Las empresas de patinetes reducen al mínimo sus costes en España para intentar sortear la crisis y con la esperanza de desplazar al transporte público tras el confinamiento

Patinetes eléctricos compartidos sin utilizar en una calle de Washington, EEUU, en marzo de 2020.
Patinetes eléctricos compartidos sin utilizar en una calle de Washington, EEUU, en marzo de 2020.
  • Las empresas de patinetes eléctricos compartidos están reduciendo al mínimo sus costes para poder capear la crisis del coronavirus en España, ya que el último endurecimiento del estado de alarma les ha obligado a retirar sus flotas de las calles de las principales ciudades, y, por tanto, le ha dejado sin ingresos.
  • Pero, a la vez, se muestran optimistas ante la posibilidad de poder desplazar al transporte público cuando termine el confinamiento pero aún exista miedo al contagio: en Nueva York y Wuhan, donde se originó la pandemia, el uso de las bicicletas compartidas se disparó en marzo.
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Las empresas de patinetes eléctricos compartidos están reduciendo al mínimo sus costes para poder capear la crisis del coronavirus, con la esperanza de poder desplazar al transporte público cuando termine el confinamiento.

Así lo apuntan diferentes compañías de un sector que ha reducido a cero sus ingresos al verse obligado a retirar sus patinetes de la vía públicatras la paralización de la actividad de los sectores no esenciales decretada por el Gobierno, en vigor desde el pasado martes.

Hasta entonces, algunas empresas de patinetes habían retirado sus flotas de las calles, al considerarlos un posible foco de contagio del coronavirus, mientras que otras seguían prestando sus servicios, entendiendo que para muchos suponían una forma más segura de desplazarse.

Ahora, el sector está reduciendo al mínimo sus costes y confía en poder convertirse en una alternativa importante al transporte público una vez termine el estado de alarma, cuando posiblemente haya personas que eviten las concentraciones de viajeros y quizás opten por otras formas de movilidad como las bicicletas o los patinetes compartidos —ya que la mayoría de los usuarios de patinetes cuando no los usan van en transporte público—.

Así ha sucedido en Nueva York, donde el uso de la bicicleta subió un 52% a mediados de marzo —plena crisis del coronavirus— frente a datos del marzo anterior, con muchos neoyorquinos asegurando a The Post que preferían pedalear, argumentando que menos manos iban a tocar las bicicletas compartidas que las barras del metro, a la vez que el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, recomendaba no utilizar el suburbano para evitar contagios.

La tendencia se ha replicado en Wuhan, según datos de la China Global Television Network (CGTN), por lo que las fuentes consultadas por Business Insider España se muestran "optimistas" ante esta situación.

Pero si el miedo al COVID-19 se extiende, los españoles podrían preferir comprarse sus propios patinetes (a partir de 390 euros en Amazon) o bicicletas u optar por otros medios de transporte, así que las empresas de patinetes están buscando la manera de atraer nuevos usuarios a su servicio. ¿Cómo? Destacando, por ejemplo, que son opciones seguras a nivel sanitario.

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Por eso, Wheels ha desarrollado una tecnología que autolimpia los mangos y frenos de sus patinetes gracias a una luz que emite nanocristales para crear una oxidación que es más fuerte que la lejía, explican desde la compañía. Otras empresas, por su parte, estudian ofrecer agresivos descuentos para atraer usuarios.

Sin embargo, aún no está claro si las autoridades permitirán el uso de estos sistemas de movilidad compartida una vez termine la situación actual de total confinamiento y de paralización de todos los sectores no esenciales, ya que, por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid cerró su servicio de bicicletas, BiciMad, al considerar que no podían garantizar que fuese seguro.

Despidos en EEUU, recortes de costes en España y posibles quiebras

La crisis del coronavirus está afectando a estas nuevas compañías de diferente forma.

El gigante californiano Bird, que recientemente ha comprado la europea Circ (antes Go Flash y Koko), ya ha prescindido del 30% de su fuerza laboral por el menor volumen de actividad a raíz del coronavirus, según informó la semana pasada en una llamada de Zoom a sus empleados –en la que la compañía borró sus cuentas de correo conforme lo comunicaba–. 

Esta adquisición acercaba a Bird a su gran competidor, la norteamericana Lime, que también está preparando despidos en EEUU por la pandemia, ha informado Bloombergaunque en enero ya anunció que se retiraba de 12 mercados y que recortaría un 14% su plantilla en plena búsqueda de beneficios.

La rentabilidad ha sido un quebradero de cabeza desde el principio para estas compañías, que centraron sus esfuerzos en primer lugar en hacerse visibles en las ciudades y en aumentar su popularidad frente a la de la competencia, pero que ahora deben buscar la fórmula para conseguir ingresos con los que sostenerse y beneficio operativo. Un logro que, por el momento ninguna ha conseguido —solo Lime anunció que pretendía conseguir un resultado bruto de explotación positivo en 2020—.

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En España está menos claro qué medidas están tomando las compañías, ya que ninguna cotiza y raramente informan de su estrategia corporativa. Tampoco cuentan con plantillas tan grandes como en EEUU. La catalana Reby, no obstante, sí ha confirmado a este medio que ha presentado un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en su división de operaciones y fuentes de diversas compañías hablan de ajustes de costes. 

Desde la alemana Wind señalan que estos ajustes se concretan, en su caso, en renegociar todos los contratos con empresas externas, como los relacionados con los alquileres de espacios, furgonetas o con empresas de logística que les prestaran otro tipo de servicios. Además, están reconsiderando costes internos, como los salariales, algo en lo que coinciden otras fuentes.

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De la eficacia a la hora de llevar a cabo esos reajustes dependerá la supervivencia de muchas empresas, cuyo flujo de caja puede encontrarse en una situación crítica, con sus ingresos a cero y ante una improbable recuperación a corto plano. Wind afirma que, en marzo, su demanda bajó cerca de un 95%. Para muchas de estas empresas, son vitales los turistas extranjeros, clientes con los que por ahora no pueden contar y que podrían tardar en regresar a España si el impacto de la pandemia del COVID-19 se extiende.

En ese contexto, las compañías no descartan presentar un ERTE (excepto Jump by Uber, la marca de Uber, que lo descarta a Business Insider España). En cambio, sí anticipan una mayor concentración en el sector, aunque los movimientos serán limitados debido a las recientes adquisiciones y a la desaparición reciente de muchas de las empresas más pequeñas que operaban en España. Y una apuesta por las ciudades donde el negocio sea más rentable.

Lime, Bird, Jump, Movo (Cabify), Voi, Tier y Wheels son algunas de las empresas con presencia en el mercado nacional.

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