Qué rentabilidad puedes esperar según el tiempo que inviertas según los expertos

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  • Rentabilidad, riesgo y horizonte temporal van de la mano a la hora de invertir.
  • A corto plazo, los expertos recomiendan no correr riesgos y elegir productos de baja volatilidad, que ofrecen una rentabilidad acorde.
  • A largo plazo se puede asumir más volatilidad y riesgo, lo que aumenta la rentabilidad. 
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Hay una pregunta que todos los asesores financieros repiten sin importar su condición: “¿Cuál es tu horizonte de inversión?” No es casualidad. Rentabilidad, riesgo y plazo van de la mano al invertir.

Ningún ahorrador invierte igual a un año vista que a diez, o por lo menos no debería, según los expertos consultados por Business Insider.

“La diferencia está ante todo en el riesgo que puede asumir el cliente”, confirma Unai Asenjo, co-fundador y gestor de Indexa Capital. “Si invierte a corto plazo, no debería prácticamente asumir riesgos y a medio o largo plazo puede asumir más riesgo”, resume. La razón es que “es un dinero que se va a necesitar en un periodo de tiempo muy corto y hay que asumir las mínimas probabilidades de pérdida” explica José Manuel García Rolán, asesor financiero y socio fundador en Consulae EAF

¿Qué es corto, medio y largo plazo en inversión?

Si a corto plazo conviene arriesgar menos, lo primero será definir qué se considera corto, medio y largo plazo al invertir. La realidad es que no hay una definición universal para los diferentes horizontes de inversión. Lo que que sí hay son una serie de baremos generales que cada gestor adapta en cierto sentido a su forma de entender la inversión. 

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Para Borja Nieto, cofundador del gestor automatizado MiCappital, “corto plazo seria para periodos menores a dos años, medio plazo de dos a cinco años y largo plazo más de cinco años”. José Manuel García Rolán coincide en el corto plazo, pero amplía el medio plazo a la franja entre los dos y los ocho años, siendo la inversión a largo plazo “la que está planteada para más de ocho o 10 años”. 

Jorge Siero, co-fundador y director de operaciones de la fintech Fintup  matiza que  “el corto plazo es de 1 a 3 años, el medio plazo de 3 a 5 años, medio-largo de 5 a 10 años y largo plazo cualquier horizonte a más 10 años”. En Indexa Capital diferencian entre periodos de 1 a 2 años, de 2 a 5 años, de 5 a 10 años o más de 10 años.

Además,  Asejo recomienda a sus clientes que "empiecen por tener un colchón de seguridad en efectivo, equivalente a 6 meses de gastos, mantengan en efectivo también lo que vayan a necesitar en los próximos 12 meses, e inviertan el resto de lo que tengan de activos líquidos en parte en una cartera de fondos indexados y en parte en una cartera de planes de pensiones indexados”.

A mayor plazo, más rentabilidad

Con estos datos, parece que el largo plazo está casi siempre por encima de los 10 años, aunque para los expertos la cifra concreta no es tan importante. La clave es entender las diferencias entre todos los periodos y qué se puede esperar de cada uno de ellos en términos de rentabilidad. 

García Rolán recalca que “volatilidad y rentabilidad van de la mano, por lo que si invertimos a corto plazo en activos que no tengan demasiada volatilidad la rentabilidad va a ser acorde”, es decir limitada. A largo plazo se puede asumir más volatilidad, entendida esta como una medida de riesgo con una ventaja fundamental: el riesgo se atenúa.

La razón, tal y como relata Nieto desde MiCappital es que “el corto plazo es impredecible e influyen factores como la suerte, el momento del mercado o el comportamiento de sectores específicos. En el largo plazo sabemos que el mundo a largo plazo crece, las economías progresan y la inversión en bolsa es de los activos más rentables. Por lo tanto el riesgo de un inversor a largo plazo es menor que a corto plazo”. Eso sí esto no quieres decir que a largo plazo la rentabilidad esté garantizada, pero sí que el riesgo es menor.

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Sieiro recuerda que “desde 1826, en el 93% de los períodos de 25 años, las rentabilidades reales han oscilado entre un 4% y un 10%, con una estabilidad impresionante. Es decir, la reversión a la media está presente en el mercado bursátil de modo consistente”. Y esto es precisamente lo que podría esperar un invertir de largo plazo. A modo de ejemplo, la rentabilidad media anual del S&P 500 ha sido de un 9.404 % para un período de 40 años; un  9.436 % para un período de 30 años; un 9.248 % para un período de 20 años y un 9.215 % para un período de 10 años.

Los datos de Indexa muestran una rentabilidad del 6,5% TAE anual para la cartera con mayor nivel de riesgo, que es la que está pensada para el largo plazo y un 2,6% para la más conservadora, que en este caso no tiene por qué invertir necesariamente a corto plazo.

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En cualquier caso, ese porcentaje está en línea con los datos que maneja Sieiro para periodos de tiempo más cortos donde “la irracionalidad en los precios de las acciones se crea por el elemento especulativo”. Para el corto plazo, desde Fintup apuestan por activos menos volátiles, como los de renta fija. “Nosotros nos basamos para ello en Investment Grade Bond (rentabilidad anual 3,38% últimos 10 años), Eurozone Inflation-Linked Bond Index (2,95% anual últimos 10 años); así como Global Bond Index (2,28% anual últimos 5 años)”, desvela.

García Rolán coincide en señalar la renta fija y precisa que  “un fondo de renta fija que es lo que incluiríamos nosotros en el bloque de corto plazo por ejemplo, puede darnos una rentabilidad que rondaría el 2% o el 3%”. ¿Y para el largo plazo? El asesor financiero de Consulae considera que “os activos más sesgados a renta variable y pensados para el largo plazo, pueden generar cómodamente rentabilidades de doble dígito, aunque también habrá años que nos puedan dar pérdidas importantes. De ahí la importancia de invertir en ellos realmente a largo plazo donde la volatilidad tiende a diluirse”.

Hay vida más allá de la rentabilidad  

La rentabilidad es uno de los baremos para elegir un fondo de inversión, pero no el único. Asenjo es tajante al respecto “la rentabilidad no es lo más importante”. De hecho, es sólo una de las mitades al al seleccionar un fondo de inversión o cualquier otro producto. “La otra mitad es el riesgo” y “ la pregunta que debemos hacernos es: ¿tenían el mismo riesgo los fondos que estamos comparando o tiene más riesgo el que más rentabilidad ha obtenido? “.

Al fijarnos en ese dato evitaremos errores como comprar el mejor fondo del año pasado, que es posible que no lo haga tan bien este.

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