Resucitar la personalidad digital de los muertos: los chatbots cada vez están más cerca, pero plantean problemas de privacidad

Inteligencia artificial.

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  • El desarrollo de chatbots capaces de usar datos de una persona fallecida para resucitar su personalidad digital podría estar más cerca de lo que crees, pero plantea cuestiones serias de privacidad.
  • Un estudio publicado en The Conversation ha analizado qué sucede con la información después de morir y quién podría tener la potestad para mantener con vida la personalidad digital de alguien.
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Criogenización, transhumanismo, robots, la sociedad sigue buscando formas de resucitar a los muertos de alguna forma o impedir que el cerebro se apague por completo.

Ya en 2017, Microsoft patentó un chatbot para llevar a cabo esta tarea mediante aprendizaje automático e inteligencia artificial, aunque los representantes de Microsoft terminaron admitiendo en Twitter que en estos momentos no tenían intención de producirlo, ya que podía ser algo perturbador.

El objetivo de estos chatbots eran usar los mensajes electrónicos para crear una especie de reencarnación digital que mantuviese la personalidad del individuo tras su fallecimiento, incluso podrían llegar a tener semejanzas vocales.

Los chatbots ya procesan 2.600 millones de interacciones en el sector del retail, y eso está suponiendo un enorme ahorro de costes en la atención al cliente

A pesar de que esta herramienta tecnológica haya conseguido burlar a los humanos y pasar el famoso Test de Turing, no existen leyes que rijan la reencarnación digital.

Existe un vacío legal con respecto al derecho a la privacidad de los datos de una persona fallecida, por lo que muchas empresas lo aprovechan para seguir aprovechándose de esos datos.

Una nueva investigación publicada en The Conversation ha investigado qué sucede con los datos después de morir y también analiza quién podría tener la potestad para mantener "con vida" la personalidad digital de alguien, según informa el medio Science Alert.

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Hasta ahora, la ley sobre privacidad de datos de la Unión Europea solo engloba los derechos de los vivos, por lo que son los estados miembros quienes deciden cómo gestionar las situaciones post mortem. Por ejemplo, países como Estonia, Francia, Italia y Letonia sí han establecido leyes claras, pero otro como Reino Unido siguen a la deriva.

En el caso de España, con la nueva Ley de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales (LOPDGDD) se permite que las personas vinculadas al fallecido puedan solicitar el acceso a los datos del individuo en cuestión.

Pero uno de los grandes problemas a la hora de crear una legislación efectiva, es que la mayoría de datos son controlados por gigantes tecnológicos como Google o Facebook, empresas cuyos términos de privacidad protegen la privacidad de los fallecidos.

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Sin embargo, estas mismas plataformas han ido implantando con el paso de los años herramientas que permitan a los usuarios vivos tomar algunas decisiones, como el contacto heredado de Facebook, pero no son válidas como leyes.

La clave para solucionar muchos debates judiciales para recuperar información de un fallecido podría estar en el ejemplo de la donación de órganos. En Reino Unido los órganos de los muertos son donados, a no ser que una persona haya especificado de forma oficial lo contrario.

Este sistema podría facilitar los trámites y abrir las puertas, en un futuro, de la resurrección digital de forma organizada y legal. Puede que sea cuestión de tiempo que la inteligencia artificial permita a la sociedad volver a hablar con sus familiares y amigos fallecidos.

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