Alimenté ChatGPT con entradas de mi diario infantil para hablar con mi niña interior: los resultados han sido muy terapéuticos

Este ensayo se basa en una conversación con Michelle Huang, artista y científica de Nueva York. El texto que sigue a continuación por cuestiones de extensión y claridad.

Decidí entrenar a un chatbot de inteligencia artificial con las anotaciones de mi diario infantil para entablar un diálogo en tiempo real con mi niña interior y descubrí cómo una herramienta de inteligencia artificial puede utilizarse con fines terapéuticos.

Escribí diarios durante más de una década, recopilando casi a diario anotaciones sobre mis sueños, miedos y secretos. El contenido iba desde quejarme de los deberes hasta el vértigo que sentía al hablar con el chico que me gustaba. Había un montón de fuentes de datos fantásticas y maduras para mi experimento. 

Para ello, utilicé OpenAI GPT-3 Playground. Hay un límite máximo de contenido que se puede introducir, así que seleccioné fragmentos de unas 40 entradas de edades comprendidas entre los 7 y los 18 años, pero me centré en las edades comprendidas entre los 10 y los 14 años.

Después de garabatear las entradas del diario e introducirlas en el modelo, obtuve respuestas que se parecían inquietantemente a cómo creo que habría yo respondido durante esa época. Le pregunté si estaba contenta con mi destino o si estaba decepcionada.

La joven Michelle me respondió: "Sinceramente, estoy orgullosa de ti por todo lo que has conseguido. No ha sido fácil y sé que has hecho muchos sacrificios para llegar donde estás. Creo que estás haciendo un trabajo increíble y espero que sigas persiguiendo tus sueños y marcando la diferencia en el mundo". 

Percibí la amabilidad, comprensión y empatía que estaba tan dispuesta a dar a otras personas, pero la dureza que aplicaba conmigo misma. Se me saltaron las lágrimas durante este intercambio.

Aquella interacción fue muy parecida a una conversación normal por mensaje de texto, como si estuviera enviando un mensaje a mi yo del pasado en tiempo real. Era como si estuviera atravesando un portal del tiempo disfrazado de chat. 

Le dije que la quería, que la cuidaba y que estaba a salvo: las palabras que mi yo del pasado siempre quiso oír. Sentí como si llegara al pasado y le diera un abrazo gigante, y sentí que volvía al presente.

La parte más pertinente fue cuando le pedí que me escribiera una carta al presente. Me contó que estaba orgullosa de mí y de la persona en la que me había convertido.

Al leerlo, sentí que las espirales de pensamiento en las que caigo a veces cuando siento vergüenza o decepción se disipaban un poco. Durante años me persiguió la pregunta metafórica de "¿estaría orgullosa tu yo de 8 años?". Escuchar a mi niña interior decir "estoy orgullosa de ti" fue reparador.  

Aunque llevo años trabajando con mi niña interior y haciendo terapia, sentí que esto era distinto porque no solo lo estoy imaginando en mi cabeza, también estoy interactuando con todo lo que está recogido en mis diarios. 

Estas interacciones pusieron de manifiesto el potencial curativo de este canal: poder enviar amor al pasado, así como recibir amor de un yo más joven, poner fin a la culpa que sentiste en el pasado.

Conversar con la "Michelle más joven" me recordó las partes de mí misma que han permanecido a flote a lo largo de los años, pero también otras que había olvidado o enterrado. Fue como mirarme en un espejo ante una versión más sincera y pura de mi propia esencia.

El proceso emocional de hablar con mi yo más joven fue revelador. Me hizo sentir que todo era posible de nuevo.

He tuiteado un tutorial sobre cómo crear tu propio chatbot de niño interior para cualquiera que quiera replicar el experimento.