OT 2017, por dentro: así es vivir la gala de Eurovisión en el plató de Operación Triunfo

María Porcel
Operación Triunfo Gala desde dentro

Con nervios, cantando y gritando mucho. Muchísimo. Es decir: igual que en casa, pero con un puntito más de volumen. Con el goce de las voces en directo y la posibilidad de curiosear. Así es como se vive (o, el menos, así vivimos desde Business Insider) una gala de Operación Triunfo 2017. En concreto, el galOTe la gala de Eurovisión donde Amaia Romero y Alfred García con el tema Tu canción se coronaron como representantes de España en el Festival que se celebrará el 12 de mayo en Lisboa, Portugal.

El plató de Operación Triunfo es igual que su éxito: pocos lo habrían adivinado antes, desde fuera. El programa de televisión más exitoso de la temporada, ese que cada día acumula trending topics (en esta gala, el número 1 mundial) y cuyos cinco finalistas —Aitana, Alfred, Amaia, Ana Guerra, Miriam— son estrellas sin aún saberlo debido a su encierro, se graba en un polígono industrial de Terrassa, en el Parc Audiovisual de Cataluña, a unos 40 kilómetros del centro de Barcelona. En autobús y con el clásico atasco de salir del trabajo, hora y cuarto. Al lado está también la Academia, a 200 metros del mismo plató donde cada lunes corean los temas de los chicos alrededor de 600 personas.

Llegar allí ya es todo un viaje. En coche desde el centro de Barcelona se tardan unos 40 minutos; transporte público, una hora y media. Pero el periplo para llegar a una gala (a la que Business Insider acudió gracias a Gestmusic, la productora del programa) es distinto: empieza cuatro horas antes de que comience la gala a las 22.35. A las 18:45 el público está citado para empezar el viaje. Un viaje que continúa hasta meterse en la cama —y escribir estas líneas— ya pasadas las tres de la madrugada. 

  • 18:10. Salimos del hotel. La cita es en el Palau Reial de Pedralbes, al norte de la ciudad. Unos 15 minutos en coche, unos 30 en transporte público. La cita con Gestmusic es a las 18:45. 
  • 18:40. Llegada al punto de encuentro. Ya hay más de 40 personas esperando uno de los autobuses que llevan hasta Terrassa. La media de edad es de unos 20-25 años, con el público salpimentado con alguna madre y un ocasional padre que acompañan a la prole, ya que a la gala no pueden entrar menores de edad solos. Uno se siente muy millennial por aquí. 
  • 18:50. Empezamos a subir al bus y se reparten las pulseras, inmediatamente instagramizadas. Pulsera morada, grada. Pulsera amarilla, foso. Hay gente esperando desde las hora y media antes para ver si queda algún hueco en los vehículos —y en las galas— y poder sumarse. Es algo habitual de todas las semanas, nos comentan. Sin embargo, las tres personas de Gestmusic encargadas de la cola van quitándoles las esperanzas: "Està molt plena..."
  • 18:53. En el autobús la espera se pasa viendo vídeos de OT, comiendo Donettes (cómo no…) y comentando las actuaciones de la gala que está al caer. Y hay expertos repetidores. "En la grada te colocan ellos. En el foso corres y te pones tú donde te la da la gana. Es la ciudad sin ley. Mi amiga se puso delante, y ahí hablando con la Ana War y todo", le dice una experimentada veinteañera a su amiga justo detrás de nosotros.
  • 19:06. Arranca el bus. Abajo quedan unas 35 personas... entre ellas las que esperaban esas entradas sobrantes que nunca llegaron. Quizá vayan en el próximo. 
  • 19:07. "Bienvenidos al busexperience de Operación Triunfo. Es la penúltima gala y que sepáis que somos unos putos afortunados". Así empieza Marta su discurso, que tras esa frase salida del micro del autobús queda coreada de aplausos. Ella es animadora y lleva cada semana a un grupo de 30 personas, que la corean y entre la que reparte cacaolats y chuches y a las que da las pertinentes instrucciones sobre cuándo ir al baño, cómo entrar al plató o cómo salir de él. Ella estará entrando y saliendo con facilidad: conoce a todo el mundo, cari.
  • 19:22. Rubí, Sant Cugat, Bellaterra, Matadepera... Los pueblos y los camiones atascados van quedando atrás mientras en el bus se habla del peinado de Aitana (¡una coleta!, dicen algunas indignadas generando una oleada de fake news) y de la nueva versión de Camina y Marta sortea dos bolsas de chuches para quienes sepa el porcentaje de votos por el que Roi logró quedarse frente a Juan Antonio. 
  • 19:55. "Sí chicos, ya llegamos, que no cunda el pánico, que no vamos a Andorra", grita la animadora oficiosa del evento. 10 segundos después, los carteles indican Terrassa. 10 minutos después, una larga cola de coches indica la llegada al plató, un mastodóntico edificio amarillo que se ve desde centenares de metros a la redonda.
  • 20:18. Tras salir del bus y bajar una cuesta, llegamos al plató, bueno, a esas inmensas naves que albergan dentro asientos, luces y cámaras que hacen que se conviertan en platós. Hay que mostrar el DNI, firmar electrónicamente la cesión de derechos y a cambio se recibe una bolsa de tela de OT 2017 (codiciadísima, pero solo una por cabeza) con un bocata de jamón y una botella de agua. "¿Me lo cambias por uno de queso?", imploramos a la azafata. "Como tenga que cambiárselo a las 600 personas que vienen…". No cuela.
  • 20:22. Por fin entramos en las tripas de la Academia. Como suele ocurrir, todo es mucho más pequeño que en la tele, claro. Las distancias más cortas, los espacios más reducidos. Empiezan los grititos de emoción. En cinco minutos estamos sentados, prácticamente tocando el escenario, a tres metros. Hay dos zonas de asientos, que se llenan poco a poco (una junto al jurado y otra enfrente, más cerca del escenario), y dos fosos, el grande que se suele ver en el programa y otro más pequeño, pero el plató no acabará de estar al completo hasta las 21:45, aproximadamente. Un par de limpiadores rematan el limpísimo suelo del escenario con mopas. De brillante a espejo.
  • 20:30. Un animador se presenta desde una cabina. Será la primera y última vez que la pise, porque no parará quieto hasta que empiece el show, cuando se acomodará en una esquina del foso para instar a dar palmas, a ocultar y sacar banderitas ("¡que no las vean los concursantes!") y a poner las linternas de los móviles cuando canten Alfred y Amaia. Es Mateo. Va a ser el alma de la fiesta. Saluda desde la cabina y pide con humor que no se salga al baño, "que esto parece el Zara". Entre risas y con un micrófono "de Beyoncé" (forrado de lentejuelas), va explicándole al público que no, que no se graba en la sala, que no saquen los móviles en las actuaciones, que lo de bostezar es muy feo, que estamos en directo. "Seremos casi 600 personas y yo sigo estando solo. Y con dos cuerdas vocales solamente", será uno de sus mantras. Y así, dos horas.
  • 21:04. Un equipo de TVE está grabando un especial para la siguiente semana, para la última gala. Bajan al foso y la gente se pone a corear Camina.  "Cariño, no me los gastes que tienen una gala en directo", recuerda Mateo. Hay gente entrando y saliendo, cámaras, realizadores, el equipo. También llega Manel Navarro, anterior representante de España en Eurovision. Se oyen más cuchicheos que aplausos y desmayos, la verdad. Parece que lo de quedar último en 2017 sigue marcando…
    Roberto Leal con TVE antes de la gala de Eurovisión de OT 2017.
    Roberto Leal con TVE antes de la gala de Eurovisión de OT 2017.
  • 21:25. "Caris, es la hora de que las gradas vayan a hacer el pipí". Y el 75% de la grada se levantó. Hizo bien: la próxima oportunidad no llegará hasta las dos de la mañana. 
  • 21:41. Roberto Leal entra en el plató. Aquí ya hay más enjundia. La gente vitorea, aplaude, grita. Él pide amablemente que el público guarde silencio durante la gala. "Que luego no me entero si dicen Amaia o Almaia o qué", bromea. No, no se cumplirá. Tonto el último en desgañitarse gritando "¡Guapa!" a Miriam o "¡Viva!" a Alfred.
  • 22:01. Aplausos para el cuerpo de baile. Los ocho bailarines también se hacen selfies, sólo faltaba, y saludan a algunos amigos que vienen a verlos. Ensayan en las escaleras, se colocan. Son las grandes estrellas hasta que…
  • 22:14. …entran en el escenario los compositores de las canciones de Eurovisión. Todo el mundo se gira a ellos, pero con más respeto y curiosidad que con la devoción que despertarán los concursantes. Pero si llegan, es que queda poco tiempo. Nada de móviles en la mano ya, caris. Ultimísimo repaso de la mopa al escenario. 
  • 22:18. Entra Agoney. Ya estamos todos. En plena ola de emoción con la llegada del último expulsado de OT 2017, resulta que llegan también los miembros del jurado, Mateo los presenta y hay que aplaudir. La mezcla de griterío y palmas y emoción y ays se hace patente. Los obligados aplausos van para el jurado, las cabezas se giran hacia un demandado Agoney, que como bien sabría Marta la animadora del bus se marchó de la Academia una semana antes de esta gala con el 49,7% de los votos frente al 50,3% de Ana Guerra. 
  • 22:25. Mientras Mateo da las últimas instrucciones por enésima vez, dos chiquillas de la grada se dejan la garganta para que vaya Agoney a verlas. Él no puede subir hasta ellas, en la última fila (apenas hay cinco), pero para compensar les manda un beso y algo se conforman. Pese a su marcado maquillaje y su pelo bien planchado, se nota que no llegan ni a los 18. La presencia de su padre a su lado, perdidísimo el pobre hombre, también lo señala. Pero ya hay poco tiempo para más. Llega la tensión.
  • 22:35. Escenario despejado, gradas atenta, foso apelotonado en las primeras filas: salen los cinco finalistas. Resulta chocante verles en el escenario. Son versiones mejorados de sus yoes de la tele. Brillan como monedas nuevas, recién peinados, recién vestidos con ropas crujientes de nuevas. Más altos, más flacos, con el vestuario más sensatoTodos saludan y son aclamados, casi devorados por su público, antes de cantar Camina, la canción grupal, la que sólo logrará el 1% de los votos del público. Pero que recién arrancado el programa, a las 22:40, deja el ambiente cargado de electricidad. Entonces se entiende mejor por qué en las galas se empieza con una canción grupal.
  • 22:45. Llega el primer vídeo, esos que vemos en casa entre actuación y actuación. Empieza entonces el movimiento en plató; es algo que se repetirá en cada uno de ellos, sobre todo en la zona de los sofás. Cambian, giran, se recolocan, entran, salen, se cambian de vestuario y llegan como nuevos. Dan unos retoques a Ana Guerra. Roberto Leal bebe agua. Amaia saluda a Rozalén. Tras el vídeo, todos están perfectos y escuchan a Aitana cuando habla antes de su actuación y da las gracias a las compositoras de su tema, Alba y María. El padre de las chicas pregunta que ésas quiénes son. De Miriam y Agonías no le sacas. Aitana, claro, lo borda. La voz inunda todos los rincones del plató, emociona, la técnica y el detalle se aprecia mejor. Es como un concierto, pero con la gente callada y poca gente en la sala. Es decir, mejor.
El avituallamiento de la gala de Eurovisión de OT 2017.
El avituallamiento de la gala de Eurovisión de OT 2017.
  • 23:02. Justo, es su turno. Agoney y Miriam se disponen a salir a cantar, por lo que pasan por detrás de las gradas y las dos quinceañeras se asoman y se alborotan. "Te quieroooooo", le gritan al canario, que siempre tiene un guiño amable para las incipientes fans
  • 23:06. Agoney y Miriam lo dan todo. Todo es mucho mejor que en tele. Amaia menea la melena y lo da todo sentada desde el sofá. Es algo habitual: los compañeros tienden a tararear, a cantar o directamente a bailar los temas de sus compañeros cuando no se les ve.
  • 23:18. Esos momentos en que entiendes por qué las valoraciones y los vídeos tienen que ser largos. Si cinco minutos antes Alfred estaba a punto de cantar, arreglaban el pelo de Miriam y Aitana aparecía con vaqueros, ahora ya están quitando los halógenos de la actuación de Alfred y montar otro escenario, el de Ana y Aitana. Su tema, Lo Malo, que quedará tercero, es sin duda el que más levanta al público de la gala y el que será más coreado y aplaudido. Tras su actuación, el plató se viene abajo. 
  • 23:38. Cuando sale Amaia, es igual pero al revés. Hay un silencio reverencial, la gente se emociona y se señalan unos a otros cómo se han puesto los pelos de punta. 15 minutos después Ana Guerra estará levantando al público. Así funciona: temazo bailongo, balada, hitazo. Esto no para. 
    Un momento de la actuación de Alfred y Amaia con 'Tu canción' en el plató de OT 2017 durante la gala para elegir al representante en Eurovisión 2018.
    Un momento de la actuación de Alfred y Amaia con 'Tu canción' en el plató de OT 2017 durante la gala para elegir al representante en Eurovisión 2018.
  • 00:01. Cuando todo está listo para Amaia y Alfred, llega un pequeño intermedio. Ellos, con los pianos ya listos, uno frente a otro, bromean, tranquilos, y saludan al público que les manda besos y les hace señales de corazón. Cada vez que se guiñan un ojo el público suelta un sonoro suspiro. El amor, claramente, vende. Sólo que tardaremos hora y media más en demostrarlo con datos.
  • 00:09. Todos como locos votando. Un sólo voto por cada app, lo que enfada algo a los fans. A algunos se les cae la app, no les permite votar. El wifi gratuito del plató (¡gracias, Gestmusic!) tampoco termina de ir bien con 600 almas clica que te clica.
  • 00:15. Los cinco finalistas no lo sabían. Era sorpresa y se ha mantenido: Cepeda, Mireya, Thalía, Juan Antonio y Mimi salen a cantar la eurovisiva La La La. Veinte minutos después llegarán Raoul, Roi, Nerea, Marina y Ricky para hacer ídem con Vivo cantando. Las caras de los cinco elegidos son un poema: gritan, lloran, se emocionan. Aitana se tira al suelo poco después, cuando ya no la enfocan. En el poco tiempo que dura la canción y la despedida a los exaspirantes por parte de Roberto Leal se gastan bromas, se guiñan el ojo, se hablan sin palabras por los 10 metros que les separan. Nada, la semana que viene todos juntos y revueltos por siempre jamás. Las cosas se calman con la actuación de Luisa Sobral. Así va: una de cal…
  • 00:44. Casi la una y llega el primer sobre. Tensión en plató. Camina sólo se lleva el 1% de los votos y levanta sonrisas de público y concursantes. La sorpresa llega cuando Alfred y Amaia se llevan un porcentaje mínimo de votos. Más tarde, los demás compañeros y Roberto Leal tratarán de animarles, en especial a Alfred. La cifra tiene sentido: quienes les apoyan individualmente se han volcado en votarles en conjunto como Almaia y sus actuaciones en solitario se han quedado vacías de votos. Todo sea por el sonorísimo beso que se darán en la segunda actuación.
    Beso de Amaia y Alfred en la gala de Eurovisión de OT 2017.
    Beso de Amaia y Alfred en la gala de Eurovisión de OT 2017.
  • 01:00. No hay cansancio. Bueno, un poco sí. Porque aquí seguimos desde hace cinco horas y ahora llega J Balvin cuando quedan por cantar Ana y Aitana, que ya estaban preparadas. De hecho, Ana pone cara de "¿Y qué pasa con nosotras?”. Pero cuando suena el tema de J Balvin ambas se lanzan a perrear con el cuerpo de baile. Tras ellas, Conchita Wurst. Todos alucinan con ella, con su voz y su presencia sobre el escenario. Pero ya sentados. Que el cansancio nos pesa a todos...
  • 1:24. Por ahí viene un cañón: ya está lista la artillería pesada para el ganador. ¡Amaia y Alfred! Ahí va el confeti, los aplausos, la emoción. Alfred cae al suelo, todos le levantan. Cantarán otra vez, ya cansados, pero sus compañeros seguirán apoyándoles y coreando. Desde el sofá, Miriam se emociona. Qué semanita. Seguro que la horrible peste que deja el cañón también influye.
  • 1:30. Fin de la canción. Aplausos. Cansancio. Alfred y Amaia se quedan en el escenario… hasta que Roberto Leal grita: "¡Chicos, que el programa se ha acabao!". ¡Ay! Y ellos se meten (más bien les meten) hacia adentro, por las tripas del escenario.
  • 1:42. Hora de volver a Barcelona. Y de sacar de nuevo la mopa.
El foso tras el paso de los fans en la gala de Eurovisión de OT 2017.
El foso tras el paso de los fans en la gala de Eurovisión de OT 2017.


Es tarde. Hay cansancio, pero no sueño. Demasiada activación, montones de imágenes girando en la cabeza. Se aprende mucho viendo una gala como esta en directo. Se aprecia el trabajo de decenas de personas detrás, del engranaje de la tele (que todo lo sabe agrandar). También se entienden más los tiempos, que desde casa pueden parecer largos, aunque aquí resultan necesarios para los cambios.

Pero no sólo de técnica: también se aprende de emociones. Se entiende mejor por qué los concursantes tienen que esforzarse en la interpretación, en transmitir; aunque en casa parezca que están ahí mismo, en un plano cerrado, en realidad tienen montones de personas, cámaras, cables alrededor, de estímulos que desconcentrarían al más ducho. Eso sí, emocionan. Lo hacen más que bien. Y son tan cercanos, tan auténticos, tan espontáneos, como en la tele, en los resúmenes y en el canal 24 horas de YouTube.

También los minutos se hacen más cortos. Pese a las casi seis horas, no hay dolor (sólo de espalda por esos asientos del infierno…). Hay intercambio de bocadillos, solidaridad para cuidar de los bolsos, emoción compartida, gritos y algún disco firmado. Música, caris, música. 

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