Este simple truco de productividad me ha ayudado a escribir un libro de 93.000 palabras en 6 semanas

Editor-in-Chief de Insider Inc., Nicholas Carlson, autor de "Marissa Mayer and the Fight to Save Yahoo.".
Editor-in-Chief de Insider Inc., Nicholas Carlson, autor de "Marissa Mayer and the Fight to Save Yahoo.".Business Insider
  • He escrito un libro de 93.000 palabras en 6 semanas, trabajando aproximadamente de 9 a 5 todos los días.
  • Mi truco fue dividir mi día en unidades de una hora durante las cuales solo podía hacer una de dos cosas: escribir o quedarme divagando.
  • Entre las distintas unidades de una hora, salía a caminar 15 minutos. Después de tres de ellas en la mañana, tomaba un almuerzo muy largo. Después de dos más durante la tarde, lo dejaba por ese día.
  • Varios estudios respaldan este truco y dicen que tomar descansos puede ayudar a ser más creativo.
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Hace unos años me tomé una baja laboral por un tiempo para escribir un libro. La mejor parte de ese período de mi vida es que yo era mi propio jefe. Había una fecha límite, pero la forma en que pasé mis días trabajando para lograrlo dependía de mí.

Eso también fue lo más estresante de escribir un libro.

Me despertaba cada mañana sabiendo exactamente cuántas palabras había escrito y cuántas más tenía que alcanzar.

Afortunadamente, descubrí un horario de trabajo diario que me ayudó a escribir rápidamente y mantener mi estrés bajo control.

(Un poco de estrés es bueno, si es del tipo que te mantiene avanzando hacia una meta).

Así es como estructuré mi mañana:

  • Me levantaba a las 7:30 o 8 de la mañana. No demasiado temprano, no demasiado tarde. Comía un desayuno sin prisas.
  • Tomaba una caminata de 10 o 15 minutos hasta un parque cercano. En el camino escuchaba un podcast.
  • En el parque, meditaba durante 20 minutos.
  • Después caminaba de regreso a mi apartamento, me sentaba en el escritorio y programaba un temporizador durante una hora.

Durante esa hora, hasta que se apagaba el temporizador, me permitía hacer una de dos cosas: escribir o quedarme mirando fijamente sin hacer nada más. Esto significaba no mirar mi móvil, ni revisar el correo electrónico, leer noticias o cualquier otra cosa.

Si tenía que ir al baño, me permitía pausar el temporizador e ir. Después, cuando me sentaba en el escritorio, volvía a encenderlo. Lo mismo para tomar una taza de café o un puñado de almendras.

Transcurrida la hora, me levantaba y salía a caminar 15 minutos alrededor de una manzana cercana. Después volvía y hacía otra hora de escribir o divagar.

(Por cierto, si alguna vez sentía el bloqueo del escritor, tenía otro truco: desplazarme hacia arriba algunas páginas y revisar lo que había escrito. Esto casi siempre me ayudó a continuar).

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Hice unidades de tres horas como esta cada mañana. Luego iba a almorzar. Caminaba hasta algún lugar cercano y comía lentamente, leyendo y relajándome con la comida. Después salía a caminar hacia el parque y regresaba a casa. Los almuerzos normalmente duraban alrededor de una hora y media.

Después volvía a mi escritorio y seguía dos horas más para terminar por ese día, a menos que no hubiera alcanzado las 2.000 palabras escritas por día. Si no lo había logrado, entonces hacía una unidad de hora más. Incluso si no llegaba a las 2.000 palabras después de eso, cortaba. Por lo general lo hacía alrededor de las 5 pm

Por la noche me relajaba por completo. Estaba tratando de escribir una narrativa mordaz, así que vi muchas películas y series de televisión con buenas tramas. Dejé de beber alcohol a medida que se acercaba mi fecha límite y descubrí que mi pensamiento era más agudo y que aumentaba la cantidad de palabras conseguidas al día. (Desde entonces ¡he vuelto a beber un poco!)

Resulta que esta estrategia de trabajo duro en fragmentos no es exclusiva de mí. Es similar a la popular técnica Pomodoro, donde escribes o realizas una tarea durante 25 minutos y te tomas un descanso de 5 minutos.

Pensé que la razón por la que este truco funcionó tan bien fue debido a que, incluso en medio de un momento de trabajo duro, siempre sentía que se acercaba un pequeño descanso, y que un largo descanso tampoco estaba muy lejos.

Más tarde, sin embargo, leí sobre un par de estudios que muestran que interrumpir el trabajo con algunos ejercicios, como una caminata rápida, te hace más productivo y creativo.

El psicólogo organizacional de Georgia Tech, Howard Weiss, llama a estos intensos períodos de trabajo "episodios de desempeño", o un período de tiempo distinto en el que uno se focaliza intensamente en la tarea en cuestión. Y el modo por defecto del cerebro es realmente divagar, por lo que puede ser saludable establecer tiempos para permitirte hacerlo (y también, para restringirlo).

¡Mi rutina de escritura de libros puede no funcionar para todos!

Paul Graham, fundador del programa de aceleradores de startup Y Combinator, habla sobre cómo la mayoría de los jefes se mueve en "horarios de managers", y sus días se dividen constantemente en reuniones consecutivas. Después hay "horarios de creadores" para creadores como escritores o ingenieros, que a menudo requieren de medio día completo e ininterrumpido para conseguir hacer algo. Muchos escritores de Insider Inc. trabajan así.

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