemente inseguro sobre cómo realizar un rescate. También era porteador del equipo de cuerdas. Business Insider ha identificado al hombre, pero no publicará su nombre por motivos de privacidad y seguridad.

Doe vio que un perno de hielo que sujetaba las cuerdas fijas se había soltado cerca de Mohammad, lo que indicaba que quizás había sido arrancado cuando cayó. Su jumar, un dispositivo manual para sujetarse a las cuerdas fijas, seguía colgando de los cabos anclados arriba, añade Doe.

Aún no está claro por qué Mohammad quedó fuera de combate tras caer sólo unos metros. A partir de los 8.000 metros de altitud puede producirse el mal de altura, o edema pulmonar o cerebral, cuando el líquido llena los pulmones o el cerebro. Las enfermedades preexistentes también pueden ser mortales en la montaña.

Con Mohammad cabeza abajo, su ropa había empezado a deslizarse y a juntarse alrededor de la parte superior de su torso, dejando al descubierto la parte inferior de su abdomen, según Doe. Sus piernas estaban retorcidas por las cuerdas, añade Harila.

A ambos escaladores también les pareció extraña su vestimenta. Mohammad no llevaba un traje de plumas, una prenda vital para las montañas de 8.000 metros que cubre todo el cuerpo del escalador para mantenerlo caliente, explica Doe. No se escalaba el K2 sin uno, según explican varios alpinistas a Business Insider.

"No estábamos seguros de quién era esta persona, ni siquiera de si era un hombre o una mujer. Me preguntaba por qué esa persona estaba entre nosotros y el equipo de fijación de cuerdas, porque pensábamos que éramos el primer grupo de clientes", señala Doe.

Harila también cuenta que Mohammad no llevaba ni traje de plumón ni oxígeno suplementario, que es otro equipo esencial para las ascensiones a gran altitud.

"No llevaba regulador, ni mascarilla, ni botella, no lo habíamos visto antes y no sabíamos si lo había tenido antes y lo había perdido", explica Harila. "Pero allí no había ni rastro de oxígeno. Y ni siquiera llevaba guantes en ese momento".

Rescate sobre el abismo - 2:15 a.m.

Harila dice que ella y su equipo decidieron ayudar a Mohammad, ya que eran algunos de los escaladores y sherpas más fuertes presentes.

Doe recuerda lo mismo. Como cliente de un sherpa y sin experiencia en alpinismo, afirma que se centró en asegurarse de no estorbar. "Mi mayor contribución sería asegurarme de no ser la causa de otro rescate", asegura.

El intento se prolongaría durante horas, y los rescatadores, ya agotados, tuvieron que moverse con precaución, sobre todo porque se había soltado un anclaje de hielo. Las traicioneras laderas continuaban cientos de metros más abajo, y si alguien se desprendía de algún modo, la muerte estaría casi garantizada.

Al principio del rescate, un joven sherpa intentó añadir otro tornillo de hielo, pero resbaló en la nieve fresca, según cuentan los dos escaladores. Ambos recuerdan que estaba visiblemente agitado.

Harila, Tenjen, Tarso y varios sherpas se afanaron en fijar el tornillo de hielo, atar cabos extra a Mohammad, darle la vuelta y subirlo centímetro a centímetro.

"Piensa en subir una bolsa de 45 kilos", comenta Arnette al evaluar el intento de rescate. "Lo más probable es que estuviera a punto de perder el conocimiento, si no inconsciente. Era incapaz de ayudarse a sí mismo".

"¿Estás a qué, 8.300, 8.400 metros? Estás usando oxígeno suplementario", dice. "Tienes las gafas puestas y es plena noche". Para ella, su sherpa y su fotógrafo, ésta era ya su quinta montaña de 8.000 metros en dos semanas.

Mientras tanto, Doe tomó una foto de la escena. La imagen fue tomada a las 2:15 a.m., según una marca de tiempo consultada por Business Insider.

Esta imagen fue tomada alrededor de las 2:15 a.m.
Esta imagen fue tomada alrededor de las 2:15 a.m.

Anónimo

El equipo de Harila grabó sus propias imágenes, también vistas por Business Insider, de escaladores evaluando la caída de Mohammad.

En las imágenes se puede ver al compañero de Mohammad ayudando a sujetar las cuerdas.

Mientras los escaladores veteranos sacaban a Mohammad de la pendiente, el porteador estaba al menos parcialmente lúcido y gritaba como si "no estuviese en buenas condiciones", afirma Harila. Tarso le dio a Mohammad su máscara de oxígeno e intentó calmarlo, añade.

Mientras tanto, se iban formando filas de personas detrás de Doe. "Cuando me giré, vi la enorme cola que había detrás. Intenté retroceder un paso. Nadie podía moverse", relata.

Minutos después, se produjo la avalancha.

El cuello de botella - 3 a.m.

Eran alrededor de las 3 de la mañana cuando Westlake y Friere llegaron a The Shoulder, la meseta que habría servido de Campo 4. La ruta estaba atestada de escaladores. 

"En cuanto llegamos a la cima, se podía ver una hilera de linternas subiendo por la montaña", explica Westlake. "Probablemente la mayoría de la gente que iba a la cumbre estaba allí mismo".

Westlake y Friere vieron una cadena de linternas de cabeza llenando el Cuello de Botella y la travesía.
Westlake y Friere vieron una cadena de linternas de cabeza llenando el Cuello de Botella y la travesía.

Lucy Westlake

Friere recuerda la confusión en las radios. "Empezamos a oír por la radio que había habido un accidente". Alguien se había caído del sendero y nadie podía levantarlo, recordaba haber oído.

A lo largo de la cadena de escaladores, empezaba a cundir la ansiedad. El rescate estaba bloqueando a la comitiva de escaladores, y Mohammad había caído justo después de lo que se conoce como el Cuello de Botella, un empinado barranco de roca de 100 metros de altura considerado la parte más peligrosa de la ascensión.

Y casi todos los escaladores estaban ahora atrapados en el interior del Cuello de Botella, o en sus salidas. Está situado justo debajo del Gran Serac, lo que lo convierte en especialmente inseguro cuando se desprenden fragmentos del acantilado de hielo.

Según Arnette, los escombros del Serac pueden introducirse en el barranco, lo que da nombre al cuello de botella, arrastrando las cuerdas fijas y matando a cualquiera que quede atrapado en su interior.

"Cuando cae un trozo de hielo, como ocurrió en 2008, causa estragos en todo lo que hay debajo, porque tienes toneladas de hielo cayendo a gran velocidad", explica Arnette.

Once escaladores murieron en el Cuello de Botella cuando se desplomó una sección del Gran Serac en 2008, uno de los peores desastres de la montaña. "El secreto está en atravesar el Cuello de Botella lo antes posible", explica Arnette.

Una vista del Gran Serac en 2014, tomada justo debajo del Cuello de Botella.
Una vista del Gran Serac en 2014, tomada justo debajo del Cuello de Botella.

Alan Arnette

Quizás los escaladores podrían haberse espaciado y descendido para esperar. Sin embargo, no lo hicieron, o no pudieron hacerlo. El tamaño de la multitud en el Cuello de Botella, la falta de experiencia de muchos escaladores clientes, la oscuridad de la noche y la confusión sobre la caída de Mohammad dificultaron la tarea de organizar una evacuación.

"A veces a la gente le da eso que se llama fiebre de la cumbre", dice Friere, el veterano escalador ecuatoriano. "Crees que porque hay mucha gente estás a salvo, porque todo el mundo está haciendo lo mismo. Pero no es así".

En The Shoulder y atisbando la noche, Westlake y Friere tenían poca idea de lo que estaba ocurriendo en la travesía, y mucho menos de cómo había caído Mohammad. Friere supuso que el grupo de la cima tal vez no había llevado cuerdas adicionales, lo que sería de gran ayuda en caso de rescate.

Decidió rodear a los escaladores del Cuello de Botella y subir el equipo.

Pero mientras Friere calculaba la distancia hasta la cima, Westlake vio el estruendo de la nieve.

"Lucy me preguntó: '¿Es una avalancha?", cuenta Friere. "Y miré hacia arriba y vi el muro blanco de nieve que se nos venía encima".

La avalancha no llegó al Cuello de Botella, evitando una catástrofe masiva, y únicamente se llenó de nieve en polvo que cayó sobre los escaladores que se encontraban en The Shoulder, incluidos Westlake y Friere.

Cuando la avalancha amainó, tanto Westlake como Friere estaban cubiertos hasta las rodillas. Suspendieron su intento de alcanzar la cumbre. Esa noche se produjeron otras avalanchas menores, y al menos tres empresas occidentales abandonaron sus ascensiones debido al riesgo, haciendo bajar a sus clientes.

Westlake tomó esta foto de las montañas en el Campo 3 a su regreso del Cuello de Botella.
Westlake tomó esta foto de las montañas en el Campo 3 a su regreso del Cuello de Botella.

Lucy Westlake

Entre los que volvieron antes estaban los alpinistas austriacos Wilhelm Steindl y Philip Flämig, de Furtenbach Adventures, que más tarde harían las denuncias que conmocionaron al mundo.

Divididos - 3:30 a.m.

De vuelta a la cima, el equipo de Harila recibió llamadas de radio de los fijadores de cuerdas.

"El equipo de fijadores estaba a la vuelta de la esquina de donde vino la avalancha. Nos pusimos en contacto con ellos por radio y nos dijeron que tenían problemas", explica Harila.

Ahora había dos desastres potenciales que necesitaban atención. Eran las 3:30 de la madrugada, unos 90 minutos desde que encontraron a Mohammad en la travesía, pero las condiciones hostiles hacían que aún no lo hubieran sacado del peligro.

Así que el equipo de Harila se dividió. Ella y Tenjen se adelantaron para controlar a los fijadores, mientras que Tarso se quedó para ayudar a terminar de sacar a Mohammad, explica. Doe, que afirma que se quedaron con el resto de los escaladores en la travesía, relata la misma secuencia de acontecimientos a Business Insider.

Junto con el compañero de Mohammad y otro sherpa, Tarso acabó llevando a Mohammad hasta el sendero. Pero el porteador ya no podía hablar ni moverse por sí mismo, cuenta Doe.

"Fue entonces cuando nos dimos cuenta: 'Mierda, esto es grave'", explica Doe. "Aunque lo llevaran cinco o seis personas, no veía la forma de hacer un rescate sin arriesgar la vida de otras personas".

Mientras tanto, Harila dice que ella y Tenjen se encontraron con los fijadores más adelante en el camino, y se dieron cuenta de que estaban ilesos.

La polémica surge de los momentos siguientes. Cuando Mohammad avanzó por el sendero, el atasco se fue haciendo más grande.

Doe dice que su sherpa se adelantó y, al ver una ruta despejada, les hizo avanzar por la travesía. El ambiente era tenso. Otros escaladores, que habían esperado durante horas bajo el Gran Serac, estaban ansiosos por salir del peligro.

La comitiva empezó a avanzar, mientras Tarso se quedaba con Mohammad y su compañero, intentando calentar al porteador. Pero media hora más tarde, el oxígeno de Tarso, que compartía con Mohammad, estaba casi agotado.

El sherpa de Tarso, que formaba parte del equipo de fijación de cuerdas que se acercaba a la cumbre, tenía una botella de sobra. Así que Tarso se fue a buscarlo, mientras el compañero de Mohammad se quedaba con el porteador moribundo.

A las 4 de la mañana amaneció en el K2. Los escaladores de la travesía empezaron a grabar vídeos de la impresionante y desoladora belleza de la ladera de la montaña, aunque es posible que algunos no fueran conscientes de que había un moribundo justo delante.

En un vídeo visto por Business Insider, se ve a un hombre con chaqueta verde atendiendo a Mohammad, cuyas piernas parecen moverse, lo que indica que aún podía estar vivo en ese momento. La chaqueta y las botas del desconocido coinciden con la ropa del acompañante de Mohammad, como se ve en la foto facilitada por Doe.

Flämig y Steindl, los montañeros austriacos que dieron la vuelta en The Shoulder, filmaron con drones la travesía mientras descendían. Cuando revisaron las imágenes en el campamento base al día siguiente, quedaron horrorizados.

Uno a uno, los alpinistas pasaron por encima del moribundo y siguieron adelante. No se detuvieron.

El dron mostró a docenas de escaladores pasando junto a Mohammad, que parecían no prestar atención al porteador mientras su cuerpo se desvanecía en el camino. Un fotograma de la grabación se envió a Business Insider.

Para Flämig y Steindl, el código ético de los alpinistas estaba siendo violado ante sus ojos. En declaraciones a Business Insider, Steindl afirma que se debería haber intentado bajar a Mohammad lo antes posible.

"Pero si se hubiera iniciado una misión de rescate en este punto, la gente que está detrás del atasco tendría que dar la vuelta y bajar", afirma. "Nadie llegaría a la cumbre".

"No sé si se podría bajar con vida. Pero tuvo que haber una misión de rescate", apunta. "Si alguien se está muriendo es bastante normal interrumpir la expedición para bajar a alguien. Ellos no pararon".

Clientes de al menos cinco empresas de escalada completaron cumbres a finales de mes.

Harila batiría su récord mundial, y Doe coronaría la cima del K2 por primera vez en su historia.

El tramo final, como se ve en esta foto tomada en 2014, implica unas dos horas de ascenso por nieve escarpada.
El tramo final, como se ve en esta foto tomada en 2014, implica unas dos horas de ascenso por nieve escarpada.

 Alan Arnette

En la cumbre, Tarso alcanzó a Harila y Tenjen y les dijo que Mohammad estaba vivo, pero en mal estado, según Harila.

Según ella, le avisaron por teléfono vía satélite de que "todo el mundo estaba bien" y supuso que algunos de los técnicos que ya habían descendido estaban ayudando a Mohammad.

Pero cuando descendió y regresó a la travesía, Mohammad estaba muerto. Su compañero no aparecía por ninguna parte.

Fuegos artificiales

Resultó que la tormenta que se esperaba que barriera la zona el día 28 nunca llegó. En los días siguientes, algunos montañeros lograron ascender con éxito, con lo que el número total de cumbres de este año asciende al menos a 102.

Pero en el campamento base, la muerte de Mohammad seguía pesando sobre la mente de los alpinistas, muchos de los cuales no supieron que era un porteador local hasta que regresaron.

"Algunos quedaron traumatizados porque tuvieron que cruzarse con él cuando agonizaba", cuenta Friere, recordando lo que decía la gente en el campo base. "Intentaba comunicarse con la gente, y por eso todo el mundo habla de eso".

La muerte es una cruda realidad a la que se enfrentan los alpinistas al intentar cualquier montaña de 8.000 metros. Y es aún más probable para los que se atreven a intentar el K2, señala Westlake.

"Pero fueron las condiciones y las circunstancias en torno a esto, donde todo el mundo pasó junto a un hombre que todavía estaba vivo y se estaba muriendo, y que murió unas horas más tarde", afirma Westlake. "Eso es un gran problema".

Vista del campamento base del K2 este año.
Vista del campamento base del K2 este año.

Lucy Westlake

Varias expediciones celebraron la cumbre con sus clientes, aunque cinco escaladores del K2 han confesado a Business Insider que el ambiente general era tibio. Harila asegura que su equipo no lo celebró en el campamento base.

Steindl estaba horrorizado.

"Murió un tipo... esa gente que ahora está de fiesta, lo estaba pisoteando para llegar a la cumbre. ¿Ahora celebran el éxito? No pueden estar hablando en serio", explica a Business Insider.

Según Steindl, se utilizaron fuegos artificiales, detalle que confirmaron otros escaladores del K2. Pero los fuegos artificiales fueron pequeños, añaden. Aún así, las celebraciones disgustaron profundamente a Steindl.

"Llegados a este punto, era una completa locura", dice Steindl. "Yo sólo estaba contento de dejar el campo base".

De camino a la civilización, Steindl y Flämig conocieron a un amigo de la familia de Mohammad, que les dijo dónde vivía la familia del porteador fallecido.

Ellos, Tarso y un cuarto alpinista viajaron al pueblo de Tisar para dar el pésame.

Ahora, cuando el pasado de Mohammad sale a la luz, persisten las dudas sobre por qué le enviaron a escalar esa montaña.

A un mundo de distancia del lugar donde pereció en el K2, la familia de Mohammad está de luto

Mohammad era padre y deja tres hijos y una viuda, según han sabido los alpinistas. Es probable que su mujer no pueda encontrar trabajo en su tradicional aldea musulmana, y su madre, a la que Mohammad cuidaba, es diabética.

"Cuando fuimos allí se nos partió el corazón", explica Steindl. Cuenta que había dejado todo su dinero en efectivo con la familia, y prometió ocuparse de su educación. 

El montañero puso en marcha un GoFundMe para la familia de Mohammad, que desde entonces ha recaudado 150.000 dólares para sus gastos legales, escolares y futuros.

Mohammad deja tres niños pequeños y una viuda en Tisar, Pakistán.
Mohammad deja tres niños pequeños y una viuda en Tisar, Pakistán.

M.H. Balti/Associated Press

Mohammad, al que sus amigos llaman Mahsan, era un hombre tímido y tranquilo de unos 20 años cuando conoció a la excursionista noruega Jutta Vanessa Tørkel en 2017.

Ella estaba visitando la cordillera del Karakórum con su marido, y Mohammad había trabajado como uno de los porteadores de su equipo, según ha contado a Business Insider.

La pareja entabló amistad con Mohammad y los demás porteadores, que vivían en condiciones de extrema pobreza y realizaban arduas caminatas hasta los campamentos base con un equipamiento lamentablemente insuficiente.

Mientras que otros porteadores podían ser joviales o traviesos, Mohammad era muy consciente de su bajo estatus social como aldeano pobre de Pakistán, y siempre hacía reverencias, sonreía y obedecía las instrucciones de los demás, cuenta Tørkel.

Mohammad y Jutta Vanessa Tørkel.
Mohammad y Jutta Vanessa Tørkel.

 Jutta Vanessa Tørkel

Según Tørkel, era el primer año que Mohammad estaba destinado a grandes altitudes en el K2, o a cualquier montaña de más de 8.000 metros. Para ella no tenía sentido que le dijeran que se sumara a una expedición a la cumbre.

"Nunca debería haber estado allí arriba", afirma. "Quizá podría haber aprendido a ir al campo 1".

Los porteadores no son sherpas. Mientras que los sherpas nepalíes están adaptados a la vida en la montaña, los porteadores pakistaníes proceden de los pueblos de los alrededores, por debajo del campamento base, a altitudes mucho más bajas.

Mohammad solía trabajar en la construcción en el valle de Shigar y viajaba a los ochomiles cada temporada de escalada. Al igual que sus compañeros porteadores, cobraba menos de 70 dólares durante tres semanas por llevar material a los campamentos base.

Un porteador pakistaní mira hacia el K2 el 15 de julio.
Un porteador pakistaní mira hacia el K2 el 15 de julio.

JOE STENSON/AFP vía Getty Images

Era mucho dinero para hombres como Mohammad, dice Tørkel. Si tenían la suerte de ser contratados como porteadores de altura, donde se les encarga transportar cargas a los campamentos superiores, podían ganar hasta 20 dólares en un solo día, por un total de 840 dólares durante una temporada prolongada.

"Por un lado, se alegran y piensan: 'Voy a ganar 6.000 rupias al día'", explica Tørkel. "Por otro lado: 'Oh, mierda. Tengo que escalar el K2'".

Escaladores como Friere se alarmaban a menudo por lo mal preparados que parecían los porteadores, incluso entre los que iban sólo al campo base.

"Para ir ligeros, no llevan muchas cosas para ellos", dice Friere. Algunos a menudo suben al campo base en sandalias y llegan con los pies sangrando.

"Se les ve a menudo con el mal de altura, se ve a personas con muchos problemas que no tienen experiencia o no están bien preparadas para estar a esa altitud", afirma Friere.

Un porteador pakistaní amasando pan la tarde del 9 de julio en el sendero entre Askole y el K2.
Un porteador pakistaní amasando pan la tarde del 9 de julio en el sendero entre Askole y el K2.

JOE STENSON/AFP vía Getty Images

"Es una especie de ley no escrita que no se puede confiar en los porteadores pakistaníes de altura para entregar las cargas", añade Friere. "Porque pueden coger frío o asustarse, lo cual es totalmente normal".

Los porteadores no tienen ni siquiera el equipo más básico, como botellas de combustible o hornillos para calentar agua, y los equipos de expedición les dan los suministros que les sobran, explica.

A menudo venden su equipo del campamento base para ganar más dinero para sus familias, dice Tørkel, aunque añade que los porteadores con los que entabló amistad no se atreverían a vender su valioso equipo para trabajar a gran altitud.

Y los porteadores no forman parte de ningún equipo de expedición, sino que trabajan como una especie de autónomos.

"La verdad sea dicha, puedes ayudarles, ayudamos a todo el mundo, pero no puedes ser responsable de ellos", afirma Friere. "Porque eres responsable de tus miembros, de mucha logística en la que trabajar".

Karrar Haidri, secretario del Club Alpino de Pakistán, una ONG deportiva que rige el montañismo local, explica a Business Insider que los porteadores de altura "suelen tener experiencia hasta los 7.000 metros aproximadamente", aunque aclara que algunos pueden estar entrenados para cotas más altas.

Preguntado por el equipo de Mohammad, el responsable de la ONG niega que los porteadores suelan ir mal preparados, y afirma que llevan "chaquetas de plumón y oxígeno".

En lugar de tiendas de campaña, algunos porteadores optan por una lona de plástico.
En lugar de tiendas de campaña, algunos porteadores optan por una lona de plástico.

 Joe Stenson/AFP vía Getty Images

Expedición al Pico Lela

Los equipos de expedición contratan porteadores a través de empresas locales, que transmiten instrucciones a sus hombres y eligen quién es porteador en el campamento base y quién trabaja a gran altitud, explicó Tørkel.

El empleador de Mohammad era Lela Peak Expedition, fundada por los hermanos gemelos Akbar y Anwar Syed. Un compañero de equipo de Mohammad dijo a Tørkel que los porteadores de altura habían recibido este año 750 dólares para comprar equipo.

Pero, por razones desconocidas, Mohammad no tenía traje de plumón, según confirmó. Días antes de la ascensión a la cumbre, otro porteador de altura que acompañaba a Mohammad había enviado un mensaje de texto a Tørkel desde el campo 2, diciendo que la pareja estaba demasiado mal equipada para continuar. Preocupado por las duras condiciones meteorológicas de esa semana y por la falta de equipo, él y otros dos porteadores pakistaníes renunciaron.

Porteadores pakistaníes de caminata en el glaciar Baltoro, a lo largo de la ruta entre Askole y K2.
Porteadores pakistaníes de caminata en el glaciar Baltoro, a lo largo de la ruta entre Askole y K2.

JOE STENSON/AFP vía Getty Images

Aunque su colega dio media vuelta y descendió, Mohammad siguió adelante. Era la primera vez que cobraba como porteador de altura, y era un hombre pobre con una familia numerosa que alimentar.

"Para nosotros es fácil juzgarlos como locos. Yo no lo haría, tú no lo harías. Pero, ¿qué otra opción tienen?", dice Tørkel.

Con su inexperiencia en la montaña y la falta de equipo adecuado, no está claro por qué Mohammad fue enviado a ayudar al equipo de fijación de cuerdas a una altitud de más de 8.000 metros.

Ser fijador de cuerdas es el trabajo más duro de la montaña, según afirman escaladores veteranos como Friere.

Y con clientes de pago esperando justo detrás de ellos, los fijadores del K2 habrían estado sometidos a una inmensa presión para abrir la ruta rápidamente.

Los sherpas y guías que surcaban el traicionero terreno no tendrían ni tiempo ni cabeza para vigilar a un porteador, afirma Friere.

Los porteadores, como este hombre fotografiado a mediados de julio, suelen subir al campamento base con poco equipo para ellos.
Los porteadores, como este hombre fotografiado a mediados de julio, suelen subir al campamento base con poco equipo para ellos.

 Joe Stenson/AFP vía Getty Images

Pero aunque los hombres locales supieran que se enfrentaban a un grave peligro, la mayoría de los hombres que Tørkel conocía tenderían a obedecer las órdenes de sus jefes pakistaníes. La mayoría son de clase baja y a veces se les trata como si fueran recursos desechables dentro de su propia comunidad, afirma Tørkel.

"Nunca tienen una oportunidad, se les dice lo que tienen que hacer. Llevan toda la vida aprendiendo que existe una jerarquía".

Las repetidas peticiones de comentarios y llamadas a Lela Peak Expedition y a los hermanos Syed no fueron devueltas. Al ponerse en contacto, Anwar Syed indicó a Business Insider que se pusiera en contacto con él por WhatsApp en el mismo número antes de colgar. El número, sin embargo, no estaba registrado en WhatsApp, y los nuevos intentos de contactar con Syed y Lela Peak Expedition fueron dirigidos a un buzón de voz automático.

7 Summits Club

Friere no está seguro de por qué o cómo Mohammad fue asignado al equipo de fijación de cuerdas para la sección más peligrosa del K2. Sin embargo, cuenta a Business Insider que fue testigo de cómo una empresa rusa, 7 Summits Club, comunicó a los fijadores del campamento base que no podía disponer de sherpas ni guías para el equipo de fijación de cuerdas.

En su lugar, ofrecieron tres porteadores de altura. Los porteadores que hablaron con Tørkel dijeron lo mismo.

Mohammad, de Lela Peak Expedition, fue contratado por el 7 Summits Club para la ascensión.

Alex Abramov, fundador del 7 Summits Club, ha confirmado que su empresa aportó tres porteadores de altura al equipo de fijación, según informó Angela Benavides de ExplorersWeb, periodista de escalada muy conocida en la comunidad montañera.

"No sabemos qué ocurrió realmente porque iba por delante de nuestros miembros y del grupo de sherpas", dijo Abramov sobre la muerte de Mohammad, según ExplorersWeb.

El 7 Summits Club no ha respondido a las múltiples llamadas y solicitudes de comentarios dirigidas a Abramov y a sus oficinas de Alaska y Moscú.

En sus redes sociales y su página web, 7 Summits Club escribió que al menos diez de sus clientes y guías conquistaron el K2 en julio.

Al parecer, el equipo de la expedición no se refirió a la muerte de Mohammad en los múltiples vídeos grabados de su triunfal llegada de vuelta al campamento base.

"¡Estamos esperando a los héroes en casa!", escribió el club el 31 de julio.

Un torbellino de reacciones

Al difundirse la noticia de la muerte de Mohammad, junto con las imágenes de la travesía por la mañana, los escaladores del K2 se convirtieron rápidamente en el blanco de la furia del mundo online.

Steindl y Flämig concedieron entrevistas a la prensa austriaca, insistiendo en que Mohammad debería haber sido rescatado.

Harila, la alpinista más conocida en aquel día, se convirtió en un blanco fácil del odio en Internet y fue objeto de numerosas especulaciones y desinformaciones. Entre ellas, una acusación infundada de que era una de las alpinistas filmadas caminando junto al cadáver de Mohammad, aunque en ese momento ya había pasado la travesía.

Kristin Harila y Tenjen Sherpa establecieron el récord de la cumbre más rápida de los 14 picos de 8.000 metros del mundo. Junto a ellos está Nima Rinji Sherpa, que está batiendo récords como el alpinista más joven en hacer cumbre en ochomiles.
Kristin Harila y Tenjen Sherpa establecieron el récord de la cumbre más rápida de los 14 picos de 8.000 metros del mundo. Junto a ellos está Nima Rinji Sherpa, que está batiendo récords como el alpinista más joven en hacer cumbre en ochomiles.

Sanjit Pariyar/NurPhoto via Getty Images

El 10 de agosto hizo pública una declaración en la que explicaba lo sucedido aquella noche. Pero para entonces, el daño ya estaba hecho. Dice que ha recibido amenazas de muerte y que su legado y el de Tenjen han quedado manchados, posiblemente para siempre.

Sajid Hussain, subdirector del departamento de Deportes y Turismo de la región de Gilgit-Baltistán, declaró que se había abierto una investigación sobre la muerte de Mohammad, y que sus conclusiones se presentarían el 22 de agosto, según The Associated Press.

Aún no se ha determinado la causa exacta de la muerte de Mohammad.

Mientras tanto, Harila declaró que aquella noche creía que era imposible bajar a Mohammad por el K2, una opinión que sigue manteniendo.

"No es como en el Everest. No debería decir que es fácil en el Everest, pero no es como escalar el K2. Llevar a alguien en brazos por el Cuello de Botella es imposible", afirma.

El gran número de escaladores que se interpondrían en el rescate también habría supuesto un grave riesgo, añade.

Arnette está de acuerdo. "Es la noche y el día de lo que ocurre en el Everest", afirma.

Desde un punto de vista pragmático, se habrían necesitado de cuatro a seis personas utilizando un trineo improvisado, tal vez con una colchoneta o sacos de dormir, sólo para arrastrar a Mohammad hacia abajo, afirma.

Aunque un helicóptero ha aterrizado antes en el Everest, sería casi imposible dejar caer con precisión una cuerda larga en un punto por encima de los 8.000 metros, y Mohammad tendría que ser llevado al Campo 2 o 3 antes de que pudiera ser transportado por aire, añade Arnette.

"A los sherpas se les pagan miles, si no decenas de miles de dólares, por hacer recuperaciones de cuerpos o rescates en el Everest", explica. "Pero nadie ha sido arrastrado desde esa altitud cerca de la travesía y el Cuello de Botella".

Rescatistas transportan a un sherpa herido por una avalancha de 2015 que arrasó partes del Campo Base del Everest.
Rescatistas transportan a un sherpa herido por una avalancha de 2015 que arrasó partes del Campo Base del Everest.

ROBERTO SCHMIDT/AFP vía Getty Images

Las rocas del Cuello de Botella causarían graves daños al cuerpo, por lo que los rescatadores tendrían que levantar de algún modo a Mohammad del suelo mientras descendían por el barranco. Luego tendrían que bajarlo hasta llegar a The Shoulder, y después a los campamentos 3 y 2, sorteando al mismo tiempo la Pirámide Negra, un punto de referencia en el camino que es infamemente difícil de cruzar incluso para una persona físicamente preparada, añade Arnette.

"¿Podría haberse hecho? No está fuera de lo posible", afirma Arnette. Pero añade que un gran número de sherpas —conocidos por lanzarse a ayudar— habían estado en la montaña ese día, y ninguno inició un esfuerzo de rescate, probablemente porque era demasiado peligroso.

"Conozco a muchos de ellos", afirma Arnette. "No creo, por mi vida, que le hubieran mirado y dicho: 'Oh, es un pakistaní. Dejadle'. Lo descarto totalmente".

Si Mohammad hubiera sido un alpinista extranjero y hubiera formado parte de un equipo de expedición que le hubiera prestado apoyo, habría tenido más posibilidades, afirma Arnette.

Reflexionando sobre la ascensión, los escaladores que han hablado con Business Insider siguen preguntándose si Mohammad podría haberse salvado si se hubiera eliminado un solo factor de riesgo. ¿Habrían podido organizar un rescate si hubiera habido menos gente intentando llegar a la cumbre? ¿O si supieran que las noticias sobre una tormenta inminente eran erróneas? ¿Y si Mohammad hubiera llevado un traje de plumas? ¿Y si hubiera habido un Campo 4?

Turistas almorzando en el sendero entre Askole y K2 el 12 de julio.
Turistas almorzando en el sendero entre Askole y K2 el 12 de julio.

JOE STENSON/AFP vía Getty Images

Friere critica que nadie intentara bajar a Mohammad, pero dice que comprende que se trataba de un esfuerzo colosal.

"En primer lugar, se necesitaría que todo el mundo diera marcha atrás, y luego quizá volver a ascender para el rescate", explica. "Y luego hacer entender a todo el mundo que la situación de rescate tiene que tener prioridad sobre la cumbre".

"Pero es muy difícil hacer un control de multitudes", añade. "Por desgracia, creo que no había nadie con la autoridad suficiente para decir "vamos a bajar todos"".

Westlake cree que, con tantos alpinistas veteranos en el K2 ese día, la clave para marcar la diferencia podría haber sido que alguien se hiciera cargo de las 150 personas que había en las laderas.

"No sé si habrían sido capaces de bajarlo. Pero estoy de acuerdo en que parece que debería haber habido algún tipo de esfuerzo más organizado para ayudarle", afirma Westlake.

Una mancha imborrable y una fuente de vergüenza para el mundo del alpinismo

Steindl se muestra preocupado por el futuro del alpinismo. "Creo que el sistema falló. Porque nadie se sintió responsable", afirma. "Ese es el gran problema. Hay que parar y decir: 'Nadie pasa de este punto. Date la vuelta y lo bajamos, intentaremos ayudarle'".

Las bajas en el ascenso podrían haber sido fácilmente mucho peores, señala Arnette, que habla con reprobación de los equipos que siguieron adelante a pesar de los peligros. Si esa noche se hubiera producido una avalancha en el Cuello de Botella, habrían muerto docenas de personas.

"Tuvieron una suerte increíble. Esquivaron una bala", dice.

El accidente del K2 ha avergonzado profundamente a muchos en la industria del alpinismo, según Arnette. El respeto por este deporte se está desvaneciendo, si no ha desaparecido hace tiempo, lamenta.

Montañeros subiendo una pendiente del Everest en 2021.
Montañeros subiendo una pendiente del Everest en 2021.

LAKPA SHERPA/AFP vía Getty Images

La comercialización de los ochomiles, en los que las empresas inundan las mortíferas montañas de mano de obra para allanar el camino a clientes aficionados, ha provocado un aumento de alpinistas menos experimentados y más dependientes, afirma. Y aunque la industria pakistaní del alpinismo lleva décadas de retraso con respecto a la de Nepal, el K2 se está convirtiendo en un punto caliente como el Everest para los turistas que buscan un reto difícil.

"Hemos traspasado los límites de la codicia, y ya no hay vuelta atrás", afirma Arnette.

Tørkel espera que la muerte de Mohammad impulse un cambio en el sector, y planea dirigirse a alpinistas famosos y empresas de expedición para que se unan a una petición de un certificado de comercio justo. Quienes lo obtengan tendrían que asegurarse de que sus porteadores reciben el equipo adecuado, y pagarles una determinada parte del dinero recibido de los clientes.

Arnette cree que los gobiernos deberían limitar el número de montañeros autorizados a intentar una cumbre, especialmente en el K2.

Todas las partes implicadas - porteadores, clientes y guías - deben ser plenamente conscientes de todos los peligros específicos que presentan las montañas, afirma.

"Si vas a una montaña de 8.000 metros y no piensas que puedes morir, entonces no deberías estar allí", señala. "Tienes que entender que este es el trato que estás haciendo con el universo".

Aquí puedes encontrar un enlace a la campaña de GoFundMe en favor de la familia de Mohammad Hassan. 

Aquí hay un enlace a la petición de un certificado de comercio justo en la cordillera del Karakórum.

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