No hace falta viajar al espacio para sentir la ingravidez: lo puedes conseguir en este avión

Juan Pedro Chuet-Missé
| Traducido por: 
Astronautas prueban el Airbus Air Zero-G, el avión para probar la ingravidez sin salir de la atmósfera.
Astronautas prueban el Airbus Air Zero-G, el avión para probar la ingravidez sin salir de la atmósfera.

Reuters

  • El Airbus Air Zero G permite experimentar la sensación de ingravidez sin necesidad de dar el salto al espacio a lo Jeff Bezos. 
  • Estos vuelos parabólicos están abiertos sobre todo a militares, científicos e investigadores, aunque el público general también puede reservar su entrada. 
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El A310 es una rareza: apenas hay una decena operando como avión de pasajeros en el mundo. Y hay un avión de este tipo que lleva a viajeros muy especiales: son científicos y personas que quieren experimentar la sensación de la ingravidez.

Sí, no hace falta viajar al espacio exterior o sumergirse en una piscina a docena de metros de profundidad para desafiar a Isaac Newton y sentir la sensación de flotar y sentir el cuerpo tan liviano como una pluma.

Esa experiencia se puede sentir en el Airbus Zero G de Novespace.

Como un electrocardiograma

Este avión, uno de los más pequeños de catálogo de Airbus, esta semana estuvo volando por el espacio aéreo de Francia y Alemania realizando los denominados vuelos parabólicos, con el que logran que los pasajeros tengan la sensación de ingravidez durante unos 22 segundos.

Cuando se ve la trayectoria del vuelo da la impresión de estar mirando un cardiograma, por sus marcas de ascensos y descensos.

Cómo es el vuelo parabólico

Cuando el A310 se encuentra a unos 6.000 metros de altura y a una velocidad de 830 km/h el piloto lo eleva unos 50º con respecto al plano horizontal, lo que produce un efecto de ‘hipergravedad’.

Durante 20 segundos, en el interior de la aeronave siente un peso que es 1,8 veces el de la gravedad terrestre.

“La parábola comienza: cuando el avión está en pleno ascenso la tripulación reduce la velocidad de los motores y sitúa al avión en su trayectoria balística”, detalla la empresa Novespace.

En ese punto el A310 entra en gravedad cero y describe una parábola al emprender una caída libre de 22 segundos.

Cuando alcanza los 42º grados el avión se endereza de a poco y otra vez se siente la poderosa hipergravedad, hasta que al cabo de otros 20 segundos el Zero G vuelve a su trayectoria normal.

Astronautas apolo 11 en el Airbus Air Zero-G.
Astronautas apolo 11 en el Airbus Air Zero-G.

La sensación de ingravidez, que puede ser un plazo demasiado breve, se acumula en una quincena parábolas; por lo que al final se contabilizan unos 10 minutos (y hasta 30 en algunos proyectos científicos) de sentir la sensación que no hay peso en el cuerpo.

Desde que se lanzaron estos vuelos de ingravidez, en 2013, unos 11.520 personas han vivido esta experiencia a través de 217 vuelos. Además la compañía auspició 800 experimentos a bordo de su A310.

La fugaz sensación de flotar

La cabina del A310 fue despojada de asientos y maleteros, excepto en la parte de atrás donde viajan los pasajeros.

En los dos tercios restantes se habilitó un espacio de 200 metros cúbicos revestidos de acolchados, cuerdas y redes para que los viajeros tengan puntos donde sujetarse.

La compañía describe que esta experiencia de viajes ingrávidos es más potente “que una simple descarga de adrenalina”.

Poéticamente la presenta como “entrar en el mundo de los sueños y la imaginación”, porque se tiene la misma sensación de caminar y flotar en el aire “totalmente despiertos”. “Basta cerrar los ojos para olvidarse que el cuerpo existe”, agregan.

A bordo los pasajeros (que pagaron 5.800 euros por el billete) reciben coloridos balones de goma espuma y otros objetos que liberan cuando se alcanza el punto de ingravidez, con el que juegan mientras realizan acrobacias sin ningún esfuerzo, para poder presumir en Instagram de un momento inolvidable.

Artículo en Tendencias Hoy.

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