El Congreso recibió 67 mociones para reprobar a cargos del Gobierno en la legislatura que llega a su fin: es la cifra más alta de la democracia

Fernando Grande Marlaska
  • Los grupos parlamentarios han registrado en el Congreso 67 mociones de reprobación a ministros y cargos del Gobierno.
  • Se trata de la cifra más alta en una legislatura de la historia de la democracia: el número más alto se registró en la XII legislatura y se registraron solo 19 reprobaciones.

La legislatura que llega a su fin ha estado marcada por varios récords, y uno de ellos es que entre finales de 2019, cuando se constituyeron las Cortes, y el pasado 30 de mayo, cuando se disolvieron, los partidos en la Cámara Baja registraron hasta 67 mociones de reprobación a los miembros del Gobierno.

La cifra tal vez no diga nada, pero es un hito en la historia de la democracia española en tanto que hasta la fecha, la legislatura en la que más mociones de reprobación se presentaron contra el Ejecutivo fue la XII (2016-2019, iniciada por Mariano Rajoy y concluida por Pedro Sánchez como presidente tras la moción de censura de 2018).

En aquella ocasión el Congreso vio cómo se registraron 19 mociones de reprobación a miembros del Ejecutivo. El récord se quedó ahí. La cifra de la XIV legislatura que acaba de terminar eleva esa cuantía hasta las 67 mociones propuestas, un incremento del 252%.

Por el contrario, las legislatura en las que menos mociones de reprobación se registraron en el Congreso de los Diputados fueron la quinta (1993-1996, último Gobierno de Felipe González) y la XI (con un Gobierno de Mariano Rajoy en funciones).

En ambas ocasiones se registró una sola moción de reprobación a los miembros del Gobierno: la de 1995, a instancias del PP y contra los ministros de Agricultura de González, Luis Atienza, y de Exteriores, Javier Solana. La de 2016, a instancias del Grupo Parlamentario Mixto y contra el ministro de Industria de Rajoy, José Manuel Soria, por aparecer en los Papeles de Panamá.

Estas dos legislaturas son en las que menos reprobaciones se registraron en la Cámara Baja, sin contar la I y la II legislatura, de las que no hay datos de dichas reprobaciones. El reglamento del Congreso que ampara las mociones derivadas de interpelaciones urgentes —el mecanismo parlamentario sobre el que se sustenta estas mociones de reprobación— es de 1982.

Dicho reglamento detalla en sus artículos del 180 al 184 cómo de las interpelaciones de diputados en el Congreso podrán darse mociones en los que la Cámara se pronuncie. El grupo parlamentario que interpele deberá presentar la moción al día siguiente de que se pronuncie en la Cámara, y la Mesa del Congreso deberá incluir la moción en el siguiente Pleno.

Con ese instrumento las derechas, PP pero también sobre todo Vox, han presentado hasta 67 reprobaciones de las cuales muchas han acabado retiradas —los grupos parlamentarios en el Congreso tienen un cupo en cada sesión plenaria y a menudo se retiran iniciativas en pos de otras—. 

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Las que no han sido retiradas han sido rechazadas o bien han caducado por la disolución de las cortes. De todo este spam parlamentario —como ejemplo, Vox ha llegado a presentar 2 reprobaciones contra la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, a colación de una misma proposición no de ley—, solo prosperó una reprobación.

La reprobación que fue aprobada por la mayoría parlamentaria en el Congreso de los Diputados prosperó el pasado mes de febrero de este año 2023 y se dirigió contra el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. Presentada a instancias del PP, fue apoyada por Vox y por los independentistas catalanes: la causa, la tragedia en Melilla en la que murieron 23 migrantes.

Estas reprobaciones, en realidad, carecen de mayor efecto jurídico. Sus consecuencias son únicamente políticas. Ningún miembro del Gobierno que esté reprobado está obligado a dimitir. En el caso de las reprobaciones a los presidentes del Gobierno, estas se articulan mediante las mociones de censura, como la que sí desalojó al expresidente Mariano Rajoy de la Moncloa en 2018.

El récord se produce en el Congreso, al margen de que el Senado también vehicula las reprobaciones que presenten los grupos parlamentarios que así lo estimen. Las cámaras, en ese sentido, son autónomas e incluso el criterio de las Mesas de cada una de ellas a la hora de aceptar a trámite esas mociones derivadas de interpelaciones puede divergir, como ha sucedido en el pasado.

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