El Banco Santander tendrá que devolver 30.000 euros a un cliente que fue víctima de phishing

El Banco Santander tendrá que devolver 30.000 euros que reclamó un cliente después de la sentencia del Juzgado de Primera Instancia de Avilés. El cliente es una clínica dental que ha sido víctima de phishing. Los propietarios de la clínica recibieron mensajes suplantando la identidad del banco y los estafadores realizaron transferencias desde su cuenta. 

La Justicia ha considerado que el Banco Santander no contaba con los protocolos de seguridad necesarios para detectar esta suplantación de identidad. La sentencia ha determinado que el banco se tendrá que hacer cargo de los gastos derivados de esta estafa.

El Banco Santander no es el primer caso de entidad que ha tenido que hacer frente a los gastos del phishing con alguno de sus clientes. Caixabank ya ha tenido que reembolsar 4.800 euros en 2022 a un cliente al que le habían robado su cuenta bancaria en una situación similar.

Clientes o bancos: ¿quién paga las consecuencias del phishing?

Las consecuencias de las estafas por robo de identidad afectan a clientes y bancos, aunque la responsabilidad no se reparte de igual forma en todas las situaciones. El caso del Banco Santander ejemplifica un fallo en el sistema de seguridad ya que clonaron su página. Desde la web, robaron los datos de la clínica dental y realizaron 5 transferencias en 45 minutos. 

La clonación de la web ya supone un fallo de seguridad considerable, pero el banco tampoco detectó que era sospechoso ese número de transferencias en tan poco tiempo. “Debería haber alertado a los servicios de seguridad del Banco Santander e impedir las transferencias”, según el abogado del demandante para Noticias Trabajo. 

Además, las transacciones realizadas desde la web falsa del Banco Santander tampoco fueron autorizadas por la clínica dental. Esto evidencia un tercer fallo bastante grave en el protocolo de seguridad de la entidad. 

La realidad es que las consecuencias de los delitos de phishing suelen recaer en los clientes. De hecho, los bancos se limpian las manos y aconsejan a sus usuarios que lo denuncien a la policía. La víctima pierde su dinero a no ser que pueda demostrar que ha sido un fallo de seguridad del banco, como ha sucedido en este caso.