He visitado un outlet que vende devoluciones de Amazon por 20 céntimos y me ha hecho replantearme mis hábitos de compra

Comprar en un outlet de devoluciones de tiendas como Amazon no es algo apto para tímidos ni para personas sin tiempo.

Los clientes tienen que estar dispuestos a pasarse un buen rato buscando entre montañas de artículos devueltos y excedentes. No es agradable, pero quienes estén dispuestos a arremangarse pueden encontrar ofertas de hasta 20 céntimos en todo tipo de artículos, desde electrónica hasta barritas energéticas, sin importar la fecha de caducidad.

Desgraciadamente, yo soy una compradora bastante tímida y no tengo mucho tiempo para vadear los cajones llenos de artículos. Después de dos viajes a mi tienda Where Ya Bin de Columbus (Ohio, Estados Unidos), he visto suficientes artículos devueltos de Amazon como para toda una vida. No volveré jamás.

Aun así, esos viajes han tenido un impacto a largo plazo para mí. Me han hecho replantearme mi arrogante filosofía de devoluciones, que he bautizado como "compras de captura y suelta".

Yo devuelvo mucho. Y no soy la única. La Federación Nacional de Minoristas de Estados Unidos calcula que los clientes devuelven casi el 18% de las compras por internet. El porcentaje es incluso mayor en España: una de cada cuatro compras por internet se devuelven.

Por diversas razones, los comercios establecen que algunas de estas devoluciones no pueden revenderse a los clientes. Así que venden palés a liquidadores y almacenes de residuos. (Amazon no quiso responder a preguntas concretas sobre su relación con los almacenes de residuos y por qué algunos productos acaban allí. La empresa nos remitió a un artículo de su blog sobre devoluciones).

"En general, la gente lo ama o lo odia", dice Jason Carrick, propietario de Where Ya Bin. No es una tienda para compradores que buscan un artículo concreto o tienen prisa", añade. "Hay que tener tiempo de sobra para comprar, es como una búsqueda del tesoro".

Sin embargo, las tiendas parecen tener bastantes fans. Varios webs que rastrean el crecimiento de estos outlets enumeran varios establecimientos en casi todos los estados de Estados Unidos. Las webs de noticias locales anuncian semanalmente la apertura de nuevas tiendas con reportajes sobre compradores impacientes haciendo cola para entrar. Muchas de las tiendas son independientes, pero algunas, como Where Ya Bin, forman parte de una cadena en plena fase de expansión. Where Ya Bin tiene ocho establecimientos en Ohio, Florida, Carolina del Sur y Carolina del Norte.

Carrick atribuye la creciente popularidad de estos outlets a estas ofertas.

"Hemos tenido clientes que han encontrado artículos que costaban hasta 3.500 dólares. Es una forma divertida de comprar en la que el cliente básicamente fija el precio", afirma. "Si cree que el artículo no vale 14 dólares, espera y vuelve el día que está a 3 o 1 euros".

Qué esperar si se compra en un outlet

Visité una tienda Where Ya Bin en Columbus (Ohio, Estados Unidos) un sábado y un miércoles del pasado mes de diciembre.

La tienda estaba situada en un gran almacén abierto con contenedores azules poco profundos alineados en hileras. La tienda y la caja estaban atendidas por un puñado de empleados y solo aceptaban dinero en efectivo.

Los contenedores estaban llenos de una mezcla aleatoria de productos sueltos y en cajas. Vi auriculares, peluches, un jersey aparentemente usado que apestaba a perfume y un montón de artículos de temporada, como decoración de Halloween y Acción de Gracias.

Pude escanear los códigos de barras de los productos con mi app de Amazon para hacerme una idea de su valor.

La tienda exhibía una larga lista de normas de compra, incluida una que aconsejaba: "No toque nada". Durante mi visita, los clientes se portaron civilizadamente, aunque vi a algunos empleados recordando con insistencia a ciertos compradores que no podían abrir las cajas por su cuenta.

Los clientes solo pueden abrir las cajas en determinados días con la ayuda de un empleado. Carrick explica que anima a los clientes a "aprovechar la zona de apertura y comprobación para asegurarse de que el artículo es de la calidad esperada y tiene todas las piezas".

Cuando visité la tienda el miércoles, los clientes ya no podían abrir las cajas. No obstante, pude comprobar que muchos artículos ya habían sido abiertos.

Comprar en outlet puede ser engorroso y un poco deprimente

Mientras rebuscaba entre los contenedores, noté la suciedad que se me adhería a las manos. Me di cuenta de que algunos de los compradores habituales llevaban guantes.

Había unas cuantos contenedores en los que se vendían libros y calendarios "hasta 10 por 3 dólares". Como escritora, esa caja me pareció especialmente triste.

Por ahí vi docenas de libros de la influencer Charli D'Amelio, que Amazon había puesto a 23 dólares. También vi la Biblia. 

Algunos artículos iban a ser muy difíciles de vender

Hasta el mayor fan de Kamala Harris pasaría de su calendario de 2021, que estaba a la venta en Where Ya Bin. También vi bastante comida caducada, como batidos y barritas de proteínas.

Pero Hightower asegura que la mayoría de los artículos se venden. "Para sorpresa de muchos, normalmente no nos quedan muchos productos al final de nuestro jueves de 0,25 dólares, que es el último día de nuestra escala de precios descendente", dice.

"Una vez que nuestras tiendas cierran los jueves, nuestro personal clasifica los productos que quedan en los contenedores para determinar qué se puede recuperar y qué se puede tirar a la basura", explica. Los productos rescatables se separan y a veces se utilizan para cajas misteriosas dentro de nuestras tiendas o se donan a organizaciones benéficas locales de la comunidad".

A pesar de mis reparos, compré algunos artículos y me di cuenta de las ventajas de comprar en un outlet

En mi primera visita, cuando los artículos costaban 10 euros, llevé a mi hija de cinco años conmigo para que me acompañara. No cometas mi error. Te recomiendo encarecidamente que, si puedes, dejes a los niños pequeños alejados de tus compras en este tipo de outlets. Mi hija no podía ayudarme a cargar con los artículos y, dada su edad, no tenía ni idea de si algo valía más o menos de 10 euros.

Empecé a plantearme cuál era el valor real de cada producto. Si Amazon consideraba que esencialmente no valían nada, ¿por qué podían tener valor para mí?

A pesar de mis preguntas existenciales sobre el consumismo, compramos algunos artículos, como un juego de mesa, un vestido de Frozen y un enorme paquete de cartulinas. Todos parecían valer más de 10 euros, pero en el fondo, ninguno era realmente necesario. También compramos un paquete de cinco cepillos de dientes Oral-B. Esos sí que los necesitábamos. De hecho, encontramos un producto similar en internet por unos 30 euros.

Aunque la compra en outlets no es para mí, Hightower me convenció de sus ventajas.

"Las empresas fabricantes de todo el mundo siguen produciendo en exceso, y los distribuidores y minoristas acaban teniendo lo que a mí me gusta llamar 'SLOB': existencias obsoletas de lento movimiento que se quedan en sus libros contables. Si este producto no se recicla y se devuelve a la economía, acabará en los vertederos o en cualquier otro sitio… Y, de todas formas, ¿A quién no le encantan los chollos?".