De un tiempo a esta parte, la inteligencia artificial se ha convertido en una gran aliada de la medicina. Herramientas de IA han conseguido predecir en 60 segundos el riesgo de tener un ataque al corazón, detectar el párkinson en los ojos varios años antes del diagnóstico clínico o contribuir al diagnóstico precoz del cáncer de mama en las zonas rurales.

Ahora, una nueva investigación, realizada por científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yonsei en la República de Corea y publicada en JAMA Network Open, sugiere que fotografiar la retina de los niños y analizarla con un modelo de aprendizaje profundo podría servir para detectar el autismo infantil y verificar su gravedad.

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Solamente la imagen de la retina bastaría para que la IA diagnostique este trastorno del desarrollo que afecta a la comunicación y a la interacción social, caracterizado por patrones de comportamiento restringidos, repetitivos y estereotipados. 

El ojo es una ventana al cerebro, mediante la interconexión del sistema nervioso central. Otros estudios previos relacionaron los cambios con los nervios de la retina con estructuras cerebrales alteradas, y de ahí con el Trastorno del Espectro Autista (TEA), recoge Science Alert.

Los cambios estructurales en la retina reflejan alteraciones cerebrales

Lo primero que hicieron los responsables de estudio fue entrenar al modelo con imágenes en las que se explicaba a la IA si la persona tenía autismo o no. Después de que el algoritmo de aprendizaje profundo fuese entrenado.

En el experimento posterior, el algoritmo tuvo que escanear las retinas de 958 niños y adolescentes de entre 4 y 18 años —con una edad promedio de 7,8 años, de los que la mitad tenían diagnóstico de autismo—. Consiguió una puntuación perfecta al identificar quienes tenían esta condición. La precisión fue menor para predecir la gravedad de los síntomas, con un acierto entre el 48% y el 66%. 

Además, los responsables creen que la herramienta puede funcionar incluso con niños más pequeños. "Las alteraciones de la retina en personas con TEA pueden manifestarse incluso antes de la maduración de la retina", detalla el artículo. 

Su descubrimiento abre las puertas a mejorar las evaluaciones y diagnósticos precoces a edades más tempranas, reduciendo también los tiempos de espera. "Las personas con TEA tienen cambios estructurales en la retina que potencialmente reflejan alteraciones cerebrales, incluidas anomalías de las vías visuales a través de conexiones embrionarias y anatómicas", refleja el artículo.

El año pasado, los mismos científicos también relacionaron la respuesta de la retina a la luz con casos de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y TEA. Teniendo en cuenta que se estima que una de cada 36 personas es autista, las fotografías de retina escaneadas con IA pueden abrir las puertas a mejorar la detección de este trastorno.