Fatiga de la contraseña: cómo evitar un problema que cada día causa más estrés en muchos usuarios

Enrique Luque de Gregorio
- Actualizado:
Fatiga de la contraseña: cómo evitar un problema que cada día causa más estrés en muchos usuarios
  • ¿Te genera cierta ansiedad tener que recordar el sinfín de contraseñas necesarias en internet? Tranquilo, no eres al único. 
  • Hay ocasiones en que las contraseñas pueden dejar de ser una ayuda para convertirse en un dolor de cabeza. 

Lo más normal es que, justo al ponerte con Internet, tengas que empezar a tirar de contraseñas. Es una medida de seguridad que se utiliza para casi todo: correos electrónicos, comprar en tiendas online, acceder a tu banco, escribir algo en una web o compartir una foto en redes sociales. Además, los expertos son tajantes: no es recomendable usar siempre la misma. 

¿Cuál es la consecuencia de todo ello, al menos hasta que algunos gigantes cambien la tendencia? Pues que en infinidad de casos la gente termine cansada. Es lo que se conoce como “fatiga de la contraseña”, un problema que en algunos casos incluso puede generar estrés entre muchos usuarios. ¿Por qué se produce realmente, qué consecuencias tiene y cómo puede evitarse?

Qué es la fatiga de la contraseña

Es muy posible que te haya sucedido alguna vez: vas a introducir la contraseña de cualquier cosa, y de repente te quedas en blanco. O, peor aún, recibes el terrible mensaje: su contraseña es inválida o incorrecta. Algo tan simple, que a medida que pasa el tiempo se repite con mayor frecuencia, puede provocar estrés.

La fatiga de la contraseña tiene una explicación sencilla: generalmente olvidar una contraseña provoca consecuencias molestas: estar obligado a intentar recordarla varias veces, tener que solicitar un código, buscar un correo donde la tengas anotada o, incluso, sufrir el riesgo de que te bloqueen tal o cual cuenta por errar varias veces en el intento. 

Antes o después, lo normal es que logres entrar en un sitio a pesar de todos estos inconvenientes, pero eso no evita que pierdas el tiempo y sufras en el intento. Y como tu cabeza lo sabe, en ocasiones simplemente enfrentarte a poner una contraseña puede generar malestar, ansiedad, incomodidad. O padecer lo que ahora tiene nombre propio: fatiga de la contraseña. 

Hay que tener en cuenta, igualmente, que no solo cada vez necesitas más contraseñas en servicios, portales o apps, sino que estas tienden a ser más complejas (mayúscula, tantos caracteres, símbolos, números…) y es recomendable no repetirlas. Por eso, por muy organizado que seas, es habitual que tanta contraseña termina por provocarte un jaleo cuanto menos agotador.

¿Cómo evitar la fatiga de la contraseña?

La solución más natural a la llamada fatiga de la contraseña parece lógica: utilizar un gestor de contraseñas, de los muchos que existen. Una herramienta que ha aumentado su popularidad. Sin embargo, también hay personas que desconfían de ellos puesto que, si son atacados o robados, pueden volverte más vulnerable, y suponer un problema importante para tu seguridad.

Quizá lo más recomendable, en muchos casos, resulte más sencillo aún: ser selectivo. Es decir, no tener que logarte en mil lugares, sino solo en aquellos que verdaderamente utilices con frecuencia y te resulten útiles. Además, dependiendo de la importancia y del riesgo que supongan, preocuparte sobre todo por la complejidad de las contraseñas más importantes. 

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