Estas son las consecuencias del desplome del diésel para el sector del automóvil

Susana Viñuela
| Traducido por: 
Iván Cernadas
viajes en coche y gasolineras
  • El precio del combustible alcanzó precios máximos en pleno agosto.
  • Este incremento coincide con un momento de incertidumbre en el sector de la automoción en España que ve como bajan las ventas, en especial, las de diésel.
  • Todo ello tiene un efecto en el bolsillo de los usuarios y de las empresas. Pero, ¿hasta qué punto afecta esta situación a la industria y a los conductores?
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La caída de las ventas del diésel sigue, al parecer, sin frenos. Las matriculaciones en lo que llevamos de año, que no son muy halagüeñas en general, dejan claro que no son buenos tiempos para este tipo de combustible: en el acumulado de 2019, los coches de gasóleo suponen alrededor del 28% del mercado. Es decir: solo uno de cada cuatro coches nuevos matriculados han sido diésel. 

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La caída de las matriculaciones no es solo nacional; de hecho, el sector de la automoción parece estar pasando un momento algo delicado debido a la entrada en vigor de las nuevas medidas referentes a las emisiones (entre otros factores).

Pero, venga de donde venga la razón de esta caída de las ventas de los coches diésel, lo cierto es que esto podría tener consecuencias mucho más allá de las cifras en las matriculaciones. Y una de ellas podría ser económica.

Las consecuencias (para el bolsillo) del desplome del diésel

Tráfico coches atasco

Parece una verdad de Perogrullo: si se venden menos coches con motorización diésel, este combustible se venderá menos. De hecho, en julio se logró un hito: por primera vez desde 2013, en España el consumo de gasolina superó al del diésel para automoción.

Cierto es que, a pesar de la caída en matriculaciones diésel registrada en 2019, este sigue siendo el carburante predominante en el sector del transporte español, llegando a suponer un 82% del combustible utilizado. Entre enero y mayo se consumieron 9,6 millones de toneladas de gasóleo, y de gasolina se consumieron 2 millones de toneladas.

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De hecho, y aunque las matriculaciones diésel sigan en caída libre, en el parque automovilístico español sigue siendo el tipo de motorización mayoritario: de los 24 millones de automóviles registrados en España, 13,5 millones de turismos son diésel.

Pero cabe suponer que, si las matriculaciones diésel siguen bajando, llegará un momento en que esto cambiará. Y la recaudación que el Estado haga gracias a ese combustible también será menor. O quizás no.

Porque aunque seguimos esperando lo que pueda suceder con el Gobierno, lo cierto es que los Presupuestos Generales que Sánchez tenía en mente incluían una subida de las tasas al diésel para hacer que sus impuestos lleguen a equipararse a los de la gasolina.

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Tal y como ya anunciaron, esta subida sería progresiva, siendo inicialmente de 3,8 céntimos por cada litro en 2020, hasta llegar a los 9,55 céntimos el litro. Se estima que si el gravamen del diésel se equipara al de la gasolina, pasando de los 30,7 céntimos por litro actuales a 40,25 céntimos por litro, la recaudación para las arcas del Estado sería de 2.140 millones de euros.

¿Y el sector industrial?

Grupo de trabajadores industriales en una refinería

La caída de las ventas del diésel afecta, sin lugar a dudas, a la industria de la automoción, uno de los sectores industriales más importantes de nuestro país, que es el octavo productor mundial. En cifras, la automoción en España supone el 8,6% de la economía nacional, con una producción de 2,84 millones de unidades, supone el 9% del empleo de la población activa.

Las exportaciones del sector de la automoción suponen el 17,9% del total, y la recaudación supera los 28.000 millones de euros.

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Es decir: ¿supone la caída del diésel poner en peligro el empleo de mucha gente? La respuesta no está clara, dado que si el descenso de las ventas de coches diésel se contrapone con el incremento de los motores gasolina o alternativos, la industria no tendría por qué verse afectada.

Pero lo cierto es que el momento de incertidumbre que vive el sector, unido a factores como la guerra económica entre China y EEUU, no establece el mejor de los escenarios para la industria del automóvil. 

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