¿Deberías hacerte una prueba de detección de la hepatitis B? Cómo se contagia y los síntomas que revelan la enfermedad

Análisis de sangre
  • La hepatitis B es una infección hepática causada por un virus que puede llegar a ser crónica, lo que aumenta el riesgo de desarrollar insuficiencia hepática, cáncer de hígado o cirrosis.
  • El virus se transmite de persona a persona a través de la sangre, el semen u otros líquidos corporales. La mejor forma de protegerse es a través de la vacunación, que en España se ha ido extendiendo a la población desde los años 90.  

Según la Consejería de Salud de Castilla y León, en España, casi millón y medio de personas son portadoras del virus B o C de la hepatitis, aunque sólo el 10% lo sabe. Ambos se transmiten a través de la sangre o por contacto sexual y se relacionan con afecciones hepáticas y cáncer.

De ellos, la hepatitis tipo B es la más frecuentemente diagnosticada. Supone una infección aguda que en la mayor parte de los casos se supera totalmente pero que en ciertas ocasiones se cronifica, lo cual puede derivar con el tiempo en cirrosis o cáncer de hígado.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 296 millones de personas padecen infección crónica por el virus de la hepatitis B, y cada año se producen 1,5 millones de nuevas infecciones. 

En Europa son aproximadamente 3,6 millones de personas las que viven con infección crónica por el virus de la hepatitis B, según el último informe del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés).

En Estados Unidos los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han actualizado recientemente sus pautas para la enfermedad. Ahora recomiendan que todos los adultos  se sometan al menos una vez en la vida a una prueba de detección de la hepatitis B. 

La agencia insta a que embarazadas se realicen el test en cada embarazo, independientemente de si se han vacunado o sometido a las pruebas en el pasado.

 

La vacuna para la hepatitis B es la medida más efectiva para prevenir la transmisión de la enfermedad. En España se introdujo en los años 90 y desde entonces se ha ido extendiendo a la población de forma progresiva, lo que ha llevado progresivamente a una reducción de la incidencia del virus, igual que en otros países.

A pesar de ello, y según datos de 2015, se estima que en la Unión Europea y el Reino Unido, la hepatitis B y C son responsables de aproximadamente el 55% de todas las muertes por cáncer de hígado y del 45% de todas las muertes por cirrosis y otras enfermedades hepáticas crónicas, lo que se traduce en aproximadamente 64.000 muertes al año.

¿Qué es la hepatitis B y cómo se contagia?

La hepatitis B es una enfermedad contagiosa que causa alteraciones en el hígado. Produce una infección a causa de un virus que puede ser aguda, superándose en los siguientes 6 mese, o persistir y provocar una enfermedad crónica aumentando el riesgo de complicaciones hepáticas graves.

Los principales modos de transmisión del virus de la hepatitis B son por contacto sexual sin métodos de protección como el preservativo, contacto estrecho en el hogar con una persona infectada o la transmisión perinatal de la madre al hijo. 

También por el uso de drogas inyectables y exposición nosocomial —transfusión de sangre o hemoderivados, hemodiálisis, pinchazos con instrumentos punzantes contaminados, etc.—. Ocasionalmente, se han notificado casos tras compartir maquinillas de afeitar y cepillos dentales, según informan desde Sanidad.

Qué síntomas provoca

La hepatitis B puede cursarse asintomática o sin que los signos sean demasiado específicos. 

En otros pacientes puede manifestarse a través de síntomas como pérdida de peso, náuseas y vómitos, diarrea, orina oscura y heces de coloración pálida, dolor abdominal e ictericia, cuando la piel y la parte blanca de los ojos se vuelven amarillentos.

Tras la infección, el riesgo de evolucionar a infección crónica es inversamente proporcional a la edad, siendo del 90% en menores de un año, entre 30-50% en menores de 6 años y del 5% en la edad adulta.

La tasa de letalidad es de aproximadamente 1% y es más alta en personas mayores de 40 años, estiman desde Sanidad. Especial atención requiere en embarazadas y en recién nacidos de madres infectadas. Además, en personas con infección crónica aumenta el riesgo de muerte prematura debido a cirrosis o carcinoma hepatocelular en el 25% de las mismas.

El diagnóstico se realiza mediante un análisis de muestra de sangre. En España, la hepatitis es una Enfermedad de Declaración Obligatoria (EDO), es decir, que tiene que notificarse al Sistema de Enfermedades de Declaración Obligatoria, sistema básico de la Red de Vigilancia Epidemiológica una vez detectada.

El tratamiento varía en función de la fase de la enfermedad, una vez que se ha vuelto crónica. Aunque de manera generalizada, suelen darse unas medidas dietéticas entre la que se incluyen una dieta pobre en grasas y la restricción de sustancias potencialmente dañinas como alcohol y medicamentos, señalan desde la Comunidad de Madrid.

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