He pasado un año en la Estación Espacial Internacional y es una experiencia que aún me emociona: así era mi día a día

Stefano Montali,
 El astronauta Mark Vande Hei entrena para una caminata espacial en el Centro Espacial Johnson de la NASA en marzo de 2017.
El astronauta Mark Vande Hei entrena para una caminata espacial en el Centro Espacial Johnson de la NASA en marzo de 2017.

NASA

  • Mark T. Vande Hei, de 55 años de edad, es un astronauta de la NASA que pasó un año en el espacio orbitando la Tierra.
  • Regresó hace poco a la Tierra, tras un viaje que duró 355 días y en el que realizaba experimentos y caminatas espaciales: así era su día a día en la Estación Espacial Internacional.

Este artículo está basado en una conversación con Mark T. Vande Hei, astronauta de la NASA de 55 años. Ha sido editado para su extensión y claridad.

Antes de trabajar en la NASA, me gradué en un posgrado en física aplicada en Stanford y fui profesor de física en West Point. 

Un día, durante mi larga carrera en el Ejército de Estados Unidos, un astronauta senior acudió a una conferencia de Operaciones Espaciales del Ejército buscando de alguien que trabajara en la oficina de astronautas como parte de un acuerdo para ampliar la base de experiencia de los oficiales de operaciones espaciales del Ejército.

Completé mi formación para convertirme en astronauta de la NASA en 2011. En marzo regresé a la Tierra después de pasar 355 días en órbita a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI). Soy oficialmente el estadounidense que ha pasado más días consecutivos fuera de nuestro planeta.

Antes del lanzamiento, existía mucha incertidumbre sobre la duración del vuelo. Al principio me dijeron que podía durar 355 días, pero no se hizo oficial hasta aproximadamente la mitad del vuelo. 

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Como mi esposa y yo sabíamos que era una posibilidad, planeamos todo para estar ese tiempo fuera. Mi vuelo espacial previo había durado unos 6 meses, así que vi con este último un tipo de desafío único. 

El viaje hasta la EEI en la Soyuz fue sorprendentemente tranquilo. Aunque ver un lanzamiento desde tierra implica mucha luz y ruido, en la propia nave espacial pasas la velocidad del sonido tan rápido que dejas atrás todo eso. El sonido predominante era el del zumbido de las bombas para empujar el combustible por la parte trasera. 

Cuando llegas a la EEI por primera vez, te lleva tiempo adaptarte al hecho de que la habitación en la que te encuentras cae constantemente hacia la Tierra 

De izquierda a derecha: Vande Hei con Shane Kimbrough, Akihiko Hoshide y Megan McArthur posan con pimientos cultivados en el espacio por primera vez a bordo de la Estación Espacial Internacional.
De izquierda a derecha: Vande Hei con Shane Kimbrough, Akihiko Hoshide y Megan McArthur posan con pimientos cultivados en el espacio por primera vez a bordo de la Estación Espacial Internacional. NASA

Rápidamente te das cuenta de que en la Tierra hay muchas cosas que haces cada día que no requieren un esfuerzo consciente. Cuando estás en órbita, tienes que volver a aprender a hacerlas. 

Por ejemplo, si no prestas atención al procedimiento de cómo ir al baño, podrías terminar en una situación complicada. Cuando te sientes a usar tu ordenador portátil, es importante que siempre ancles los pies al piso de alguna manera, o de lo contrario terminarás flotando hacia el techo.

 

La EEI tiene aproximadamente el tamaño de una casa de 6 habitaciones, pero puedes pasar días sin ver a uno de tus 6 o 7 compañeros de habitación. Básicamente, la EEI se construyó por partes, y cada parte o módulo se puede aislar y cerrar en caso de emergencia. 

En este último vuelo, los rusos agregaron 2 nuevos módulos, por lo que la EEI ahora se parece más a una casa de 7 habitaciones. 

La mayoría de los días de la semana comienzan entre las 6 y las 7 de la mañana.

Vande Hei usa una maquinilla de afeitar eléctrica con una aspiradora que recoge el cabello que está cortando a su compañero astronauta de la NASA, Thomas Marshburn.
Vande Hei usa una maquinilla de afeitar eléctrica con una aspiradora que recoge el cabello que está cortando a su compañero astronauta de la NASA, Thomas Marshburn.NASA

Tenemos programado despertarnos y desayunar antes de la conferencia de planificación diaria de las 7:30 de la mañana. En estas sesiones, nos comunicamos con todos los equipos de control terrestre en Japón, Rusia, Europa y Estados Unidos. 

Durante el día, hay una hora para comer y 2 horas y media para hacer ejercicio —a bordo, tenemos una máquina de ejercicios de resistencia, una bicicleta estática y una cinta de correr—. Nuestros cuerpos se adaptan bien a la flotación, por lo que es importante hacer ejercicio para mantener nuestra fuerza y densidad ósea en un nivel saludable. 

Pasamos la mayor parte de nuestros días completando diferentes tareas que los equipos en la Tierra nos han asignado.  

En el horario de nuestro equipo, hay una fila con el nombre de cada astronauta y una línea horizontal que avanza lentamente a lo largo del día. Nos guía en lo que se supone que debemos estar trabajando y nos ayuda a mantener el rumbo. 

Mi parte favorita es el trabajo con los demás astronautas, pero a menudo tenemos tareas separadas. Si terminas tu propio trabajo, puedes ayudar a alguien más, lo cual siempre es bueno. 

Durante este último vuelo, ayudamos a realizar cientos de experimentos, ya sea detrás de los paneles o nosotros mismos 

Vande Hei realiza operaciones para el experimento de agricultura espacial Plant Habitat-5 que estudia la genética del algodón.
Vande Hei realiza operaciones para el experimento de agricultura espacial Plant Habitat-5 que estudia la genética del algodón.NASA

Veo mi papel más como técnico de laboratorio que como científico porque facilito el éxito de los experimentos más que tomar datos, analizarlos o escribir los informes.

Dentro del equipo a bordo, sorprendentemente hay pocos "especialistas". Con la extensión del vuelo, nos hemos dado cuenta de que ser generalista es importante porque, a menudo, el plan cambiará durante nuestra estancia. A menudo necesitas personas que puedan realizar una variedad de tareas de manera efectiva. 

Además de las reuniones, los experimentos y el mantenimiento de la estación, las caminatas espaciales ocupan el resto del día 

Vande Hei durante una caminata espacial para dar servicio a los componentes del brazo robótico Canadarm2.
Vande Hei durante una caminata espacial para dar servicio a los componentes del brazo robótico Canadarm2.NASA

Por ejemplo, hemos estado actualizando y agregando paneles solares, que se encuentran en el exterior de la EEI. La EEI funciona con energía solar, por lo que es importante que tengamos energía constante. Aunque no salí a dar una caminata espacial durante este último vuelo debido a un nervio pinzado en el cuello, lo hice en el pasado. 

Estar en el espacio es como una caída prolongada hacia el planeta, contigo y todo lo que te rodea cayendo al mismo ritmo, sin interferencias del viento. Eso es exactamente lo que es estar en órbita.

Durante la semana, la jornada laboral se alarga hasta las 19:15 aproximadamente, cuando finalizamos con otra reunión de planificación. 

Los fines de semana, por lo general, teníamos tiempo libre, además de aproximadamente 3 horas de limpieza de la casa. Me encanta decirles esto a los niños en la escuela

Todos los viernes o sábados teníamos una cena con todo el equipo y luego, los domingos, veíamos una película juntos. Cada semana, un astronauta diferente podía elegir la que quisiera: una de mis elecciones fue Yesterday, con todas las canciones de los Beatles. 

Vande Hei observa la Tierra desde el interior de la cúpula de 7 ventanas, la ventana de la Estación Espacial Internacional al mundo.
Vande Hei observa la Tierra desde el interior de la cúpula de 7 ventanas, la ventana de la Estación Espacial Internacional al mundo. NASA

Durante el vuelo, hablé con mi esposa todos los días y, por lo general, con mis hijos todos los fines de semana. También tuve que reconectarme con muchos parientes. Es una situación genial llamar a alguien y que se sorprendan del hecho de que estás hablando con ellos desde el espacio exterior. 

Además, comencé a meditar todos los días y, a menudo, lo hacía sentado en la ventana mirando el planeta Tierra. Todavía me emociono bastante pensando en todo ello. Realmente es una experiencia única. 

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