Si confías en la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), seguro que no te parecerá rara esta afirmación. Es lógico que lo primero que piensas si ves algún alimento con moho es tirarlo a la basura, y en la mayoría de los casos así es, pero no en los tres que indican. 

La OCU no solo realiza análisis de aparatos electrónicos, electrodomésticos o productos alimentarios, sino que se preocupa también por dilemas que afectan directamente a la salud: uno de ellos fue el de los alimentos que se estropean, lo que duran o aquellos que se pueden comer aunque tengan moho. 

Una consideración con el moho

Antes, debes de saber lo que no se puede conservar, en incluso si puede afectar a lo que hay alrededor. Y es que el moho se extiende tanto y tan rápido que incluso hay que estar atentos a que no haya afectado a alimentos que estén al lado. 

Hay que examinarlos bien y comprobar que no han sido invadidos. Pasa mucho en las frutas y verduras, que además suelen convivir en la cajonera inferior de la nevera, con más humedad.

Sí con la vista, no con el olfato

Ni se te ocurra ponerte a oler los alimentos para comprobar si son comestibles o huelen mal. Y es que la inhalación de hongos puede causar también daños respiratorios. 

Limítate a ver con los ojos si hay alguna prueba de moho en cualquier alimento y procede a tirarlo a la basura si es así, salvo que sean las tres excepciones que marca la OCU, y por supuesto eliminando la capa de moho correspondiente.

Ciertas frutas y vegetales

Concretamente las llamadas turgentes. La OCU indica que se pueden tomar aunque haya aparecido moho, quitando simplemente la parte afectada, con un margen de seguridad de dos centímetros alrededor y por debajo. 

Si en tu frigorífico o despensa encuentras moho en la zanahoria, el pimiento o el repollo, no lo tires, haz lo indicado y los podrás comer y cocinar sin problemas. 

El alimento más obvio

La OCU incluye al jamón y los embutidos curados, en general, como la cecina o el salchichón. Son tres alimentos donde es normal que aparezca moho si tardan en consumirse, algo muy habitual. 

Pero en este caso, si raspas el moho y comes, el resto no afectará a tu organismo. Lo puedes comer con total tranquilidad, según el análisis de la OCU. Pero hay otros dos productos o grupo de productos igualmente comestibles en estas circunstancias. 

Los quesos duros con moho

La OCU advierte solo con estos quesos, es decir, "aquellos que tienen poca humedad, como el manchego, el emmental o el gouda, se pueden comer después de quitar con un cuchillo toda la parte que rodea el moho". 

Con estas sencillas medidas podrás deleitarte con este manjar sin preocupación alguna. Otra buena noticia que te da la OCU con respecto a este problema.

¿Y los quesos azules?

Al estar muchos de este tipo hechos con hongos "buenos", surge la pregunta que la OCU aclara: 

"Los quesos azules, como el cabrales, el roquefort, el gorgonzola… también se compone de hongos, la corteza blanquecina del camembert o del brie, por poner un par de ejemplos. En estos casos, se trata de distinguir el moho del propio queso, que se puede comer sin miedo, de otros mohos extraños, que obligan a tirar el alimento, ya que pueden ser peligrosos".