Las 12 cosas que más sorprendieron a una estadounidense que pasó tres meses viajando sola por Europa

Pasé tres meses viajando por distintas ciudades de Europa. Aunque ya había estado en algunos de los lugares que visité —Londres, Madrid y Lisboa—, la mayoría de mis destinos eran completamente nuevos para mí.

A lo largo del viaje, hubo varias cosas que me sorprendieron y otras a las que me costó un poco acostumbrarme.

TJ Maxx es TK Maxx en Europa

TJ Maxx es una tienda de artículos rebajados estadounidense que se remonta a la década de 1970, y la empresa abrió su primer establecimiento europeo en los años noventa. 

Pero en Reino Unido ya existía una tienda de descuentos llamada TJ Hughes, que abrió sus puertas a principios del siglo XX. La empresa sigue teniendo 13 tiendas en Inglaterra y Escocia. 

TJ Maxx cambió el nombre de su filial europea por el de TK Maxx para evitar confusiones. Ahora tiene más de 500 tiendas en Reino Unido, Irlanda, Polonia, Alemania, Austria y Países Bajos. 

Por suerte, sus productos son tan buenos en Europa como en Estados Unidos. En mi primera semana, se me rompieron las botas, y los recambios de TK Maxx me han durado todo el viaje.

El transporte público europeo es muy bueno

La mayoría de las ciudades disponen de un magnífico transporte público, que suele consistir en trenes, autobuses, tranvías y algún que otro ferry.

Muchas ciudades incluso tienen rutas que van directas al aeropuerto.

Solo tuve que coger un taxi o un Uber en contadas ocasiones.

En Reino Unido, las ofertas de comida a buen precio parecen ser algo habitual

En la mayoría de tiendas de alimentación o supermercados de Reino Unido hay una oferta por la que puedes comprar una comida (a menudo un bocadillo), una bebida y un snack (normalmente patatas fritas) por entre 3 y 4 libras, es decir, entre 3,50 y 4,70 euros.

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Según mi amigo británico, ha habido cierto revuelo porque el precio solía ser un poco más bajo. Pero como estadounidense que vive en una ciudad donde los sándwiches por sí solos pueden costar más de 7 dólares (6,50 euros), diría que es una buena oferta.

Muchas ciudades europeas tienen placas en memoria de las víctimas del Holocausto

Como judía cuyo abuelo huyó de Alemania durante el Holocausto, había oído hablar mucho de cómo Alemania ha asumido su pasado.

Mi padre me habló de las Stolpersteine, o "piedras de tropiezo", de Berlín, que conmemoran a las víctimas del Holocausto fuera de su última residencia conocida. 

Pero no es solo Berlín: también vi muchas de estas piedras en Ámsterdam. Según The Guardian, en 2019 había más de 70.000 piedras en más de 1.200 ciudades y pueblos de Europa y Rusia.

Las secadoras son un lujo

De todos los lugares donde me alojé, solo uno tenía secadora de ropa. Parece que en Europa son mucho menos comunes que en EEUU, y en su lugar las casas están equipadas con tendederos para secar la ropa.

También me sorprendió encontrar la mayoría de las lavadoras en la cocina, justo al lado del horno. 

Los cigarrillos llevan anuncios antitabaco

Al pasar por el duty free del aeropuerto, me sorprendió que todos los cigarrillos tuvieran en la caja diversos eslóganes y estadísticas para intentar hacer que fumar resultara poco apetecible.

Según las directrices de la UE, "las advertencias sanitarias combinadas (imagen, texto e información sobre cómo dejar de fumar) deben cubrir el 65% de la parte delantera y trasera de los paquetes de cigarrillos y tabaco de liar."

Es muy fácil llegar a Marruecos desde algunas partes de Europa

No había planeado oficialmente ir a Marruecos, pero en cuanto vi lo fácil que era llegar, me pareció una decisión acertada.

Hay vuelos desde varias ciudades de España y Portugal, todos ellos muy baratos. Yo volé desde Sevilla y volví a Lisboa. También se puede coger un ferry desde Tarifa. 

Me ponía un poco nerviosa viajar sola por Marruecos siendo mujer, pero no tuve ningún problema y todo el mundo me pareció muy amable.

Los alojamientos de Airbnb pueden ser un buen punto intermedio entre los albergues y los hoteles

Como estuve trabajando durante todo el viaje, no quería alojarme constantemente en albergues juveniles si no estaba cuidando casas. 

En cambio, encontré muchos alojamientos decentes en Airbnb. En muchas ciudades, hay casas de huéspedes donde compartes el baño pero tienes tu propia habitación y acceso a la cocina.

Muchas ciudades europeas tienen tiendas que solo venden productos estadounidenses

A lo largo de mis viajes, he visto muchas tiendas que venden todo tipo de dulces y alimentos estadounidenses.

Los precios son ridículamente más altos de lo que estoy acostumbrada en mi país, pero era divertido ver las diferentes marcas de las que disponían.

Muchas atracciones tienen descuentos para estudiantes menores de 26 años

No estoy acostumbrada a pagar por ir a museos y monumentos porque crecí en Washington, DC, donde muchos son de visita gratuita. 

Pero, por suerte, muchos museos y monumentos europeos tienen precios reducidos si demuestras que eres estudiante y/o menor de 26 años.

El té me lo sirvieron más en vasos que en tazas

La primera vez que tomé té de menta en una cafetería y me sirvieron agua caliente y hojas de té en un vaso en lugar de en una taza, me pareció raro. Pero pronto me acostumbré.

Lo mismo me ocurrió en Marruecos, donde aprendí rápidamente que el té forma parte de la vida cotidiana.

La marihuana para uso recreativo no es legal en Ámsterdam, ni en la mayor parte de la Unión Europea

A pesar de la reputación de "todo vale" de Ámsterdam, la marihuana recreativa no es legal en Países Bajos. Pero se considera una "droga blanda", por lo que existen políticas de tolerancia que permiten comprar una cantidad limitada en los coffee shops si eres mayor de 18 años.

Según el gobierno de Países Bajos, "los coffee shops están autorizados a vender cannabis bajo ciertas condiciones estrictas. Un coffee shop es un establecimiento donde se vende cannabis pero no se venden ni consumen bebidas alcohólicas".

Hasta ahora, el cannabis recreativo solo era legal en un país de la Unión Europea (Malta), pero Alemania acaba de seguir sus pasos.