Los microplásticos que viajan por el aire contribuyen a la contaminación del mar en la misma medida que los ríos pero llegan a lugares más remotos, según un estudio

Una investigadora especializada en microplásticos mira a una muestra extraída del Mediterráneo
Una investigadora especializada en microplásticos mira a una muestra extraída del Mediterráneo
  • El viento está jugando un papel tan importante como los ríos en la contaminación marina por microplásticos.
  • Estas partículas, transportadas por el viento, están llegando incluso al Ártico, donde además de contaminar aceleran el proceso de deshielo, según una investigación publicada en la revista Nature Communications.
  • El desgaste de los neumáticos y las pastillas de freno dejan gran cantidad de microplásticos que van a parar a los ecosistemas acuáticos.
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Casi cada producto que consumimos hoy tiene partículas de plástico. Y los ríos arrastran grandes cantidades de microplásticos que derivan en contaminación en el mar. Pero parece que el viento está jugando un papel tan importante como los ríos en la contaminación marina. 

Un estudio desvela que el aire contribuye en la misma medida que los ríos a la contaminación de los océanos con microplásticos. Estas partículas, transportadas por el viento, están llegando incluso al Ártico, donde además de contaminar aceleran el proceso de deshielo, según una investigación publicada en la revista Nature Communications.

Los autores del estudio apuntan que se necesita más investigación para conocer las consecuencias de la contaminación por microplásticos. Para entender cómo se mueven estas partículas a través del aire, el equipo se centró en las carreteras. Y es que el desgaste de los neumáticos y las pastillas de freno dejan gran cantidad de estos materiales que van a parar a los ecosistemas acuáticos. De hecho, la abrasión de los neumáticos supone el 30% de las partículas de de estos elementos en los océanos.

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El estudio evidencia que el grueso de estos microplásticos proceden del este de Estados Unidos, el norte de Europa, las principales ciudades chinas y las regiones más densas de Oriente Medio y América Latina. Hasta 3 millones de toneladas de microplásticos proceden del desgaste de los neumáticos. Las partículas más grandes, de un quinto del diámetro de un cabello humano pueden flotar en el aire entre 5 y 11 días pero las más pequeñas puedes desplazarse por el viento durante más tiempo. 

Pero no todos los microplásticos acaban en el océano. El estudio descubrió que una parte de estas partículas terminan en el hielo y en el Ártico. La región, desde la década de los 90, se ha calentado a un ritmo que duplica la media mundial, lo que ha provocado una reducción de la capa de hielo. 

Si estudios previos muestran que las partículas de hollín que caen sobre la nieve podrían oscurecer la superficie y aumentar la energía térmica que absorbe el hielo, algo similar podría estar ocurriendo con los microplásicos que llegan al Ártico, es decir, contribuirían al deshielo.

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