Algunos contenidos de HBO se podrían ver muy pronto en Netflix en un movimiento que rompe otra de las reglas sagradas de la 'Streaming Wars': la exclusividad
- Warner Bros. Discovery, dueña del catálogo de HBO, parece abierta a ceder temporalmente algunas de sus producciones a Netflix.
- Tras años apostando por los contenidos exclusivos para ganar suscriptores, las plataformas están dispuestas ahora a volver a mercadear con sus producciones en un contexto marcado por la saturación.
Warner Bros. Discovery parece estar ultimando un acuerdo para licenciar algunos de sus contenidos a Netflix. Los planes de la compañía, según la noticia difundida por Deadline, pasarían por licenciar a la compañía de Los Gatos, por un tiempo determinado y sin exclusividad, algunos contenidos de catálogo (en Vulture citaban explícitamente series como Insecure, Ballers, Band of Brothers, The Pacific y Six Feet Under).
La iniciativa está perfectamente alineada con el plan de austeridad con el que Warner Bros. Discovery pretende aligerar la deuda que la fusión de ambas compañías ha echado sobre sus hombros. Pero, además, la medida supone desandar gran parte del camino que la compañía inició cuando decidió convertir HBO en HBO Max.
Si antes la prioridad era parecerse más a Netflix, ahora parecen querer volver a las prácticas de la época dorada del célebre canal de televisión por cable.
¿Por qué ahora?
La saturación de mercado ha sido la guinda en el pastel. Con tantísima oferta, el contenido exclusivo (por mucho prestigio que tenga la marca) ha comenzado a perder parte del gancho que tenía a la hora de conseguir y conservar clientes.
En el caso de Max, este fenómeno se ha hecho evidente en los últimos 2 años. Más allá de algunos estrenos recientes con impacto significativo (como La casa del dragón, The Last of Us o Succession), el catálogo ha perdido relevancia a la hora de generar ingresos directos únicamente a través de suscripciones.
Warner Bros. Discovery, cada vez más convencida del escaso valor que tiene un catálogo inmovilizado, por muy prestigioso que este sea, llevó a cabo a principios de año varias operaciones para rentabilizar los contenidos fuera de los lindes de Max.
Una versión editada de Insecure fue a parar al canal de cable básico OWN, propiedad de la compañía; True Blood fue a TNT y Silicon Valley a TBS. También tomaron decisiones muy polémicas, como la cancelación y traslado de Westworld de Max a canales FAST.
Warner Bros. Discovery da ahora un paso más para recuperar la hoja de ruta que HBO seguía en sus años de canal de cable premium: explotar comercialmente la producción dando prioridad al cable y a la plataforma sin renunciar a la venta de los derechos de emisión a terceros a cambio de cuantiosas sumas de dinero.
Esos ingresos son, en realidad, el motivo que ha llevado a recuperar las licencias a las que habían renunciado cuando se lanzaron a la guerra del streaming.
El valor del contenido licenciado
Licenciar contenido a terceros por un período determinado es una estrategia básica de monetización dentro del negocio audiovisual. Netflix, de hecho, ganó gran parte de su cuota de mercado en los inicios de su actividad gracias a los contenidos licenciados.
La compañía no tardó en lanzarse a la producción de contenido original, una decisión motivada por la necesidad de liberarse de la dependencia de esas licencias ante la eventualidad de que dejasen de venderles los contenidos. Dicha producción, además, quedó encerrada dentro de los confines de la plataforma.
El punto de inflexión se produjo cuando las compañías de medios tradicionales decidieron lanzar sus propios servicios, ya que siguieron al pie de la letra el modelo de Netflix, diciendo adiós a las licencias para abrazar el mantra de la exclusividad.
Esta decisión implicó suprimir un sistema de explotación económica que permitía que el contenido generase dividendos durante meses, incluso años, confiando en que la captación y retención de clientes de la plataforma cubriese dicho vacío.
La obcecación por la exclusividad se tradujo no solo en la renuncia a ingresos directos, sino también en desembolsos multimillonarios para asegurar los derechos para streaming de clásicos como Friends, Big Band Theory o The Office.
Tres años ha necesitado Warner Bros. Discovery para darse cuenta de que esta manera de funcionar reduce de forma tan drástica la explotación económica que, sencillamente, no es rentable, por mucha fidelización y datos que proporcione.
Licenciar contenidos, además de ampliar la explotación económica de los títulos de catálogo que ya no generan dividendos dentro de la plataforma y permitir que nuevos espectadores entren en contacto con la oferta de la compañía, abre la puerta al aumento de los royalties en streaming, una de las principales reivindicaciones del sindicato de guionistas de EEUU, que lleva dos meses de huelga.
La medida, no obstante, no está exenta de riesgos. No hay que olvidar que llega después de que HBO desapareciese del branding de la plataforma. Que parte del contenido empiece a migrar temporalmente a otros canales de distribución podría erosionar todavía más la marca, abriendo una brecha en la armadura de prestigio que siempre ha acompañado a los contenidos de la célebre cadena.
El negocio del streaming está inmerso en una etapa de corrección que busca, por encima de todo, la rentabilidad, y parece haber consenso en que la explotación es infinitamente más rentable con un ventaneo inteligente que permita que el contenido amplíe su vida comercial y su notoriedad entre nuevas masas de espectadores mediante la distribución en otros canales.
La pregunta es si con un modelo de explotación en streaming cada vez más desnaturalizado a las compañías de medios tradicionales les compensará seguir luchando por hacerse un sitio en este mercado o si será mejor abandonar la primera línea de fuego y limitarse a explotar su contenido a través de intermediarios.
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