Esta generación de fármacos para la diabetes tiene papeletas para acabar con la epidemia mundial de obesidad

La obesidad es uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI: en 2020, dos quintas partes de la población mundial tenía sobrepeso u obesidad, y la cifra puede elevarse hasta la mitad en 2035, ateniendo al pronóstico de la Federación Mundial de Obesidad. Además, causa a su vez un montón de enfermedades, como diabetes, hipertensión, cardiopatías, cáncer o derrames cerebrales.

Según la Encuesta Europea de Salud en España del año 2020, un 16,5% de hombres de 18 y más años y un 15,5% de mujeres padecen obesidad  en nuestro país. En los grupos de edad de 35 a 74 años es superior el porcentaje de hombres que la padecen. Sin embargo, está subiendo todavía más en países como México, Arabia Saudí o Egipto. 

Desde The Economist recogen una importante novedad que podría poner patas arriba el ámbito de la salud: la aparición —o más bien, nuevo uso— de una serie de medicamentos que podrían suponer un incipiente mercado para combatir la obesidad. Son los agonistas del receptor glp-1 y han mostrado resultados prometedores hasta el momento.

Desde la Clínica Mayo explican que son medicamentos para la diabetes tipo 2, pero que además de mejorar el control de la glucosa en la sangre, pueden contribuir a bajar de peso. Algunos estudios han descubierto que todos los medicamentos de péptido similar al glucagón tipo 1 pueden causar una pérdida de peso de entre 4,8 y 7,2 kilogramos, o kg cuando se toma liraglutida. 

Uno de estos medicamentos para la diabetes, la semaglutida, ayudó a adolescentes obesos a perder una media del 16,1% de su peso corporal y a reducir sus factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, tal y como demuestra un ensayo clínico de 68 semanas publicado en New England Journal of Medicine.

Todavía no se sabe exactamente cómo los medicamentos de péptido similar al glucagón tipo 1 conducen a la pérdida de peso, aunque se cree que es porque ayudan a controlar el hambre y además, reducen el movimiento de los alimentos desde el estómago hacia el intestino delgado, así como propiciando que las personas coman raciones más pequeñas y se sacien antes. 

Casi todos estos fármacos se administran a través de inyección. Algunos de los efectos secundarios  más comunes son vómitos, diarrea y náuseas.

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La semaglutida, desarrollada por la empresa farmacéutica danesa Novo Nordisk, ha demostrado en ensayos clínicos una pérdida de peso de alrededor del 15%. Se comercializa bajo la marca Wegovy en Estados Unidos, Dinamarca y Noruega, y pronto estará disponible en otros países. 

También destaca Ozempic, una versión de dosis más baja, es un medicamento para la diabetes que también se utiliza "fuera de etiqueta" para perder peso. A finales de este año saldrá a la venta un medicamento rival, el glp-1, fabricado por la empresa estadounidense Eli Lilly, que es aún más eficaz. 

Los analistas creen que el mercado de glp-1 podría alcanzar los 150.000 millones de dólares en 2031, no muy lejos del mercado actual de medicamentos contra el cáncer, y llegar a ser tan utilizado como los betabloqueantes o las estatinas, según Economist. 

El gasto en atención sanitaria, muertes prematuras y bajas laborales causadas por la obesidad podría llegar a representar el 2,9% del PIB mundial en 2035, frente al 2,2% de 2019.

¿Y cómo funciona la semaglutida? Desde Medline Plus explican que la insulina ayuda a trasladar el azúcar de la sangre a otros tejidos del cuerpo en donde se usa para obtener energía. La inyección propicia que el movimiento de los alimentos a través del estómago sea más lento, disminuyendo el apetito y favoreciendo la pérdida de peso.

El interés por el uso adelgazante de estos fármacos para la diabetes se traduce en una capitalización bursátil prometedora para las compañías que los producen: la de Novo Nordisk, a la cabeza del segmento, se ha duplicado en dos años hasta alcanzar los 326.000 millones de dólares (306.000 millones de euros), lo que la convierte en la segunda farmacéutica cotizada más valiosa del mundo. 

La advertencia de la comunidad científica 

En España, la semaglútida también se vende, pero como anotan desde National Geographic, con un estricto control. 

Ozempic se vende con "advertencia de triángulo negro" y Wegovy se aprobó a finales de 2021 "como complemento de una dieta hipocalórica y de un aumento de la actividad física para el control del peso, incluyendo la pérdida y el mantenimiento del peso", según la Agencia Española del Medicamento.

Los especialistas avisan de los riesgos de tomar estos fármacos fuera de su principal cometido: además de que en lugares como Estados Unidos existe desabastecimiento debido a la oleada de consumo —en parte, desencadenada al calor de las recomendaciones de los influencers—, la ingesta tiene riesgos. 

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Se debe comenzar por cambios en el estilo de vida y por supuesto, ponerse siempre en manos de un profesional médico. Recuerda que todavía no se han evaluado los efectos a largo plazo de esta clase de medicamentos. Podrían aparecer nuevos efectos secundarios a medida que su uso se generalice.

Además, en estudios con animales se ha observado una mayor incidencia de cáncer de tiroides, y la semaglutida se asocia a una pancreatitis rara. Por otro lado, su uso durante el embarazo o antes del mismo todavía no se ha estudiado. 

Otro escollo importante, especialmente en el caso estadounidense, es el elevado coste de estos fármacos: Economist apunta a que en Estados Unidos la factura de Wegovy ronda los 1.300 dólares al mes y la de Ozempic, los 900 dólares. Se espera que estos precios bajen, y otras empresas de la competencia como Amgen, AstraZeneca y Pfizer apuran su trabajo en fármacos rivales.