Esta mujer se sentía como una extraña en el trabajo: le diagnosticaron autismo a los 46 años.

Sofie Day

Sofie Day

  • Sofie Day empezó a sentirse fuera de lugar con sus compañeros cuando comenzó a trabajar a jornada completa en su empresa. 
  • 20 años más tarde y después de una lucha silenciosa, le diagnosticaron autismo a los 46 años.
  • El diagnóstico le ha ayudado a entenderse a sí misma con identificando los síntomas y a adaptar su trabajo a sus circunstancias. 

Cuando Sofie Day empezó a trabajar a jornada completa a los 20 años, empezó a notar que se sentía diferente de todos los que la rodeaban. 

Hasta entonces, nunca había tenido problemas sociales. Siempre había tenido una amiga íntima en la que confiar en cada colegio a los que había ido, prefería las interacciones cara a cara y no le gustaban las fiestas, pero nunca se había sentido sola o como una intrusa.

Su incorporación al mundo laboral cambió la situación. De repente, se sentía presionada para ir a las happy hours que organizaba la empresa. "Odiaba ir", apunta Day a Business Insider, que ahora tiene 49 años.

8 signos de autismo que a menudo se pasan por alto y que son más comunes en las mujeres, según los especialistas

Las interacciones cotidianas en el trabajo también le parecían difíciles. "No me daba cuenta de que la gente usaba el sarcasmo cuando hablaba conmigo", explica. "Daba las gracias a la gente por un cumplido que en realidad no era un cumplido, y entonces había risas".

Ocultar su malestar la llevó a un agotamiento extremo. "Estaba harta y agotada de sentirme siempre tan incomprendida y de las dificultades para entender lo que la gente en realidad estaba diciendo", asegura Day.

20 años después, en 2019, un amigo de Day le comentó que mostraba muchos de los mismos síntomas que su vecino autista. Day, explica que cuando su amigo le mencionó el caso de su vecino no sabía mucho sobre el autismo fuera de la película Rain Man, así que comenzó a investigarlo en internet.

Leyendo otras historias, se dio cuenta de que podía ser una de las muchas mujeres autistas que no son diagnosticadas hasta una edad más avanzada. Como Day, muchas de ellas fueron diagnosticadas a los 30 o 40 años debido al estigma, la falta de concienciación sobre el autismo y los diagnósticos erróneos de otras enfermedades.

"Pensaba que simplemente llevaba una vida diferente y difícil, y de repente me di cuenta de que no era la única en absoluto", afirma Day.

El diagnóstico le ayudó a entender los síntomas que había tenido durante toda su vida

A esta mujer le diagnosticaron autismo con 46 años después de sentirse toda su vida fuera de lugar.

Sophie Day

Day, que vive en el Reino Unido, comenta que su médico ha visto a muchos pacientes como ella ser diagnosticados de autismo más tarde.

Como muchas mujeres autistas, Day tenía síntomas sutiles que eran distintos de los que mucha gente considera síntomas tradicionales del autismo. Pero cuando llegaron los resultados oficiales, pudo reconocer los síntomas con los que había convivido toda su vida y todo cobró sentido.

Specialisterne - oficinas

En las fiestas, le encantaba bailar como mecanismo de supervivencia, porque así evitaba tener que hablar con la gente. En los grupos grandes, le estresaba saber cuándo hablar para no interrumpir a alguien. Tampoco le gustaba vocalizar cuando se sentía incómoda.

En el trabajo, Day odiaba tanto interrumpir sus rutinas laborales que seguía yendo a la oficina cuando estaba enferma. También llegaba muy temprano todos los días para poder sentarse en la misma mesa y evitar las aglomeraciones durante el trayecto.

Su diagnóstico de autismo también le ayudó a comprender sus problemas sensoriales con la comida desde que era niña. Day explica que sufría una fuerte aversión a la comida, un síntoma conocido del autismo que los médicos pasaron por alto cuando le diagnosticaron trastornos alimentarios en la adolescencia.

Hablar abiertamente de su diagnóstico mejoró su vida laboral

Esta mujer fue diagnosticada con autismo a los 46 años después de haberse sentido fuera de lugar toda su vida.

Sophie Day

Tener un diagnóstico formal animó a Day a hablar más abiertamente de sus necesidades en el trabajo y a solicitar adaptaciones que la ayudaran a sentirse más cómoda.

"Pude decir 'no me gusta sentarme en esta oficina tan grande' con mucha más convicción", afirma. "Así que estoy sentada en un despacho más pequeño en el piso de arriba, que antes nunca me habría atrevido a pedir".

Adoptó a su hijo con 9 años, un niño con autismo que no hablaba: ahora canta en un coro, terminó el instituto y prepara su formación laboral

Tiene una carta de su terapeuta en la que le pide que tenga el mismo escritorio todos los días, que puede entregar para evitar tener que dar explicaciones si alguien la reclama algo.

Day también se esfuerza por ajustar sus comportamientos. "Quiero mejorar mi capacidad de comunicación, no quiero molestar a la gente", comenta. Asegura que "el paraíso" sería no tener que hablar nunca por teléfono y escribir correos electrónicos muy detallados, su forma ideal de comunicarse.

"Pero entiendo que eso es una utopía para mí y no va a suceder", confiesa.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.